Después del dolor de quedarse a las puertas del ascenso, San Martín de Tucumán sabía que su próximo desafío en la Isla Maciel contra San Telmo debía ser un partido sin margen de error. Si bien el equipo de Diego Flores no mostró su mejor versión en algunos momentos, logró un triunfo esperanzador de 2 a 1 que abre el panorama de cara a la revancha. Lo más importante de esta victoria fue la recuperación de aquellos atributos que, tras la fatídica jornada en el “Gigante de Arroyito”, parecían haberse desvanecido.
El “Santo” tenía por delante “la final después de la final” enfrentándose al mejor equipo de la zona B, una tarea desafiante que requería redimirse de lo ocurrido en Rosario. En este tipo de partidos, las decisiones tácticas son cruciales para definir el resultado, y Flores lo sabía. Por eso, optó por regresar al tándem de Matías Ignacio García y Gustavo Abregú en el mediocampo, un doble “5” que tanto rendimiento le había dado en la temporada. A esa combinación, agregó el dinamismo y la sorpresa de Juan Cuevas, quien parece estar recobrando su mejor forma.
A pesar de los esfuerzos de San Martín, San Telmo, alentado por su gente, mostró resistencia y generó las ocasiones más peligrosas en la primera mitad. Diego Diellos, con un potente remate de media vuelta, e Iñaki Larthirigoyen, con un disparo rasante, probaron la seguridad de Darío Sand, quien cumplió una actuación destacada bajo los tres palos.
El segundo tiempo fue dominado en gran parte por San Martín, que mantuvo el ritmo y buscó romper el cero. Con la necesidad de ganarlo, Cuevas y Junior Arias provocaron un rebote en la defensa rival, y allí apareció el arma letal del equipo: la pelota parada. Pablo Hernández, quien había ganado la titularidad en el último entrenamiento, marcó un gol de cabeza, dándole un empuje anímico al equipo y sellando su compromiso con un beso a la camiseta en un momento de máxima tensión.
Con el partido inclinado a favor del “Santo” y con la necesidad de asegurar el resultado, Diego Flores confió en la experiencia de Gonzalo Rodríguez, quien, tras una salida precisa de Cuevas, armó un contraataque veloz. La jugada culminó en una asistencia a Lautaro Fedele, que no dudó y amplió la ventaja a 2-0. A pesar de las protestas de los hinchas de San Telmo por una supuesta posición adelantada, el tanto fue convalidado y San Martín celebró el esfuerzo.
Cuando parecía que la diferencia estaba asegurada, un golazo de Franco Tisera puso el 2-1 y generó algunos nervios en el cierre. Sin embargo, en el plantel de San Martín, las lágrimas de desilusión que se habían visto en Rosario se transformaron en sonrisas llenas de esperanza. Mientras que los fanáticos de San Telmo expresaron su enojo con cánticos contra Claudio Tapia, el “Santo” festejó una victoria que, más allá del marcador, representa un resurgir en el momento más necesario.