“Juampi” González reivindica su soltería como una elección, pero aclara que no es antipareja. “Lo he intentado y trato de generar vínculos profundos. Estoy abierto a enamorarme. Sé que no tendría una pareja convencional como ‘Dios y la Virgen mandan’, algún asterisco debería tener. Pero toda mi vida estuve mudándome, por lo que desarrollé bastante el desapego, me cuesta echar raíces y estoy siempre de gira, es difícil”, confiesa.
El monologuista vuelve a Tucumán para presentar su nuevo show, “Soltero 2.0”, hoy a las 21 en el Teatro Mercedes Sosa (San Martín 479), en el que renovó sus historias y su planteo audiovisual. “Cuento muchas más intimidades de mi presente y de mi infancia. Hago un recorrido por mi crianza, hablando de mis padres, cómo fue criarme en un hogar estructurado y conservador. Rememoro la ausencia de información en relación a algunos temas, sobre todo el sexo”, le dice a LA GACETA. Más allá de los cambios, retornará su personaje Alessandra Teapoya con su particular “consultorio en vivo”. Los socios de Club LA GACETA tendrán el beneficio especial de 2x1 en las entradas.
-¿Cuánto hay del aporte del público en tu espectáculo?
- Muchísimo. Hace años que vengo trabajando en que el público tenga un rol protagónico dentro de mis shows. Hoy es común ver que muchos comediantes interactúan y lo incluyen, pero años atrás no era tan habitual. Realmente improvisar y jugar con la gente me motiva y exige a estar en mi versión más despierta y alerta.
- ¿Qué te interesa contar hoy?
- Uno va cambiando su forma de pensar, evolucionando en la comedia que realiza también; además los comediantes vivimos cuestionándonos cosas. Esas son las fuentes principales de inspiración al armar un material. Haber cortado una relación, darme cuenta que soy “la oveja negra” de la familia, hicieron que tenga ganas de cambiar el show.
- ¿Tu humor tiene límite?
- El principal es qué tipo de humor le sienta bien a mi personaje escénico y con qué juego en la vida cotidiana. Sería raro que me ponga a hacer humor político, cuando en el día a día casi no le presto atención, y así con demás temáticas. No hay límites si se hace correctamente, en el momento y lugar adecuados. Revelo intimidades muy fuertes sobre lo sexual, que otros no se animarían a contar.
- ¿Te refugiás como tema en las relaciones de pareja para eludir la realidad social?
- En mi caso, busco sincerar algunas cuestiones y que la gente se ría, me hace sentir que no estoy solo en el pensamiento. Para mucha gente hay cuestiones difíciles de aceptar, y ni hablar de además expresarlas. El trabajo es decir lo que otros no se animan; comprando la entrada y riéndose, un poco avalan lo que se dice. La realidad siempre fue compleja, creo que hoy la gente se está escuchando, liberando y haciéndose caso un poco más. Acepto que las redes sociales vinieron a complicar un poco más el tema “vínculos”.
- ¿De qué formas cambió el stand up desde tus inicios?
- Lo principal es que se sigue popularizando cada mes más. Algo que hace 15 años atrás pintaba como “una moda”, hoy es un género híperinstalado, con muchos referentes, con un público cada vez más exigente y una calidad de shows superlativa y muy variada. Antes muchos comediantes “hacían medio lo mismo”, y hoy cada humorista tiene su estilo bien marcado. Muy notorio es la participación de la gente; las redes sociales cambiaron el lenguaje y acercaron mucho más a los artistas con su público. Y también las correcciones lógicas a medida que evoluciona la sociedad. Todos tenemos chistes que decíamos hace 15 años, y que luego de revisarlos ya no los podemos decir. Y así debe ser.
- Tu infancia fue itinerante por el trabajo de tu padre, ¿cómo influyó eso en tu vida?
- Básicamente esa fue la clave para que hoy me dediqué a la comedia. Miro para atrás y me doy cuenta de que el humor fue mi herramienta principal de adaptación a cada lugar y grupo de amiguitos nuevos a los que debía enfrentar cada vez que a mi viejo lo trasladaban por trabajo. Gané y perdí gente querida con cada mudanza, logré desarrollar mi capacidad de hacer reír enfrentándome a públicos nuevos cada vez que cambiaba de ciudad. La pasé bien.
- ¿Por qué estudiaste Ingeniería Industrial?
- Seguramente estudié por un mandato, ya que mi padre es ingeniero, y porque me gustaba la física y la química, era muy curioso y siempre me interesó saber cómo funcionan las cosas; y además no tenía bien en claro qué hacer. Terminé toda la cursada para “dejarla”.