Matias Lorenzo Pisarello
Abogado - Especialista en Criminología
“Las cosas como son, nacieron delincuentes, morirán delincuentes”, dijo el Jefe de Policía de la provincia de Tucumán al referirse al caso de Luján, la niña de 11 años asesinada en Río Seco en circunstancias que aún son materia de investigación.
Casi un mes después ratificó su postura: “No estamos para andar preguntando al delincuente si se va a reinsertar en la sociedad. Son delincuentes, nacen y mueren delincuentes. Ya me cansé de decirlo”
Estos lamentables comentarios del Jefe de Policía se enmarcan en la dialéctica amigo-enemigo que algunos suelen querer instalar para encontrar rápidamente una respuesta ante hechos que merecen un análisis profundo y evitar así hablar de sus responsabilidades.
¿A quiénes englobará el concepto de “mal nacidos” lanzado por el Jefe de Policía?, porque en la misma semana que realizó las primeras declaraciones, las acciones de varios miembros de su fuerza se encontraban bajo sospecha, mientras que en la actualidad debemos sumarle casi el escuadrón entero de Gendarmería Nacional delegación Tucumán investigado por diferentes delitos.
Cabe recordar que los familiares de Luján denunciaron inacción policial, abandono y maltrato en la comisaría de Río Seco al momento de denunciar la desaparición de la niña; en el mes de septiembre la justicia provincial condenó por homicidio culposo e inhabilitación para portar armar por 6 años, a un policía que mató a tres personas en “estado de estrés y adrenalina al límite” y otros policías se fugaron de un procedimiento, sin dar aviso a nadie, luego de disparar en la cara de un joven, que finalmente perdió un ojo y debió pelear por su vida varios días. También en septiembre se abrió una investigación contra siete policías de la comisaría de Concepción donde se les imputa, entre otros delitos, la privación ilegítima de la libertad y la falsificación ideológica de las actas del procedimiento mediante el cual detuvieron algunas personas aplicando el código contravencional. Al igual que en el caso Gargiulo, donde la Corte Suprema declaró nulo el procedimiento que inició actuaciones por “narcomenudeo”, la policía también actuó al margen de la ley. A ello debemos sumarle la gran cantidad de quejas vecinales por violencia policial en cada uno de los procedimientos que se vienen realizando en los barrios de la provincia con la excusa de prevenir el delito y en los cuales solo se detienen jóvenes por proferir insultos o negarse a ser requisados.
No hay dudas que la teoría del Jefe de Policía se inscribe en aquella iniciada por Cesare Lombroso que se basaba sobre todo en el atavismo, una especie de retorno de los salvajes a la civilización moderna. Sus declaraciones, hacen creer que piensa que pudiera distinguir biológicamente criminales de los demás ciudadanos. Tal vez no lo sepamos y tenga acceso a una agenda secreta en la que anota a los futuros delincuentes.
Analizar causas
Tucumán cuenta con una larga lista de policías que cometieron hechos delictivos, sin embargo, corresponde al Estado evaluar qué causales influyeron para que sucedan. Lo mismo debería ocurrir con el resto de los delitos: analizar sus causas para brindar soluciones.
Ésta falta de información genera dudas, ideas falsas y opiniones desacertadas. Los diagnósticos se realizan sobre bases infundadas y en consecuencia se plantean soluciones que no corresponden a la verdad de los hechos.
La prevención exige que se adopten medidas donde se origina la causa del problema. Es importante determinar los factores responsables del delito y de la inseguridad, establecer prioridades, comprometer recursos y utilizar los medios de acción apropiados para modificar el potencial de la delincuencia.
Mientras ello no ocurra, y el Jefe de Policía siga creyendo ser descendiente de Lombroso, la violencia no podrá ser disminuida ni mucho menos erradicada.