La chocotorta en Argentina parece haber dividido las aguas: los que la veneran y los que la detestan. Los que la consideran parte de la gastronomía argentina y los que las desestiman hasta como torta. En el segundo grupo se encuentran el reconocido chef pâtissier Osvaldo Gross y desde esta semana, también Paulina Cocina. La opinión de ambos abrió la polémica y en Tucumán, distintos especialistas opinaron sobre el tema.
“No me banco que sea emblema de algo, una cosa que tiene galletitas. Chicos, por favor, cocinemos”, exclamó quien es hoy una de las influencers gastronómicas del momento. “Esta generación que su torta de cumpleaños es una que tiene galletita y dulce de leche con queso. Se los pido, aprendan a hacer una torta”, cuestionó en el canal de streaming Gelatina.
Sus comentarios desataron una ola de opiniones en redes sociales, con una gran mayoría de fanáticos de la chocotorta que remarcaron, que además de ser sencilla y no necesitar de horno, es disfrutada por grandes y chicos.
Puntos de vista
En 1982 la publicista Marité Mabragaña llevó a dos de sus clientes una torta en la que combinó sus ingredientes favoritos: chocolinas mojadas en oporto y dulce de leche con queso crema. Quienes recibieron los postres fueron la empresa Bagley, dueña de las Chocolinas; y Mendizábal, fabricante del queso crema Mendicrim. Así se les ocurrió promocionar ambos productos a través de la dulce creación de la mujer y la publicidad televisiva fue un éxito.
“La crítica que se le hace a la chocotorta es que no tiene una elaboración desde cero. Pero el postre más famoso del mundo es el tiramisú que se hace a partir de vainillas que ya están hechas, entonces no veo mucho sentido al cuestionamiento”, afirmó Lito Socolsky, pastelero con años de trayectoria y dueño de la pastelería “África”.
Socolsky no tiene las mismas dudas que algunos de sus colegas, y destacó que “por razones logísticas es absolutamente argentina. “La galletita con la que se hace es nuestra. Y yo he estado en otros lugares del mundo, he tenido mi restaurante en España, y no había una galleta que se pareciera porque ninguna servía para hacer la chocotorta porque se desmoronaban o se deshacían”, señaló. A su vez, sumó a la torta rogel, la imperial y el pastel de novio como otras creaciones 100% “argentas”.
El pastelero, también comentó que en su negocio siempre buscan innovación. “Nuestros clientes llegan y preguntan por lo nuevo pero terminan llevándose una chocotorta”, puntualizó.
En el mismo sentido, la pastelera Paula Capuano, que en su emprendimiento cuenta con más de 15.000 seguidores, sumó: “me parece un invento fantástico para madres prácticas que no tienen tiempo de elaborar algo complejo”.
Ella considera a las tortas como postres, por lo que no hace esa diferencia que otros en su rama distinguen. Aunque sí entiende las objeciones de Osvaldo y Paulina. “En pastelería se suele bajar mucho la categoría a aquellas preparaciones que no tienen un proceso de elaboración desde la base, y en este caso hablamos de una mezcla que no lleva más de cuatro ingredientes”, reflexionó.
La más vendida
“Soy como Paulina”, confesó entre risas la pastelera Carolina Gilabert. “Yo odio la chocotorta pero es lo que más vendo”, reveló. “Es comprensible que le guste a los chicos porque es bien dulce y tiene chocolate, pero para mí no es una torta y menos de cumpleaños”, dijo sin dejar de mencionar que es una de las que más eligen para esta clase de festejos.
“Uno no le puede poner su impronta como a un bizcochuelo, al que le podés agregar por ejemplo ralladura de limón para que sea distinto”, argumentó y dejó en claro que aunque sus clientes la amen, ella prefiere las tortas más elaboradas.
Quien podría opinar parecido a Carolina, es el gerente de la pastelería creativa Pannico, Joaquín Olmedo, que en la carta gourmet de su emprendimiento no tiene chocotortas, sino delicias panaderas sin harina. Pero a él las chocotortas le encantan.
Olmedo es fanático de los sabores sofisticados que ya ofrece en su negocio, aunque también de la simpleza y el sabor de la chocotorta. “Incluso suelo pedirla para mi cumpleaños”, declaró.
Por últmo, Andrea Luna Ladetto, profesora de la carrera de pastelería profesional de la Escuela Patagónica, precisó que la sencillez de la receta y su flexibilidad está detrás del éxito de este postre. Cabe destacar que no tan solo se vende como un postre en bandeja o una torta, sino también en pequeños vasitos como “shots” para sacar un antojo rápido.
“Creo que es muy aceptada por la simpleza y la buena combinación que tienen las galletas de chocolate y el dulce de leche que no es tan empalagoso por estar combinado con el queso crema”, mencionó Andrea.
La pastelera la definió como “un manjar”, que también se puede preparar de diferentes formas.
Por ejemplo, Socolsky detalló que en su negocio las galletitas no son empapadas en leche sino en café con un chorrito de oporto. Capuano, indicó que usa la receta tradicional pero con crema de leche, como la mayoría de los entrevistados.
“Con queso su sabor se vuelve más ácido y en Tucumán preferimos la dulzura. En Buenos Aires, por ejemplo, se utiliza comúnmente queso crema y esa es uno de los variantes que se encuentra si se recorre el país”, concluyó por su parte Gilabert.
Formas de prepararla: ingredientes para todos los gustos
La receta original que hacía su creadora Marité Mabragaña llevaba oporto, aunque para hacerla más amigable al público infantil lo habían reemplazado con almíbar.
Sin embargo, con el tiempo surgieron variantes de todo tipo: algunos mojan las galletitas en café, otros en leche chocolatada e incluso varios se le animan a algún licor más potente.
“Está hecha con tres ingredientes argentinos: galletitas de chocolate, dulce de leche y queso crema”, contaron en la publicación de TasteAtal al elegirla como el mejor postre del mundo en 2020.
“Las galletitas se ablandan con leche y se apilan en capas con una combinación de queso crema y dulce de leche. Las formas pueden variar y las galletitas pueden remojarse en leche chocolatada, café o licor de café”, detallaron.