Habían pasado 333 días desde que Lionel Messi había jugado por última vez en nuestro país. Y Lionel Scaloni lo sabía. El rival, el contexto, el momento. Todo parecía ideal para que el rosarino vuelva a ver acción en el Monumental y eso, le resuelve los problemas a cualquier técnico.
Bolivia había llegado a nuestro país con tres victorias consecutivas y los sueños intactos. Pero jugar en el llano para los bolivianos y contra Messi fue demasiado. El 4-1-4-1 propuesto por Óscar Villegas hizo agua por todos lados. Argentina con su clásico 4-3-3 fue una aplanadora y lo derrotó 6-0.
Marcelo Suárez, el volante de marca más retrasado de Bolivia no pudo con Fernández, Mac Allister y De Paul y por eso, prácticamente que la selección del altiplano no pudo jugar cerca de Gerónimo Rulli, espectador de lujo del festín de Messi en el Monumental.
Fue justamente la presión sobre Suárez, de parte de Lautaro Martínez, la que propició el primer gol de la noche. Messi, como siempre, capturó la pelota en tres cuartos de cancha y corrió hacia la meta para vulnerar a Guillermo Viscarra.
Ese gol, a los 19 minutos sacó de la modorra al partido. Es que los primeros minutos de la noche habían sido muy imprecisos por parte de los locales. La cancha tenía mucha agua (de riego artificial) y por eso en varios tramos de esos minutos los futbolistas no pudieron hacer pie. Una vez que el césped absorbió el agua, comenzó el baile argentino.
Argentina terminó con un porcentaje altísimo de posesión: 75, contra 25 de los bolivianos que cada vez que intentaron avanzar se encontraron con la solidez defensiva de la Scaloneta; liderados por “Cuti” Romero, que con su agresividad natural, recuperó varias pelotas, permitiendo que las transiciones de la visita sean de apenas unos segundos.
Y Messi continuó con su rutina de lo extraordinario. Encaró, gambeteó, asistió. Fue la gran figura de la noche.
El segundo tiempo estaba de más, pero Argentina tuvo tiempo para anotar cuatro goles más (uno anulado por un offside fino) Nicolás Tagliafico se quedó con el grito de gol atragantado, tras un cabezazo de Otamendi y con el correr de los minutos Bolivia se refugió cada vez más cerca de Viscarra, que pese a la goleada en contra, fue uno de los mejores de la noche.
El show de Messi fue total: el rosarino terminó participando de cinco de los seis goles de su equipo; con tres anotaciones y dos asistencias. Como en sus mejores noches completó los 90 minutos y fue la figura rutilante de la noche, se llevó la pelota y una ovación inolvidable.
A los 37 años, Messi demostró que sigue vigente, que puede ponerse el equipo al hombro y encaminar a la selección hacia un nuevo mundial que se disputará en 2026 ¿Llegará? No hay dudas; si está más vigente que nunca. Anoche lo demostró.