WASHINGTON, Estados Unidos.- Con un llamado a los estadounidenses a recuperar el optimismo, Kamala Harris dio un discurso en el lugar donde Donald Trump arengó a sus simpatizantes antes de que atacaran el Capitolio el 6 de enero de 2021.
Cuando entró en campaña a raíz de la retirada del presidente Joe Biden la vicepresidenta pisó fuerte el acelerador, lo que permitió al partido levantar el ánimo y tomar la delantera en los sondeos nacionales, pero con el paso de los días la ventaja se ha achicado.
Ahora, ambos candidatos están igualados en los sondeos, con un empate técnico en los siete estados clave que decidirán el resultado de las elecciones.
El lugar del “alegato final” de la ex fiscal de 60 años, a dos pasos de la Casa Blanca, no ha sido elegido al azar. Allí fue donde el ex presidente Trump arengó a sus partidarios congregados para denunciar un supuesto fraude en las elecciones de noviembre de 2020 y, con las palabras “peleen hasta la muerte”, los instigó a atacar la sede del Congreso, donde estaban reunidos los legisladores para certificar la victoria de Biden. Al menos, eso es lo que piensa la Fiscalía que lo acusa de haber intentado una sedición.
Se esperaba que más de 40.000 personas asistieran al acto (un gran número para Estados Unidos) y que Harris se presente como el cambio generacional frente a su rival de casi 80 años.
Enemigos versus tareas
La que podría convertirse en la primera mujer negra presidenta de Estados Unidos distingue entre “dos enfoques” de país. Mientras que Trump está enfocado en su “lista de enemigos”, ella se aboca a la “lista de tareas”.
Trump, que se presenta por tercera vez a las elecciones presidenciales, se preparaba para dar un discurso en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida y después para ir a Allentown, en Pensilvania, quizás el más importante de los siete estados clave que decidirán quién es el próximo inquilino de la Casa Blanca.
El lunes, en un acto en Georgia, se defendió de quienes lo acusan de querer convertirse en un líder autoritario. “La nueva línea de Kamala y su campaña es que todos los que no votan por ella son nazis. Somos nazis”, afirmó ante una muchedumbre enfervorizada en Atlanta. Trump contó que su padre solía decirle que no usara nunca la palabra nazi ni Hitler y criticó a los demócratas por utilizar ambas. “Él es Hitler y luego dicen él es un nazi. Yo no soy un nazi, soy lo opuesto a un nazi”, afirmó. Hace unos días su ex jefe de gabinete en la Casa Blanca, John Kelly, declaró al “New York Times” que Trump encaja en la definición de fascista y que le dijo que Adolf Hitler “también hizo algunas cosas buenas”. Harris ha dado crédito a las declaraciones de Kelly, un ex general de los Marines, y acusa a Trump de admirar a dictadores. El temor a que se repita el caos de hace cuatro años pesa mucho en las elecciones de este año. Según un sondeo de la cadena CNN, sólo 30% de los estadounidenses cree que Trump admitiría su derrota en estas elecciones.