En la batalla entre la política y la AFA, el que más pierde es el fútbol

En la batalla entre la política y la AFA, el que más pierde es el fútbol

Como en la década del '70 con Amadeo Nuccetelli, hoy Talleres vuelve a mostrarse en contra de la conducción de la casa madre de nuestro fútbol.

En la batalla entre la política y la AFA, el que más pierde es el fútbol Prensa AFA

La historia, dicen, es circular. Por un trabajo que estoy haciendo me topé con ediciones de El Gráfico de medio siglo atrás, tiempos sin internet, sin canales de cable que se dedicaran todos los días al deporte. Tiempos en los que El Gráfico era, como decía la propaganda, “la cara del deporte”. Estaba en otras páginas cuando de repente aparece una que dice que “todos hablan de Talleres”, el equipo revelación de ese campeonato. Era el Talleres de Angel Labruna DT que iniciaba una “revolución del Interior”. La lideraba su presidente Amadeo Nuccetelli. Protestaba ante todo por el eterno centralismo de la AFA.

Veo a la AFA de ese año, que comenzó con Baldomero Gigán como interventor, pasó a Fernando Mitjans primero interventor luego presidente elegido y cerró con David Bracuto como titular también votado, presidente también del Huracán que había sido campeón en 1973, aunque su mérito principal tal vez haya sido su pertenencia, es decir, su cercanía como médico a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), un poder paralelo en aquel año caliente, en el que el peronismo definía diferencias a los tiros y aparecía la nefasta Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Su creador, el entonces todopoderoso ministro José López Rega, hablaba ese año de “limpiar la corrupción” del fútbol y de cuentas poco creíbles de los clubes.

Aquel Talleres siguió creciendo y jugó en enero del 78 la famosa final del Nacional 77 contra Independiente, esa que el Rojo le ganó en los últimos quince minutos (en rigor, fue empate 2-2), con tres jugadores menos, expulsados, y gol de Ricardo Bochini. La final en la que se definía, además, quién podría ser el sucesor de Alfredo Cantilo como presidente de la AFA. Si el renovador Nucettelli o si Julio Grondona, titular entonces de Independiente. Todos sabemos cómo terminó esa historia. Lo cierto fue que Grondona, fiel a su estilo, ofreció a Nucettelli un traje a medida para que Talleres jugara en Primera y la lucha del interior por un fútbol más federal quedó sepultada.

La AFA puja hoy otra vez contra el poder político que pretende vía decreto entrometerse en sus Estatutos para forzar la creación de Clubes SAD. Y la AFA responde con munición pesada, celebrando Asamblea contra todo, para reelegir a “Chiqui” Tapia, anular descensos en pleno torneo y definir treinta equipos para la temporada próxima. Es una batalla, está claro, en la que pierde el fútbol.

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