¿Qué esconde la reacción de Jaldo contra Manzur y contra Cristina?

¿Qué esconde la reacción de Jaldo contra Manzur y contra Cristina?

Milei, con gobernadores peronistas. Milei, con gobernadores peronistas.

A esta altura del año ya se puede concluir que Osvaldo Jaldo y Javier Milei tienen muchas cosas en común. Aunque sus orígenes y sus trayectorias sean completamente diferentes, ambos comparten y disfrutan de la misma forma de hacer política. Les gusta mostrarse inflexibles y hasta temerarios y parecen disfrutar del riesgo y de librar batallas que -a priori- suenan innecesarias. No importa si luego la realidad indica otra cosa o si el resultado no es el esperado; lo que vale es el bombardeo constante. Para ellos, la prudencia y la moderación no figuran en su diccionario político.

El tucumano ya ha dado varios ejemplos en ese sentido, partiendo desde el portazo al bloque de Unión por la Patria en Diputados hasta su férrea defensa de los vetos presidenciales a las leyes de movilidad jubilatoria y de financiamiento universitario. Y en su historial hay muchos episodios más que no viene al caso repasar. Lo cierto es que el gobernador ha trasladado esa impronta a la gestión, por lo que la política atraviesa cada acción de la Casa de Gobierno. Con todas las consecuencias que eso trae aparejado.

Esta semana, Jaldo justificó todos estos meses de alineamiento a los pedidos libertarios en los resultados obtenidos para Tucumán: compromiso de realización de obras públicas emblemáticas y armonía financiera. De esa manera, sacó chapa de los frutos del diálogo institucional. Sin embargo, lo trascendente de lo conseguido casi es opacado por él mismo. De manera intempestiva, el mandatario cargó sin miramientos en contra de Cristina Fernández de Kirchner y de su antecesor, Juan Manzur. “Yo simplemente voy a repetir las palabras que pronunció hace algún tiempo atrás el doctor Juan Manzur, quien dijo que el ciclo de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner estaba cumplido”, arremetió. Y profundizó sus dichos: “Yo quiero decir, primero, que no soy de La Cámpora, y segundo, no soy kirchnerista. Por lo tanto, una forma de ayudar al movimiento nacional justicialista es trabajando con un colega gobernador, como es Quintela”.

De inmediato, el kirchnerismo se posó encima suyo con asombro y con indignación. Principalmente, porque la interna entre la ex presidenta y Ricardo Quintela no había alcanzado semejante nivel de tensión discursiva. De hecho, ni siquiera se habían producido críticas entre ambos candidatos a presidir el PJ, sino que el eje de los cuestionamientos estaba centrado en las políticas de Javier Milei. ¿Qué llevó al tucumano a irrumpir así en la interna partidaria?

Alambrar Tucumán

Hay varios factores a tener en cuenta y también hay que remontarse varios meses atrás, al almuerzo que mantuvo con legisladores. El gobernador, en esa oportunidad, sugirió que se debía alambrar Tucumán para evitar que las rencillas nacionales del peronismo dispersen sus esquirlas en territorio provincial. Claramente, ese objetivo no se pudo concretar porque la reorganización del PJ tomó otra dimensión a partir de la aparición de Cristina Fernández de Kirchner. La ex presidenta direccionó su campaña hacia los sectores dialoguistas del peronismo, entre los que sobresale Jaldo. Incluso, armó la lista con el senador Juan Manzur y sumó al diputado Pablo Yedlin, una de las voces más críticas hacia la gestión jaldista. Es decir, “El Comisario” se vio obligado a contraatacar porque vio peligrar su estrategia de cercar Tucumán y sospechó que por esas filtraciones se le podría colar la interna local en el oficialismo, en estos años aplacada pero no superada.

El fantasma de Manzur, aunque siempre estuvo latente, sobrevuela con más intensidad en la Casa de Gobierno desde el 17 de octubre, cuando se viralizó esa foto en el Instituto Patria. Jaldo no tardó en orquestar una réplica: sentó en la lista de su par riojano a Roque Tobías Álvarez, presidente del bloque de legisladores oficialistas, para que no queden dudas de dónde iba a jugar el jaldismo: en la vereda opuesta a la del manzurismo. La política muchas veces desemboca en esos callejones donde la contradicción obstruye las salidas: que un gobernador crítico de Milei acepte ayuda de otro gobernador que ayuda a Milei, y que un gobernador aliado de Milei apoye la nómina de otro que está enemistado de Milei. El gobernador riojano defendió este miércoles a sus pares criticados por el kirchnerismo, luego de la controversia por su cena con el Presidente en Olivos. Según Quintela, los mandatarios dialoguistas fijaron “una posición clara” y negó que sean vistos como héroes por sus acciones.

Tanto para Quintela como para Jaldo es difícil explicar la posición; salvo que las versiones que hacen correr los kirchneristas tengan algo de sustento. ¿Habrá una mano del jefe de Gabinete Guillermo Francos detrás del riojano y del tucumano para cumplir el deseo presidencial de sepultar el espacio K? Por lo pronto, suena destemplada la crítica de Jaldo a CFK, aunque a juzgar por los antecedentes locales y por la personalidad del gobernador, es más probable que Cristina haya sido víctima de un daño colateral del mensaje que la Casa de Gobierno quiso enviarle a Manzur.

