La pulsera roja en la muñeca o tobillo es uno de los símbolos de protección más utilizados en todo el mundo. Ésta debe ser colocada mediante un ritual de palabras u oraciones, pero cuando se rompe surge la duda si se trata de una buena o mala señal.
El color rojo es considerado poderoso contra la envidia y el mal de ojo en muchas culturas, debido a su fuerte simbolismo y presencia visual. Estas son algunas de las razones detrás de esta creencia:
- Simbolismo de protección: en culturas antiguas, el rojo estaba asociado con la fuerza y la protección. Por ejemplo, en el Antiguo Egipto y en culturas orientales, el rojo se usaba en amuletos para defenderse de las energías negativas y para atraer buena fortuna.
- Atenúa el mal de ojo: el mal de ojo, o energía negativa causada por la envidia, se ha considerado históricamente como una fuerza que afecta a las personas de manera invisible. La teoría es que el rojo, por ser tan llamativo, “distrae” a esa energía y actúa como un escudo que absorbe la negatividad.
- Elemento de fuego y vida: asociado al fuego, la pasión y la vida, el color rojo también representa vitalidad y protección en el sentido de renovación. Es decir, lo que arde en rojo se renueva, neutralizando energías que pudieran estancar o interferir en el crecimiento personal.
- Representación de la sangre y la vida: en culturas como la judía y la hindú, el rojo simboliza la sangre y la vida, elementos que también se relacionan con la protección. En estas tradiciones, el color representa la vitalidad y se emplea en ceremonias y rituales para bendecir a las personas, protegerlas de enfermedades y alejar la mala suerte.
¿Qué significa si se rompe la pulsera roja?
Si la pulsera se corta, esto se interpreta como una señal positiva: se dice que ha cumplido su misión al absorber las energías negativas que rodeaban al portador. Cuando esto ocurre, no se debe reutilizar. El ritual tradicional recomienda:
- Lavarla con agua y jabón para eliminar cualquier energía residual.
- Enterrarla en una maceta o jardín para devolver su esencia a la naturaleza y cerrar el ciclo de protección.
Este sencillo acto reafirma el poder del amuleto y permite que el portador siga rodeado de buenas energías y protección.