De 20 de Junio al sueño de jugar en Primera: la historia de Ulises Vera en San Martín

De 20 de Junio al sueño de jugar en Primera: la historia de Ulises Vera en San Martín

El volante vive el mejor momento desde que debutó en el equipo de Ciudadela. "Jugar la final es lo que me mantiene motivado", aseguró.

COMPAÑEROS Y AMIGOS. Vera, Moreno, Abregú, Carrizo y Bordón, distendidos antes de un partido COMPAÑEROS Y AMIGOS. Vera, Moreno, Abregú, Carrizo y Bordón, distendidos antes de un partido Foto de X @CASMOficial

Ulises Vera vive cada práctica de San Martín con una alegría inmensa. Ni bien termina el almuerzo en el complejo “Natalio Mirkin”, el volante de 20 años recibe unas barras proteicas de parte del nutricionista. Cuando quiere guardarlas en su mochila es “atacado” por el grupo de los tucumanos del plantel; esos compañeros con los que tan bien se lleva y con los que disfruta cada segundo en el club.

“Es la primera vez que tenemos un grupo tan unido y con tan buena gente. Este año nos volvimos muy cercanos”, le confiesa “Mocho” a LA GACETA, intentando trazar una línea comparativa con las prácticas de la temporada pasada. “No sé por qué antes no era así, pero este año formamos un grupo muy unido. El año pasado vos ya sabías a quién se le podía hacer una broma y a quién no. Ahora, Alan (Cisnero) y ‘Chuny’ (Nicolás Moreno) son los que más bromean, pero todos tenemos la misma confianza”, agrega.

A pesar del empate contra Racing de Córdoba en la fecha pasada, Vera volvió a mostrar sus condiciones. Tuvo un ingreso importante; fue importante en el medio, se desdobló entre la marca y el juego y hasta estuvo cerca de anotar el primer gol desde que juega en Primera.

“Yo juego en la posición en la que me toque. A veces, Diego Flores me pide que lo haga de lateral, otras de volante interno. Trato de aportar velocidad, desequilibrar y de generar jugadas. Eso sí, me gusta mucho hacerlo de volante interno o por derecha”, dice el futbolista que después de cada entrenamiento comparte el viaje de regreso con sus compañeros Nicolás Carrizo, Cisnero y Axel Bordón.

“Cuando vamos en el auto hablamos del entrenamiento, pero también bromeamos y tomamos mate. Sobre todo con Carrizo que siempre lleva el termo. Por ahí, cuando quedamos cansados, también somos de ir dormidos en el auto. Sobre todo yo”, ríe con ganas relatando las vivencias de esos viajes que debe hacer desde el complejo hasta su nuevo departamento ubicado en zona céntrica de la ciudad.

Vera viene de una familia humilde. Sus comienzos no fueron sencillos. Recuerda cómo viajaba desde su barrio 20 de Junio hasta Cebil Redondo con su abuelo, su padre o con un vecino que se ofrecía para hacer esa gestión. “Mi abuelo me llevaba a la terminal y tomábamos el 130. Si no, me traía mi papá o alguien del barrio”, recuerda con un dejo de nostalgia.

EN FAMILIA. Vera, en el centro, posa con sus papás y sus hermanos EN FAMILIA. Vera, en el centro, posa con sus papás y sus hermanos

La llegada de Vera a las inferiores también tiene su parte emotiva. Se dio gracias a una “buena racha” de su padre Juan, quien era vendedor ambulante. “Él trabajaba en festivales y en uno de esos le fue muy bien. Me dijo que íbamos a volver a probarnos en San Martín. Fui, hice la prueba y quedé en el bloque blanco, que era para los más jóvenes”, cuenta emocionado el chico que no se olvida de 20 de Junio, el club que lo vio crecer.

Su casa natal está ubicada en el pasaje San Isidro Labrador, justo detrás de la cancha de los “Lavacoches”. “En mi casa hay una puerta que da justo al campo de juego. Mi papá todavía trabaja como canchero del club por eso estamos muy arraigados”, explica. “Muchos compañeros no tuvieron la constancia necesaria para llegar al profesionalismo a pesar de ser buenos jugadores. En 20 de Junio hay muchos casos así; jugadores con mucho talento, pero sin la suerte o la constancia necesaria para triunfar”, lamenta.

A pesar de las dificultades económicas mientras “Mocho” jugaba en inferiores, los Vera encontraron una solución. Mamá Silvia comenzó a hacer alfajores de maicena para que Ulises pudiera llevar a vender en la pensión del club. Y fueron un éxito.

Agustín Prokop, Cisnero y Uriel Brito me ayudaban en la venta”, relata.

No obstante, su familia también colaboraba. Sus hermanos Facundo y Joaquín, vendían alfajores fuera del club para juntar dinero y colaborar para que Ulises pudiera dar con la fecha tan deseada: el 9 de abril del año pasado.

Ese día “Uli” vivió uno de los momentos más felices de su carrera cuando debutó en la victoria 4 a 1 sobre San Martín de San Juan en La Ciudadela. “Todo el sacrificio que hicimos con mi familia tuvo su recompensa en ese momento. Esos sacrificios son los que te llenan de alegría cuando lográs algo importante”, reflexiona.

A pesar de que mantiene su buen humor y se relaja en un ambiente distendido después de cada práctica, con meriendas y partidas de PlayStation junto a su amigo Cisnero, no pierde el enfoque en lo que verdaderamente importa en este tiempo: la final de la Primera Nacional.

“Siempre trato de demostrar que quiero estar en esa final. Esa es mi mayor motivación, lo que me mantiene motivado. Trato de no leer mucho los comentarios de los hinchas, porque a veces te pueden llegar a afectar. Sin embargo para mí es muy importante sentir que me valoran. No es fácil ganarse el cariño de la gente de San Martín y para mí, que soy hincha, es hermoso”, concluye “Mocho” decidido a dejar su marca en la recta final de la temporada, para poder seguir sumando alegrías en el club que ama y junto a sus amigos.

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