Osvaldo Jaldo asomó a la derecha del presidente Javier Milei en el retrato que quedó de la cena servida en la Quinta de Olivos. El gobernador tucumano sabe del valor institucional que esa foto tiene, mucho más el encuentro. También es consciente del contenido político, en medio de una feroz interna dentro del Partido Justicialista. Lo primero que sorprendió fue la efusividad del mandatario nacional, un gesto poco habitual en público que el economista libertario suele exteriorizar.
Jaldo se sentó a charlar con el círculo rojo del poder. Tiene una relación amistosa y cada vez más fortalecida tanto con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, como con el vicejefe de Gabinete del Interior, el tucumano Lisandro Catalán. Cruzó palabras con la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, armadora territorial de la Libertad Avanza y que esta semana desembarcará en Tucumán para lanzar, oficialmente, el movimiento con el que Milei potenciará a los candidatos locales a diputados nacionales, para la elección de medio turno de 2025.
El tono de Milei fue distinto. Incluso cuando enumeró la evolución de los indicadores macroeconómicos en los 10 meses que lleva de gestión. Tras dar las gracias por el apoyo en el Congreso al paquete de leyes que motorizó la Casa Rosada para contribuir al déficit cero, el Presidente expresó que la macroeconomía transita hacia la normalización. Habló de la actividad que evidencia una leve recuperación en medio de una profunda recesión. Justificó el ajuste, a base de motosierra, para que las cuentas cierren con superávit fiscal y, en ese sentido, invitó tanto a Jaldo como a Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca) y Hugo Passalacqua (Misiones), el resto de los gobernadores dialoguistas, a sostener esa pauta de conducta financiera.
Expresó que la inflación está desacelerándose y que la idea, de mínima, es llegar a fines de año con una tasa mensual inferior al 3%, cada vez más cercana al “crawling peg” (devaluación controlada y progresiva) del 2% mensual. Indicó que los bancos están reactivando el crédito al consumo, con lo que la sociedad prevé que podrá pasar estos meses y esperan que en 2025 la situación tienda a mejorar. Y hasta potenció la captación de divisas, a través del Régimen de Regularización de Activos, un plan que está siendo más efectivo que el que lanzó Mauricio Macri cuando presidió la Argentina. Milei está obteniendo cerca de U$S 14.000 millones con el blanqueo de capitales. De esa manera, hay más chances de que se fortalezca el poder de fuego de las reservas internacionales del Banco Central. De devaluación no se habla, algo que el mandatario nacional como el ministro de Economía, Luis Caputo, desecharon en su paso por Mar del Plata, durante el Coloquio de IDEA.
Del otro lado, el de los gobernadores, las respuestas fueron prácticamente similares entre los invitados. Todos consideraron que es necesario sostener el equilibrio fiscal, con aquella máxima de no gastar más de lo que ingresa. De hecho, el propio Jaldo debe tomar en estos días la decisión de avalar el proyecto de Presupuesto para 2025 que contiene un leve superávit financiero, aunque todavía no está definido de cuánto será la expansión del gasto público. Sería cercana al 50%, la mitad del ritmo de inflación proyectado, aunque esto dependerá naturalmente del nivel de ingresos que se estime para el año electoral.
Otra de las respuestas de los mandatarios provinciales estuvo relacionada al financiamiento de algunas obras públicas que estaban en curso pero que fueron desaceleradas por falta de fondos federales. Milei, en ese sentido, les confirmó lo que antes les había comentado Caputo: plata habrá, el tema que no en la medida que requieren las provincias. En otros términos, se contribuirá para que esos trabajos concluyan en un tiempo prudencial. En este aspecto, hay otra cuestión: el reconocimiento federal de los certificados es a valor histórico. Los mandatarios requieren el dinero actualizado, en función de las demandas de las empresas constructoras, por la suba de los materiales y de la mano de obra. El ministro de Economía, Daniel Abad, acompañó a Jaldo para encargarse de las cuestiones técnicas. Precisamente él es el que elevó al Palacio de Hacienda de la Nación los nuevos valores de las obras como la reparación de la ruta 307, la ejecución de trabajos en la cárcel de Benjamín Paz y otros trabajos hídricos que continuaron con aporte provincial, a cuenta del envío del dinero nacional.
De las cuestiones políticas y electorales no hubo demasiados comentarios, al menos que hayan trascendido. Milei embistió contra Cristina Fernández de Kirchner, en medio de la interna del Partido Justicialista que la tiene como una de las postulantes a la presidencia del PJ, rival directa del riojano Ricardo Quintela, que también está en las antípodas del libertario. Jaldo no habla de la cuestión. O sus definiciones no van ni para uno y para otro lado de las listas en pugna. El tucumano ha quedado en medio del fuego cruzado, en el que la ex vicepresidente de la Nación embiste verbalmente contra aquellos gobernadores que se juntan con el Presidente (el caso en cuestión). Pero también se diferencia con su par riojano porque, según dicen en la Casa de Gobierno, prefieren seguir siendo dialoguistas para darle previsibilidad institucional a la provincia, antes que caer en la emisión de “Chachos”, el Bono de Cancelación de Deudas (Bocade) al que Quintela apeló para cumplir las obligaciones financieras de un Estado provincial, que entró en cesación de pagos con los acreedores externos.
La cena fue distendida. Las respuestas de la Nación a las provincias dialoguistas están llegando. El costo político es demasiado alto para esos gobernadores, internamente dentro del peronismo. El argumento que apelan es que todavía faltan tres años de gestión con un presidente de la Nación de otro signo político. Y eso es un condicionante institucional, más allá de la orientación política de unos y de otros.