La comezón del primer año
La comezón del primer año

Entre los oficialistas tucumanos hay una pregunta que se repite con regularidad desde que asumió Osvaldo Jaldo: ¿Por dónde vendrá el tiro? El gobernador dio muestras en este primer año de gestión de que su conducción es puramente unipersonal y de que el disciplinamiento es la base de su filosofía política. Así, en estos 12 meses los peronistas locales se acostumbraron a vivir agazapados, a la espera de una guerra que está latente pero que nunca comienza.

Tensionados e intranquilos, otras veces asombrados y anonadados. Con el temor a la persecución de la Casa de Gobierno y a sufrir represalias, legisladores, intendentes, concejales y comisionados rurales, e incluso dirigentes empresariales, sociales y sindicales, aprendieron a hablar en voz baja. Los episodios y anécdotas se multiplican en situaciones y escenarios insólitos y hasta inapropiados.

Esta semana, por ejemplo, la inauguración de una línea de producción en la planta de Quilmes en Acheral cobijó picos de tensión e incomodidad dentro del oficialismo. Ese día confluyeron legisladores con el Gobernador, además de intendentes y funcionarios. Todos comentaban allí acerca de la reunión que luego se haría en Monteros, con la excusa de conmemorar el primer aniversario de la gestión y a la que habían sido invitados los jefes municipales oficialistas y el equipo gubernamental. Lo inentendible es que entre quienes no sabían nada de ese evento estaba el vicegobernador Miguel Acevedo, que acompañaba a Jaldo en la recorrida por la planta industrial. Con desesperación, según cuentan legisladores que estuvieron en ese momento, el ministro del Interior, Darío Monteros, comenzó a insistir con llamados para que el presidente de la Cámara asistiera al almuerzo, evidentemente preocupado por el detalle pasado por alto. Acevedo finalmente fue parte del mitin, haciendo caso a la sugerencia de los parlamentarios que estaban allí con él.  

La duda que todos se hacen desde entonces es si se trató de un descuido protocolar o de una travesura política. En particular, porque en el salón se había dispuesto un cartelito con el lugar asignado para el vicegobernador. Algo similar aconteció con la intendenta de la Capital, Rossana Chahla, quien no tuvo reparos en decir que “no va a donde no es invitada”. Curiosamente, hay intendentes que recuerdan haber visto un papel con su nombre en la ubicación que le tenían asignada en Monteros. Otra vez, la pregunta: ¿qué hay por detrás?

No es la primera vez que el vicegobernador y la jefa municipal sienten, y así lo dejan trascender entre sus más cercanos, que hay una mano negra desde la Casa de Gobierno. Y el despacho apuntado por ser la chimenea de la que emanan las fechorías es el Ministerio del Interior. Entonces, el misterio que se proponen descifrar es si Jaldo está al tanto de cada una de las tropelías de las que dicen haber sido víctimas. Por supuesto, como las personalidades son diferentes, las respuestas también lo son. Acevedo es una persona mucho más protocolar y conciliadora. Chahla, en cambio, se muestra más temperamental y disruptiva desde sus formas de entender la política. El vicegobernador replica con sutilezas, como cuando organizó las primeras reuniones por la reforma electoral en ausencia de su compañero de fórmula. O el jueves, cuando dio vía libre para que la Legislatura aprobara en el recinto una resolución de repudio a los dichos de Javier Milei contra el ex presidente Raúl Alfonsín. Puede parecer algo menor, pero coloca a Jaldo en una posición de incomodidad producto de su cercanía con el Presidente de la Nación. La intendenta, en tanto, apela a otra estrategia. En más de una ocasión llamó por teléfono al mandatario para demandar a los funcionarios provinciales vinculados históricamente con el manejo del Consorcio Metropolitano para la Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos.

