Lamentablemente, no deja de causar amarga mueca de risa el “gran descuento gran” de un 1% que aparatosamente aplica YPF al precio de su nafta. ¿Merece esta decisión, por lo insignificante, su publicación en diarios y medios periodísticos del país? Ese porcentaje es mísero, y en nada, por supuesto, puede afectar al desenvolvimiento económico en general. Imposible arañar beneficio alguno, por lo invisible de su valor similar, metafóricamente hablando, a una hoja desprendida del inmenso ombú de frondosos aumentos que se suceden uno tras otro sin cesar. Este inocente descuentito lucirá, no lo dudo, como una prueba de nuestra incapacidad para sobreponernos a los latigazos de esta inflación que se enseñoreó en nuestro suelo, mal que nos pese, para complicarnos la existencia. Y... ¿quién tiene la culpa?
Darío Albornoz