Los cuerpos de agua siempre generan un ambiente refrescante y relajante. En ese sentido, los espejos de agua de color turquesa guardan una característica extra que, además, los hace destacar por su imponente presencia. Es el caso del maravilloso arroyo turquesa cuyas aguas brotan de las rocas de montaña. Para llegar a él, hay que hacer un difícil recorrido en el que se combinan vehículos y caminatas de hasta siete horas.
Se trata del Arroyo Turquesa, un hilo de agua que desciende desde el Cerro Mercedario, en San Juan, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Ubicado en el departamento de Calingasta, al centro-oeste de la provincia, se extiende por aproximadamente 250 metros de largo y se origina en los glaciares de la parte más alta de la Cordillera.
Cómo llegar al Arroyo Turquesa
Para llegar hasta la localidad de Berreal, en Calingasta, se deben cruzar dos ríos: primero, el río Los Patos y, luego, el río Blanco. La siguiente parada es la Laguna Blanca. Pero, como llegar hasta el lugar no es tarea simple, hay guías que organizan expediciones para llevar a los visitantes a observar el fantástico arroyo.
Son alrededor de 70 kilómetros de recorrido de montaña desde Barreal hasta el refugio que está en Laguna Blanca. Luego, se debe hacer una caminata de alrededor de 8 kilómetros hasta el inicio del arroyo. El trekking posee una dificultad técnica baja ya que la caminata es por sendero. Pero se recomienda tener un buen estado físico para resistir la exigencia propia de la altura del terreno.
Las horas de caminata ameritan llevar protección para el sol, sombreros o gorras y lentes oscuros. El sol pega de lleno en la montaña y refleja sobre los caminantes. También es necesario cargar agua y algún refrigerio liviano para hacer un picnic y recargar energías antes de continuar.
Arriba, ya a 3.800 metros sobre el nivel del mar, el arroyo turquesa tiene un color imponente que destaca más o menos según las condiciones climáticas del día. El tono azulado es producto de las aguas de vertiente que pasan por sobre una veta de cobre y termina por oxidar las piedras que toca depositando los sedimentos que recoge del cobre.