De las pujas internas al primer semestre de salvación

De las pujas internas al primer semestre de salvación

De las pujas internas al primer semestre de salvación

Los liberales suelen patentar frases que marcan el rumbo de la historia económica. Hace más de seis décadas, el entonces ministro de Economía, Álvaro Alsogaray, la popular “hay que pasar el invierno”, una frase con la que intentó transmitirle a los argentinos que el ajuste era más duro que lo esperado. En la actualidad, otro economista liberal, pero presidente de la Nación, apeló a la “motosierra” fiscal para pasar el verano, potenciar las acciones en el otoño, aprovechar el verano para avanzar con el paquete de medidas fiscales, monetarias y cambiarias y llegar a la primavera con un “veranito” cambiario. La temperatura fue cambiando en función del humor social. Algunos sondeos de opinión pública afirman que, tras 10 meses de administración, Javier Milei sigue gozando de una “luna de miel” con la sociedad que aún espera que la situación mejore, aunque esas mismas encuestas muestran que el nivel de apoyo es decreciente.

En este siglo, otros dos ex presidentes argentinos siguieron al pie de la letra la lección de que una buena frase sostiene las expectativas de los agentes económicos. Primero fue Mauricio Macri que alentó aquello de que “hay que llegar al segundo semestre” para ver resultados en la actividad económica. Más allá de que no comparten ideología, su sucesor, Alberto Fernández, copió la receta, pero en ninguno de los dos casos los resultados fueron los esperados. El nivel de desconfianza social fue aumentando y cada una de esas administraciones fueron apagándose, con derrotas electorales de las que cuesta revertir la imagen hasta el momento.

La noche del lunes, en la Quinta Presidencial de Olivos, Javier Milei desnudó su propia estrategia: “llegar al primer semestre” de 2025 con resultados macroeconómicos que se sientan en la microeconomía, es decir, en el bolsillo de la sociedad que, además, tendrá que ejercer su derecho al voto. Delante de los gobernadores del peronismo dialoguista, el jefe de Estado pasó revista del cambio observado en la economía desde el 10 de diciembre pasado hasta nuestro días. Hay dos factores que resultan imperioso para alcanzar la meta de La Libertad Avanza, es decir, superar el test electoral con la economía como eje de campaña: que la inflación se dirija hacia la zona del 2% mensual y que los dólares sigan acumulándose como reserva de un país que necesita imperiosamente reconstituir la confianza del mercado voluntario de créditos.

¿Por qué les confesó a los mandatarios opositores su estrategia? La respuesta parece sencilla, pero guarda relación al mensaje que se intentó transmitir en junio, cuando se sancionó el paquete de leyes económicas., y luego, en agosto, con la movilidad jubilatoria: tener los votos suficientes para evitar contratiempos políticos e institucionales. Una derrota de Milei en el Congreso lo expone a estar a tiro de juicio político en caso de no modificar el rumbo del país. De allí los apelativos de “héroes” para aquellos 87 parlamentarios que, en cierta medida, blindaron las medidas impulsadas por la Casa Rosada. El razonamiento es casi lógico: si le va mal a Milei, es decir, al Gobierno nacional, les irá mal a las provincias. En varias oportunidades, el propio gobernador Osvaldo Jaldo ha repetido esta ecuación institucional. El tranqueño se muestra pragmático por más que el kirchnerismo lo ponga en el lote de gobernadores que traicionan los ideales del PJ. En ese sentido, el mandatario sigue convencido que, más allá de las diferencias ideológicas con el economista libertario, no le conviene ubicarse en la vereda del frente por la sencilla razón que aún queda poco más de tres años de administración de Gobierno y, en consecuencia, la convivencia es más que necesaria. Demasiado mal la pasó cuando, en dupla con Juan Manzur, tuvieron que aguantar los desaires de Macri.

Jaldo se inscribe entre aquellos gobernadores que intentan reflotar una liga opositora, pero sin agresiones. De hecho, la convocatoria que el cordobés Martín Llaryora ha realizado para construir un nuevo federalismo suena a música para los oídos de Jaldo. La idea es que el Norte Grande se amplíe y, junto con la Liga del Litoral, conformen un nuevo espacio institucional más abarcativo, desde la provincia mediterránea hacia arriba. La construcción de esa alternativa moderada ya había sido esbozada por Juan Schiaretti, ex candidato presidencial por Hacemos Argentina.

El dialoguismo ha posicionado a Tucumán en las encuestas que suele encargar al consultor Mario Nahuz. De acuerdo con ese sondeo, la gestión del gobernador Jaldo roza el 70% de aceptación, un resultado que prácticamente duplica a la imagen positiva en el distrito del propio Milei. Si bien los consultores nacionales ubican al jefe de Estado con más de un 48% de imagen buena o muy buena, en Tucumán la caída fue mayor por efecto de la insistencia del veto a la movilidad jubilatoria y también por la misma acción del Gobierno nacional contra la norma que modificaba el esquema de financiamiento de las universidades. “El mayor apoyo se encuentra entre hombres, 30 a 49 años y entre las personas mayores de 65 años”, fundamenta el trabajo realizado Nahuz Asociados Consultores.

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Jaldo se monta en su imagen. No hablará de las pujas internas del Partido Justicialista. Para la elección todavía queda un mes. En el medio se sucederán las peleas. Cristina Fernández necesita poder, aunque este se circunscriba a un partido que no lograr recuperarse de la derrota sufrida hace prácticamente un año. Trata de que las hueste del gobernador riojano Ricardo Quintela abandonen la lucha y que ella sea proclamada como candidata única, sin acudir a las urnas. La Casa Rosada mete su cola. El financiamiento para ese tipo de comicios está en peligro. Y, como se sabe, toda movilización necesita de un aparato político que funciona con el signo pesos.

Mientras tanto, Milei sigue jugando con las expectativas económicas. Ayer mismo, el presidente de la Nación afirmó que la apertura del cepo cambiario está más cerca que nunca y que, si le ponen los dólares que se necesitan, lo abre mañana mismo. Sabe que eso no será posible y que tendrá que esperar, al menos, algunos meses más para alcanzar esa meta. Por el lado de la inflación, hoy en la Argentina “es del 1% mensual o 13% anual”. “Cuanto el IPC es de 2,5%., estamos en inflación inducida. Ahí bajo el crawling peg y, si no hay money overhang, se levanta el cepo. Cuándo va a ocurrir, no depende solo de nosotros, sino de las decisiones de demanda de dinero de los individuos”, declaró a Neura. A eso aspira en el primer semestre de 2025, a que los argentinos sientan que el dinero que tienen en su bolsillo tenga valor real.

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