Cuando la convocatoria lleva como título “Imaginación política” y el jurado desea apostar al artivismo, el resultado no puede ser distinto con lo que el público se encontrará esta noche a las 20, cuando se inaugure el Salón de Arte Contemporáneo en el MUNT (San Martín 1.545).
Que se recuerde, se trata del primer salón en el que el jurado propone, y dispone, modificar reglas y barajar de nuevo, por así decirlo. Propuestas abiertas al debate, las que el MUNT asumió. Hasta ayer al mediodía se desconocía si alguien se llevará el gran premio o será repartido entre los tres seleccionados.
Más allá de las valoraciones específicamente artísticas que se puedan realizar, el público asistirá a tres historias, tres relatos que disparan otras interpretaciones, pero que hablan de una realidad que no se puede objetar, de un pasado que sigue marcando el presente, y que no logra sino constituirse como un pasado diferido. Pero hay una cuarta en el que, tal vez, a modo de explicaciones y fundamentaciones se puedan leer en la sala central.
Este certamen nacional, tiene como objeto principal ofrecer una mirada sobre las artes visuales en el país, acompañando las prácticas artísticas contemporáneas a través de su Gran Premio ($700.000) y los Fondos de Estímulo para Desarrollo ($450.000), se indica en la presentación.
Los jurados Andrei Fernández Gabriel Chaile y Bruno Juliano seleccionaron tres trabajos sobre un total de 163 presentados, lo cual no fue una sorpresa, porque sumas tan reducidas desalientan la participación de artistas de otros territorios (en las redes sociales se mencionó con insistencia el costo de un flete, por ejemplo). En 2022 se habían elegido cinco propuestas y los premios eran más atractivos.
Primera historia: En la Berlinale (2020) Jonahatan Perel ganó una distinción por su documental denominado “Responsabilidad empresarial”. En las primeras imágenes del tráiler aparecen los ingenios azucareros de Banda el Río Salí y principalmente La Fronterita, sobre el que se detiene para dar un informe sobre lo que ocurría allí (según datos oficiales). El juicio por delitos de lesa humanidad de parte de los empresarios comenzará el 25 de febrero próximo, cuando se cumplan 50 años del Operativo Independencia. ¿Casualidad?
En la sala más pequeña de la institución Nahuel Ibarra plantea la instalación “No es el cuerpo, es la idea”. Con diversos recursos y herramientas aparecen dos tíos que trabajaban en aquel ingenio y en la textil Grafa. Con hilo de algodón ha bordado sobre lienzo la figura de una pistola y el texto “No tengas miedo viviremos para siempre”. En otra pared cartas escritas a puño y otras imágenes remiten a la situación y hasta un rápido mapa señaliza la fábrica. A su lado, una pintura a blanco y negro sobre una tela reivindica a su tío que todavía permanece desaparecido. “Me interesa trabajar desde la memoria, pero no esa cosa folclórica, es una reivindicación de las ideas que aparecen con el Cordobazo y el Tucumanazo, es una historia familiar”, le dijo el artista a LA GACETA. Un video acompaña un recorrido por algunas calles de Famaillá, que dan contexto actual de ese pasado que regresa.
En la instalación de Ibarra, más allá de su vigente contenido político, puede advertirse la capacidad de poner en relación, en un pequeño cuarto, el uso de técnicas y herramientas artísticas diversas.
En la primera sala del MUNT María Victoria Pastrana construye su “Casa de la memoria de una migrante”. Con bolsas de arpillera edifica una instalación que puede recorrerse internamente y que da cuenta de esos espacios de tránsito. Hay un tratamiento especial de esas bolsas plásticas, porque están sumergidas en arcilla líquida a punto barbonita (mezcla de arcilla y agua), como lo conocen los ceramistas, que cuando se enfría se endurece. Esa casa está sostenida por hilos y cañas, lo que habla de su precariedad. “La casa se inspira en las casas de barro, y también se relaciona con el pasado (mi casa de infancia, de mi abuela).
En “Buen Gobierno”, Inti Soria reflexiona sobre la potencia de la imagen sobre las palabras, como recurso para denunciar la opresión, dice. En la tercera sala, los lienzos con látex cosido a máquina y dibujos en las paredes dominan esta instalación. “Con trazos certeros las imágenes de referencia grafican la violencia sin censura de forma tal que los dibujos se presentan como documento histórico abierto a interpretaciones y reinterpretaciones. (Es) una composición con fragmentos a partir de ilustraciones del libro Nueva crónica y buen gobierno, de Guamán Poma de Ayala”, describe la artista.
El cronista escribió 1.179 páginas, de las cuales 399 contienen dibujos que representan la cosmovisión andina, historia de los incas y escenarios de la vida cotidiana durante la época de la conquista. “Como artista también me interpela mucho que Guaman Poma haya usado el dibujo como medio para visibilizar la época”, afirma Soria.
Una cuarta instalación
Son tres instalaciones, pero seguramente, una cuarta se podrá hallar en la sala central.
Con una calculada desprolijidad y desorden en los muros están escritos los textos del jurado y de los mismos artistas. Los jurados exponen que Inti Soria, Nahuel Ibarra y Victoria Pastrana son artistas que viven en diferentes localidades de Tucumán. “Su presencia aquí es también una propuesta: la dislocación de la ciudad capital para abarcar un territorio más amplio. Un llamado a conocernos. Sus lugares de origen: Amaicha del Valle, Monteros y Famaillá, reúnen diferentes paisajes y narrativas de esta provincia. Los valles calchaquíes, los cañaverales, los cerros, los ingenios, las rebeliones, el territorio comunitario-comunero”, se puede leer en esa sala.
Pero, además, lo que escriben los artistas, dan cuentan de sus propuestas y de sus deseos.