Una de las curiosidades que tiene el fútbol (y que lo hace el mejor deporte del mundo) es su imprevisibilidad. Cualquier equipo puede ganarle a cualquiera, y eso ocurrió con un Tigre limitadísimo y lleno de falencias que se llevó un triunfo claro del Monumental, contra un Atlético que volvió a dejar una imagen preocupante al futuro en la Liga Profesional.
Uno de los aspectos que se ven con frecuencia en los partidos de fútbol es que un equipo se termina “mimetizando” con el rival de turno. Así como Atlético en esta Liga Profesional le ganó a Boca y a Racing, le empató al líder Vélez y le hizo fuerzas durante el primer tiempo a River en Buenos Aires, poniéndose a la altura de equipos con otro tipo de aspiraciones, en esta oportunidad se puso al nivel de un “Matador” que partido a partido demuestra por qué es el peor de la tabla anual.
En la lluviosa noche del Monumental no hubo orden en el juego, de ninguna de las dos partes. El partido fue palo y palo, prácticamente sin juego en la zona media. La pelota volaba de un arco al otro y por eso Tomás Durso y Felipe Zenobio anduvieron a los revolcones, sobre todo en la primera mitad del partido.
El plan de Sebastián Domínguez estuvo claro desde un primer momento. Tigre llegó a Tucumán decidido a intentar lastimar de contra a Atlético. Por eso el error de Facundo Sava quedó todavía mucho más expuesto.
El primer gol del partido, si bien el “Decano” parecía levemente superior a su rival, podría haber caído para cualquier lado. Pero Renzo Tesuri marcó el 1-0 y ahí comenzaron (o se intensificaron, mejor dicho) los problemas del dueño de casa.
Con la ventaja en el bolsillo, Atlético no supo llevar agua a su molino. Siguió, inexplicablemente, intercambiando golpe por golpe. Adrián Sánchez y Guillermo Acosta tuvieron serios problemas para copar el medio; Tesuri siguió yendo al frente y Franco Nicola volvió a mostrarse apático y con falta de ideas.
Así, casi sin proponérselo, la visita encontró el empate porque Tesuri de tanto ir se olvidó de retroceder con Sebastián Medina, que envió un centro crucial para en el 1-1.
Este Atlético es una cosa con Luis Miguel Rodríguez en cancha y otro totalmente diferente cuando “Pulguita” no juega. Lo demostró el simoqueño en más de una oportunidad.
Pero Rodríguez tiene que jugar parado cerca del área y tal era el caos mental del “Decano” en el segundo tiempo, que el encargado de generar fútbol andaba corriendo a los jugadores del “Matador”.
Para colmo, en defensa Atlético ya no ofrece las garantías que ofrecía en los primeros partidos post Copa América. Le generan mucho y le convierten con facilidad. Lo dejó en claro en esta oportunidad contra un Tigre que lo “noqueó” de manera inexplicable y que obliga a Sava a replantearse varias cosas de cara al tramo final del torneo.