Con estos antecedentes, ¿el café que compartieron durante una hora el jueves habrá sido sólo para hablar de inversiones conjuntas en provisión de gas natural y de la refacción en la Terminal de Ómnibus? Cuesta quedarse con eso. En particular, porque hay una seguidilla de situaciones que en la Municipalidad no pasaron desapercibidas. Por ejemplo, que el gobernador haya superpuesto su conferencia de prensa de balance de gestión con el acto en el Teatro Rosita Ávila que había preparado la intendenta con antelación. Hay otros hechos llamativos; como el faltazo de funcionarios o representantes provinciales a la inauguración de la Sala Rosa de la Asistencia Pública Municipal. También, la ausencia de comisionadas rurales el martes en una charla sobre ciudades inteligentes que había organizado la Intendencia capitalina y para la cual se habían cursado todas las invitaciones. Al final, la imagen de Chahla junto a los intendentes opositores Paula Quiles (Bella Vista), Alejandro Molinuevo (Concepción) y Pablo Macchiarola (Yerba Buena) fue elocuente. Por el oficialismo sólo concurrió la taficeña Alejandra Rodríguez, que a veces actúa con cierto margen de independencia de la Casa de Gobierno y no proviene del peronismo jaldista.

La reiteración de trapisondas tiene como trasfondo las elecciones de 2027 que, aunque suenan lejanas, ya son un tema de conversación dentro del oficialismo. “Si (Jaldo) puede ser reelecto, vamos por la reelección. Yo voy acompañar, yo voy a estar siempre”, dijo esta semana a LG Play el vicegobernador. La frase sintetiza el porqué de los bombardeos de un sector de la Casa de Gobierno; la intención es que se utilicen todas las herramientas al alcance para que el camino de los eventuales rivales esté lleno de baches. Incluso, con ingenierías institucionales.

Excedentes financieros

Es el caso del artículo 20 que incluyó el Poder Ejecutivo en el proyecto de Presupuesto para el año entrante. De prosperar ese texto tal cual salió de 25 de Mayo y San Martín, la Justicia, la Legislatura y el Tribunal de Cuentas no podrían quedarse con los excedentes financieros de sus presupuestos anuales. Se trata de fondos millonarios que año tras año les “sobran” y quedan sin ejecutar, y que se depositan en cuentas específicas. Esos “ahorros” permitieron, por ejemplo, que el Poder Legislativo costeara el Boleto Estudiantil Gratuito para el Interior cuando Jaldo era vicegobernador. Esta medida dispuesta por “El Comisario” había surgido como una forma de contrarrestar el pasaje gratis para alumnos de la Capital que había lanzado el entonces opositor Germán Alfaro. El texto propuesto por el gobernador determina que si hay saldos sin ejecutar en cada uno de los poderes del Estado, estos deberán ser asignados en el presupuesto del año siguiente. En un contexto de crisis económica como el actual, la idea suena oportuna, aunque en clave política encierra un “manotazo” de la Casa de Gobierno para limitar el margen de acción y de libertad de los otros popes estatales. Por lo pronto, el artículo en cuestión fue marcado con resaltador en el Poder Legislativo. Para tranquilizar a los alterados parlamentarios, Acevedo aclaró que el proyecto de Presupuesto remitido por Jaldo no tendrá un trámite exprés, sino que probablemente sea llevado al recinto en la primera quincena de diciembre.

Mientras aplica el látigo para calmar las rebeliones locales, el Gobernador mira de reojo la interna en el peronismo nacional, en donde quedó expuesto. Para enfrentarse al senador Juan Manzur jugó públicamente con el riojano Ricardo Quintela, cuya lista quedó fuera de carrera. Esto permitiría pensar en las eventuales consecuencias que puede tener para su conducción política la inminente asunción de Cristina Fernández de Kirchner como titular del PJ. En el kirchnerismo tucumano entienden que la presidenta elegirá este distrito como uno de los primeros destinos para visitar y cuestionar el ajuste de Milei, aprovechando la cercanía de Jaldo con el jefe de Estado libertario. Es que con la irrupción de Cristina, también el jaldismo debería estar atento y preguntarse por dónde y cuándo vendrá el tiro.

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