Las infusiones de plantas y hierbas no son solo una tradición antigua; también representan una herramienta clave para mantener la salud, tanto en la medicina tradicional como en la ciencia moderna. Entre estas bebidas destaca el té de menta, valorado por su capacidad para purificar el hígado y proteger los riñones, órganos esenciales para el bienestar general.
El hígado, aunque es un órgano resiliente, puede verse comprometido por factores como enfermedades hereditarias, virus, obesidad o el consumo excesivo de alcohol. Según la Mayo Clinic, detectar y tratar a tiempo las afecciones hepáticas es vital para asegurar la recuperación del órgano y evitar complicaciones.
Té de menta: un aliado para el hígado y los riñones
El té de menta se destaca no solo por su sabor refrescante, sino también por sus propiedades saludables. Es rico en antioxidantes, vitamina C y compuestos antiinflamatorios que ayudan a combatir la inflamación y el daño celular. Además, la menta actúa como antiespasmódica y antiséptica, lo que la convierte en una excelente opción para calmar el estómago y facilitar la digestión.
La Fundación Española de Nutrición subraya que la menta también estimula la secreción de bilis, aliviando cólicos y combatiendo parásitos intestinales. Según un estudio del Ministerio de Agricultura de España, el té de menta puede reducir las náuseas y las flatulencias, contribuyendo a una mejor salud digestiva y hepática.
Cómo preparar el té de menta en dos pasos
La preparación de esta infusión es simple y rápida, perfecta para disfrutar de sus beneficios a diario:
Colocá unas hojas frescas de menta en una taza de agua hirviendo.
Dejá reposar la infusión durante 10 minutos.