Ocurre que al mandatario tucumano le preocupa en demasía tener al oficialismo a raya. Ese es el trabajo que personalmente realiza y al que, por delegación suya y por intereses personales, se dedica casi con exclusividad el ministro del Interior, Darío Monteros. Hay un seguimiento permanente de lo que se dice y se hace en la Legislatura, en los municipios y en las comunas. En la Municipalidad de la Capital, por ejemplo, sienten muy de cerca del recelo del ex intendente bandeño, a quien en algunas reuniones políticas escucharon atribuir cualquier margen de acción que pueda tener Rossana Chahla a las concesiones que tuvo Manzur con Germán Alfaro. Por ejemplo, la refinanciación de la deuda que la Capital tenía con el Poder Ejecutivo. Monteros tiene la misión de reclutar heridos ante la proximidad del primer test electoral del jaldismo en el poder. Así, se producen muchas altas y algunas fugas, como la del yerbabuenense Alejandro Sangenis (h). La renuncia “indeclinable” del ex concejal es sugestiva, ya que fue uno de los más fieles sicarios discursivos de Jaldo en la interna de 2021. ¿Recalará como su ex colega Marcelo Albaca en el municipio capitalino?

El oficialismo estuvo esta semana aturdido por otra detonación, esta vez en la Legislatura. El conflicto entre el gremio bancario, que administra desde el manzurismo la Caja Popular de Ahorros, y el Tribunal de Cuentas, desencadenó la salida del bloque Justicialista de Hugo Ledesma. Más allá de que la mayoría del oficialismo en el recinto no peligre por esa partida, sí obliga a elevar el nivel de alerta. Los bancarios, con el empuje del líder nacional Sergio Palazzo y del diputado Carlos Cisneros, adelantaron que trabajan en un pedido de juicio político en contra del presidente del Tribunal de Cuentas, Miguel Chaibén Terraf. El planteo volverá a poner a prueba al peronismo en la Cámara, ya que el titular de la comisión de Juicio Político, Sergio Mansilla, podría ser recusado en caso de que formalice el planteo. Por eso el asunto formó parte de la reunión que Jaldo mantuvo el miércoles con Mansilla y con el vicegobernador Miguel Acevedo.

La oposición

Desde luego, no sólo el oficialismo tuvo días ajetreados. En la oposición todo es confusión respecto de cómo pararse frente a Milei, y el ejemplo más contundente lo protagonizó el radicalismo. Cuando habían logrado hilvanar una tregua muy débil para no fracturar la bancada en Diputados, todo se rompió con una jugada insólita. En lugar de asistir a la Mesa de Unidad creada, algunos correligionarios decidieron ir a tomarse fotografías en la Casa Rosada, de la mano de Rodrigo de Loredo. Entre los retratados apareció el tucumano Roberto Sánchez, aún presidente del distrito local del partido. Sorprendente, en particular porque el concepcionense había hecho esfuerzos para mostrarse crítico de la gestión libertaria, votando incluso a favor de la movilidad jubilatoria y del financiamiento universitario. Al final, con una foto igualó al primer radical tucumano que se había puesto la “Peluca”, Mariano Campero. Ambos quedaron ahora identificados como el sector de la UCR que apoya al Gobierno nacional, aunque al ex jefe municipal de Yerba Buena hay que darle el mérito de haber sido consecuente en estos meses.

En cada maniobra, evidentemente, tiene que ver la proximidad de las elecciones legislativas de mitad de mandato. Y los viudos de Juntos por el Cambio aún no encuentran el método para descifrar cómo actuará La Libertad Avanza. Quizá, una pista sea la que dio en la cena del lunes a los gobernadores peronistas el Presidente, cuando dijo que estaba cansado de aquellos diputados y senadores que llegaron a las bancas gracias a él y que ya sentados lo desconocieron. Esto permite inducir que Milei armará las listas de 2025 con los más puros y, en consecuencia, que puede haber un cisma en las filas de la endeble alianza libertaria en las provincias. En Tucumán, el tema fue abordado a propósito del desembarco de Martín Menem y de Lisandro Catalán. Satelitando alrededor de LLA viajan un sector de la UCR, CREO, el PRO y Fuerza Republicana, que ayer le cedió simbólicamente su banca en Diputados: anunciaron que Gerardo Huesen “se pasa” a las filas libertarias, en las que ya viene trabajando desde su asunción. El negocio, sin dudas, sienta mejor al bussismo, que acumula en su haber un favor a facturar. También orbita por aquí el Partido por la Justicia Social y en el alfarismo asumen que el año que viene recibirán algunas presiones, ya sea desde el mileísmo (Patricia Bullrich) o desde el jaldismo para participar activamente de la contienda.

Que la oposición provincial se hunda en los enredos propios electorales siempre es una buena noticia para el peronismo tucumano, que hoy trata de acomodarse a la férrea conducción de Jaldo. Mientras diseña nombres y estrategias para 2025, el gobernador profundiza sin sonrojarse su buena sintonía con el gobierno libertario: hoy compartirá un desayuno de trabajo con la hermana del Presidente, Karina Milei.

Comentarios