07 Octubre 2024
BILLETERAS VIRTUALES
Desde este martes, adolescentes a partir de los 13 años podrán realizar operaciones en el mercado de capitales, como invertir en acciones, bonos y Cedears, siempre con autorización y monitoreo de sus padres. Así lo establece la Resolución General 1023/2024 publicada por la Comisión Nacional de Valores (CNV). Sin embargo, especialistas en salud mental han encendido alarmas ante los riesgos que esta medida puede implicar para los jóvenes.
La posibilidad de que adolescentes ingresen al mundo financiero en un contexto donde los casos de adicción al juego online no paran de aumentar preocupa a expertos. Para Mariana Marengo, licenciada en Psicología, esta resolución debe analizarse en un marco más amplio: "A los adolescentes se les están otorgando libertades y responsabilidades jurídicas para las que no están preparados, y esto puede generar consecuencias graves", señaló al diario La Voz.
Marengo destaca que los adolescentes atraviesan una etapa de constantes cambios emocionales y cognitivos, lo que los hace vulnerables a tomar decisiones impulsivas. "El sistema estatal está impulsando a estos chicos hacia la inmediatez, a tomar decisiones sin considerar los riesgos. Esto puede derivar en resultados negativos no solo para ellos, sino también para sus familias", agregó.
La psicóloga Marisa Petricari, docente e investigadora en la Universidad Nacional de Córdoba, coincide en que esta medida puede fortalecer comportamientos adictivos. "A los 13 años, el pensamiento crítico está en formación, pero también coexiste con el pensamiento mágico, que lleva a creer que invertir o apostar puede traer éxito inmediato. Esto refuerza conductas compulsivas relacionadas con la obtención de dinero", explicó al mismo medio.
Petricari advierte que este tipo de políticas favorecen un modelo económico centrado en la suerte y el azar, lo que puede ser perjudicial para el desarrollo subjetivo de los adolescentes. "Los jóvenes depositan su confianza en sistemas que dependen de factores fuera de su control, lo que genera aprendizajes erróneos y una peligrosa dependencia del azar", concluyó.
Las especialistas también coinciden en que la supervisión de los padres es un desafío. En un contexto cotidiano marcado por el estrés laboral y la pérdida de autoridad parental, el control sobre estas nuevas facultades es difícil de ejercer. "Los adultos hemos perdido nuestro rol de referentes y necesitamos redefinir nuestras funciones de autoridad. Es esencial guiar a los adolescentes, o corremos el riesgo de que naveguen a ciegas por decisiones que pueden tener consecuencias irreversibles", señaló Marengo.
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