Roberto González Marchetti
Presidente de Feput
Las declaraciones del jefe de la policía de que los delincuentes no se reintegran, los delincuentes nacen delincuentes, tienen hijos delincuentes y así mueren, son una opinión sesgada, que no tiene un fundamento razonable; una opinión simple, pero que llama la atención, por quien es el representante de la policía de Tucumán y marca un lineamiento implícito de accionar sobre el concepto de lucha contra la inseguridad.
Por empezar, el juicio ético es una construcción donde la biología, lo social, lo individual, lo mental, lo cultural y las interacciones interpersonales inciden en esa construcción. Es lo que lleva a la persona a tener un discernimiento de sus acciones y reflexionar sobre las consecuencias del acto. Por supuesto que el papel de la corteza cerebral influye en conductas disfuncionales, tales como una conducta psicopática, pero aún no está probadan las investigaciones que den veracidad sobre una conducta delictiva.
Sabemos que la interacción social ejerce un factor importante en la elección de conductas, donde lo individual, como la formación de valores o contar con recursos psíquicos internos puede frenar el impulso de realizar una conducta disfuncional; o incluso una conducta disfuncional puede realizarse y la misma no ser penada por la ley, ya sea por falta de un juicio, o por tolerancia social; por ejemplo, insultar a personas y saber que eso no está contemplado en una pena impuesta por la Ley; entonces, ¿cómo hacer para dejar de insultar? Es ahí donde hablamos del aprendizaje social como abordaje que puede permitir que ese comportamiento sea sustituido por otro más adaptativo y con menor riesgo.
Siguiendo la línea del mensaje del jefe de la Policía, podría entenderse que un policía corrupto ya nació así y seguirá siendo corrupto hasta que se muera, y tendrá hijos corruptos; entonces ¿cómo pasó un examen ingreso sin ser percatado de esa conducta? O si el empleado policial comete delito, ¿por qué sigue trabajando en la dependencia sin ser denunciado ante sus superiores o la justicia? O si tiene un hijo que quiere ingresar a la policía, ¿no debería permitirle que rinda el ingreso, total ya era corrupto como el padre o la madre?
O bien, si una persona con rasgos de psicopatía, ¿por qué merece vivir en una sociedad? Todos sabemos que un psicópata puede formar una familia, ir a un templo religioso, formular proyectos de leyes de protección y garantías, o incluso llegar a ser un líder social; es decir no es psicópata 24 x7; son predisposiciones que actúan en ciertas circunstancias y con ciertas personas donde obtiene el placer de ejercer el sufrimiento.
Procesos subyacentes
La gran mayoría de las personas que delinquen no es plenamente consciente de las razones que las impulsan a ello; sí que en cambio son conscientes de los motivos de su elección delictiva, la cual será el resultado de la interacción de componentes subjetivos; el ambiente físico, familiar y social permanente, y las decisiones del sujeto influidas por la experiencia pasada sin aplicación de ley, es decir la normalización del acto delictivo sin ser juzgado por la justicia, lo cual no solo se aplica a la delincuencia ocasional, sino también a la reincidente.
También es importante destacar que existen procesos sociales subyacentes que tienden a la deshumanización, que propician la aparición de conductas delictivas; por ejemplo, una sociedad en posguerra o en conflicto social y político interno permanente.
La prevención en seguridad es efectiva, como también si se agrega la participación ciudadana en la prevención; bastante probada esta idea de participación, que vimos numerosos reclamos de vecinos que llevaron a establecer medida de prevención en el barrio, con el resultado de una disminución del delito, ya sea temporal o definitiva, medida que actúa a medio y largo plazo, y que al mismo tiempo reclama prestaciones sociales, e intervenciones de servicios municipales.
Si esta opinión del jefe de la policía fuese aplicable, entraría en otro problema que son las leyes de protección y garantías existentes, como también en la estigmatización y marginalidad de aquellos niños, que provienen de familiares de delincuentes que viven en una villa o en un country; pero si se aplicara políticas de protección a niños que conviven en las cocinas de drogas, en la cotidianidad de ver a sus padres, en el rol de transas, o ver sus padres en autos de alta gama, que viven en country, que hicieron su fortuna a través del delito, quizás esos niños podrían tener otra oportunidad de alternativa de vida, y no de naturalización de la conducta delictiva.
Para terminar, si se acepta la teoría de que no existe libertad para decidir, esto debería cambiar el derecho penal, y empezarían aparecer leyes con castraciones ante el peligro que el hijo de un violador cometa una violación, o encerrar a un niño, hijo de un delincuente, que abandonó la escuela para estar con su familia, por el hecho de prevenir que no cometa delito a futuro.
Debemos entender que la responsabilidad penal no es un hecho natural, sino un fenómeno social.