Durante el fin de semana se estima que más de 20.000 tucumanos llegarán a Rosario desde diferentes puntos del país, para asistir este domingo a la final entre San Martín y Aldosivi. Si bien es cierto que el grueso del público “santo” llegará horas antes del partido, programado en el "Gigante de Arroyito", muchos otros fanáticos lo harán a lo largo de este sábado, a una ciudad que ofrece una enorme oferta para quienes buscan, además de acompañar a sus colores, hacer turismo.
Con más de 15 kilómetros de costa, se puede decir que Rosario es una ciudad que mira hacia el río Paraná, desde el Monumento a la Bandera, pasando por Parque España y siguiendo por Puerto Norte, el mismo estadio de Rosario Central y la Rambla de Catalunya. La costanera está incorporada a la vida de los rosarinos y es un clásico para los visitantes.
Dependiendo del plan de viaje y del tiempo de estadía, los hinchas tucumanos podrán aprovechar de recorridos variados dentro de la ciudad, teniendo a mano el pronóstico, que anticipa para este sábado una jornada lluviosa y con un drástico descenso de la temperatura.
La costanera rosarina
Tomando como referencia el puente que une Rosario con Victoria, en Entre Ríos, a lo largo de la avenida Eudoro Carrasco se pueden disfrutar de una oferta gastronómica que incluye una serie de restaurantes, en donde, además de las pastas y parrilladas, se especializan en pescados y mariscos, siendo la boga y el pacú dos de los platos estrellas.
A pocas cuadras del puente, el balneario La Florida ofrece una experiencia de playa, a orillas del Paraná, que incluye una zona para bañarse, además de las comodidades de un parador playero: bares, sombrillas y reposeras. Pero si el presupuesto no contempla gastos extras, la Rambla de Catalunya es un espacio público que permite un paseo junto al río, que los rosarinos visitan a diario para asolarse y hacer actividad física.
Otro de los puntos de interés de cara al Paraná es estatua del Barquito de Papel, una escultura diseñada por dos arquitectos rosarinos que se convirtió en el símbolo de Puerto Norte, una zona residencial con imponentes edificios de oficinas, que miran hacia Entre Ríos.
Ya dentro de la ciudad y más próximo al microcentro, la costanera suma largas cuadras de caminería de cemento, ideales para recorridos en bicicleta, patines o, simplemente, una caminata que puede incluir el Parque España, un centro cultural con enormes escalera que lo atraviesan por arriba y que termina con un anfiteatro a cielo abierto, con dimensiones parecidas a las que los tucumanos tenemos en El Cadillal.
Un programa para toda la familia
Como serán muchos los tucumanos que arribarán a la ciudad en un plan familiar, encontrar un espacio para disfrutar con los más pequeños no será un problema en Rosario, que cuenta con un programa conocido como el Tríptico de la Infancia, compuesto por tres espacios gestionados por el municipio.
El más céntrico es La Isla de los Inventos, un espacio lúdico instalado en un viejo edificio del ferrocarril, que ofrece una experiencia de entretenimientos y juegos, acompañados por guías durante el recorrido, que dura poco más de una hora.
Casi en el medio de la ciudad, dentro del Parque de la Independencia, funciona el Jardín de los Niños, un predio de 35.000 m2, con juegos sensoriales, un territorio de los inventos y de las innovaciones. Además cuenta con espacios para poner a prueba las destrezas físicas y una tirolesa que invita a volar desde una torre de más de 25 metros.
El Tríptico de las Infancias se completa con La Granja, un predio de cinco hectáreas emplazado a unos 10 kilómetros al oeste de la ciudad, cruzando la avenida de circunvalación. Ahí se puede disfrutar de lagunas artificiales, el contacto con animales, un vivero, un jardín de mariposas y hasta una huerta orgánica.
Siguiendo con las propuestas familiares, el Acuario del Paraná es otro de los planes imperdibles, a pocas cuadras del "Gigante de Arroyito". Este centro tecnológico cuenta con un parque autóctono, un puerto de pescadores, un laboratorio de biotecnología acuática y una salada de acuario imponente.
En el otro extremo de la ciudad, uno de los puntos ineludibles es una visita al monumento a la Bandera, un ícono rosarino, inaugurado hace casi 70 años para conmemorar al primer lugar en donde Manuel Belgrano hizo flamear la enseña patria. La torre de 70 metros tiene un mirador que ofrece vistas únicas del Paraná.
Gastronomía para todos los gustos
Las opciones de la gastronomía rosarina no se reducen a los “Carlitos” y a los pescados de río, aunque nadie puede negar que sean algunos de los emblemas, como los carritos y bares ubicados a lo largo de la costanera.
Dentro de la ciudad la oferta es tan variada como los precios de los menúes ejecutivos, que van desde los $ 6.000 hasta los $ 25.000, en promedio por plato. Las milanesas y las pastas suelen ser una fija, aunque los sánguches y las pizzas también aparecen en la mayoría de las pizarras.
El Mercado del Patio, frente a la terminal de ómnibus, es otro de los espacios para recorrer y degustar. Cuenta con locales para comprar carnes, pescados, fiambres, además de comida elaborada y tomar cervezas y cócteles.
Para cerrar la jornada, el boulevar Oroño, que recorre la ciudad de norte a sur y, de alguna manera, delimita el microcentro, es otro de los puntos de atracción, sobre todo por la noche. Con bares y restaurantes, la zona cambia su fisonomía y muestra alguna de las luces que tiene Rosario para ofrecer a sus visitantes.