ATLANTA, Georgia.- En el sur de los Estados Unidos, el “Cinturón Bíblico” sigue siendo un bastión de profundas convicciones religiosas y políticas conservadoras. Allí, numerosos e influyentes líderes religiosos creen que Donald Trump ha sido “enviado por Dios” para gobernar el país. Figuras prominentes de las iglesias protestantes abogan por una agenda que busca fusionar la política con los valores cristianos.
El Cinturón Bíblico es un vasto territorio del sur de Estados Unidos, que abarca al menos nueve estados -Mississippi, Alabama, Luisiana, Arkansas, Carolina del Sur, Tennessee, Carolina del Norte, Georgia y Oklahoma- y parte de Texas, donde las iglesias protestantes conservadoras tienen una fuerte influencia política, no solo es un bastión de la fe, sino también un campo de batalla donde la política y la religión están cada vez más entrelazadas.
Cuando faltan menos de 20 días para las elecciones presidenciales que enfrentarán al republicano Trump con la demócrata Kamala Harris, la decisión de los votantes en este sector es fundamental, sostiene Cecilia Barría, corresponsal para BBC News Mundo.
Con las elecciones presidenciales de 2024 en el horizonte, los líderes religiosos conservadores apuestan nuevamente por Trump como el candidato que puede llevar adelante su visión de un “gobierno cristiano”.
A pesar de las críticas que ha recibido incluso dentro de su propio partido, su base de apoyo en el Cinturón Bíblico sigue siendo sólida y decidida a verlo regresar a la Casa Blanca.
Para muchos en esta región, Trump no es solo un líder político, sino una figura con un mandato divino para guiar a Estados Unidos hacia un futuro inspirado en las enseñanzas bíblicas.
Trump, a pesar de no ser él mismo un devoto religioso, ha captado apoyo de este sector gracias a su agenda conservadora.
La “ley divina”
Algunos estados del Cinturón Bíblico han impulsado medidas polémicas, como la obligación de enseñar la Biblia en las escuelas públicas en Oklahoma y la prohibición casi total del aborto en Arkansas, Texas y otros estados.
Estas políticas reflejan el creciente poder del movimiento nacionalista cristiano, que busca transformar las leyes del país conforme a principios religiosos.
Pastores como Dusty Deevers, quien lidera una iglesia en Elgin, Oklahoma, son un ejemplo del “doble comando” entre la fe y el poder político.
Deevers no solo predica los domingos; también legisla en la Cámara estatal, en busca de eliminar el aborto y promoviendo normas “basadas en las Escrituras”.
Otros pastores, como Jackson Lahmeyer y Paul Blair, influyentes figuras del Cinturón Bíblico, ven a Trump como una figura divina enviada para restaurar los valores cristianos en Estados Unidos. A través de iniciativas como la Iniciativa de Fe y Oportunidades durante su presidencia, Trump consolidó su alianza con los líderes religiosos.
La “guerra cultural”
En el Cinturón Bíblico, el movimiento que apoya al candidato republicano también incluye a defensores acérrimos de las armas y a grupos antiinmigrantes, quienes ven en la actual coyuntura una “guerra cultural” por la supervivencia de su estilo de vida.
En eventos como el ReAwaken America Tour, organizado por figuras como Clay Clark, pastores, defensores del derecho a portar armas y activistas antiinmigrantes se unen bajo un mensaje común: “estamos en guerra”.
Ellos dicen que se unen para “proteger la nación” de lo que consideran amenazas, como la inmigración descontrolada, los derechos LGBTQ+ y el progresismo. Estas posturas se alimentan de la narrativa de que Trump es el único líder capaz de defender sus valores frente a lo que ven como una decadencia moral y una pérdida de influencia cristiana en el país.
Una visión radical
Una de las iniciativas más polémicas impulsadas por los sectores más conservadores es el Proyecto 2025, un plan radical propuesto por ex asesores de Trump que busca reformar profundamente el gobierno federal y varios aspectos clave de la vida estadounidense.
Con el respaldo de influyentes grupos religiosos y ultraconservadores, este proyecto articula una visión de país donde la familia tradicional, la soberanía nacional y los derechos individuales “concedidos por Dios” son los pilares fundamentales.
Entre sus objetivos principales se encuentran: la restauración de la familia como el núcleo de la vida estadounidense, la defensa de las fronteras contra la inmigración y el desmantelamiento del Estado administrativo para garantizar más libertad individual.
Aunque Trump se ha distanciado públicamente del Proyecto 2025, muchos dentro de su base creen que este plan refleja los cambios que implementaría de ser elegido nuevamente.
Para los grupos que defienden las armas, se oponen a la inmigración y promueven una nación cristiana, este proyecto es visto como una oportunidad histórica para realizar su visión de Estados Unidos.