El ictus es una enfermedad ocasionada por un trastorno brusco de la circulación cerebral y que compromete la llegada de oxígeno y glucosa a una región del cerebro, causando la pérdida de su función. Esta patología, que es una de las principales causas de muerte del mundo, puede provocar la muerte o dejar graves secuelas.
Uno de los temas que más preocupan a los expertos es el gran desconocimiento público que existe de esta afección, un problema que afecta al diagnóstico del paciente, pues en el caso de los ictus cada segundo es fundamental si queremos evitar que el cerebro sufra daños graves e irreversibles.
Alerta por el aumento de casos de Ictus en personas jóvenes
Recientemente un estudio publicado en "The Lancet Neurology" revelaba que estaban aumentando los ictus en los adultos más jóvenes, sobre todo entre menores de 55 años. A nivel internacional se habla de un aumento del 25% en los últimos años entre personas de 20 a 64 años.
"En los últimos 20 años, sobre todo en los últimos 10, hemos observado más casos en pacientes más jóvenes debido a un aumento de la obesidad, la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto y por el consumo de tabaco (baja, pero aumenta en mujeres). Eso hace que lo que antes veíamos en mayores lo veamos ahora en pacientes de menor edad", explica el doctor Francisco Moniche, jefe de la sección de Neurología del Hospital Universitario Virgen del Rocío de España.
Los síntomas de un Ictus
Aproximadamente un 30% de los pacientes pueden tener síntomas previos, de aviso, de escasa duración, llamados "ataques isquémicos transitorios". Es importante su identificación, ya que puede evitar un infarto cerebral posterior.
Los síntomas más habituales son:
- Pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo (cara, brazo y pierna del mismo lado).
- Dificultad para hablar.
- Pérdida de sensibilidad u hormigueos en la mitad del cuerpo.
- Pérdida súbita de visión en un ojo.
- Dolor de cabeza muy intenso distinto del habitual.