Una experta en desinformación sugiere a los jóvenes: "Toquen el mundo que los rodea"

Una experta en desinformación sugiere a los jóvenes: "Toquen el mundo que los rodea"

La académica colombiana-estadounidense Flores-Koulish visitó LA GACETA, y explicó que cuestionar el contenido que se consume ayuda a entender mejor el mundo y a tomar mejores decisiones.

STEPHANIE FLORES-KOULISH. La académica colombiana-estadounidense abogó por tomar la inteligencia artificial con ética y precaución./ANTONIO FERRONI, LA GACETA STEPHANIE FLORES-KOULISH. La académica colombiana-estadounidense abogó por tomar la inteligencia artificial con ética y precaución./ANTONIO FERRONI, LA GACETA

Stephanie Flores-Koulish es una pionera estadounidense y colombiana en el campo de la alfabetización mediática, y una estudiosa de la desinformación desde los años 90. Se desempeña como profesora y directora en la Universidad Loyola de Maryland, y obtuvo un doctorado en la Universidad de Boston. 

Además, ocupa el cargo de vicepresidenta de la Asociación Nacional de Educación en Alfabetización Mediática (NAMLE por sus siglas en inglés), una organización dedicada a luchar contra las falsedades que contaminan el espacio público.

Recientemente, Flores-Koulish visitó Tucumán en el ámbito de un programa organizado por la Fundación León donde concientizó a más de 200 jóvenes sobre la importancia de la alfabetización mediática. Durante su paso por la provincia, la especialista conversó con LA GACETA para reflexionar sobre el entorno mediático y aconsejar a los jóvenes. Entre otras recomendaciones, dejó la siguiente: "toquen el mundo que los rodea". Además, advirtió: “sin alfabetización mediática, la democracia está en riesgo".

¿Qué es la alfabetización mediática?

"La alfabetización mediática nos enseña a desacelerar y a evaluar críticamente lo que estamos consumiendo", explicó Koulish. "Es importante comprender el contexto y las intenciones de los emisores de los mensajes, no sólo para verificar los hechos, sino también para interactuar con ellos de manera reflexiva", añadió.

Según la experta, la clave está en hacerse las preguntas correctas, como las promovidas por NAMLE. Estas preguntas invitan a analizar las plataformas de comunicación desde diversos ángulos: autoría, propósito, contenido, técnicas y credibilidad. Entre los interrogantes que conviene formularse sobre los contenidos están los siguientes: "¿quién hizo esto?" y "¿quién quedó fuera del proceso?".

Stephanie también subrayó la necesidad de considerar el propósito de los emisores de los mensajes: ¿por qué se hizo esto? ¿El contenido fue diseñado para informar, persuadir o entretener? Según su criterio, reconocer la intención puede iluminar las complejidades que yacen detrás de las narrativas mediáticas.

La economía también juega un papel vital en el consumo de los canales de prensa. Preguntas como "¿quién pagó por esto?" y "¿quién se beneficia de este mensaje?" ayudan a las personas a reconocer las fuerzas económicas que influyen en la producción y difusión de los mensajes.

¿Por qué eligió dedicarse a esto?

Cuando se le preguntó por qué eligió la alfabetización mediática, la académica compartió una experiencia personal.

"Fui adoptada y crecí en los Estados Unidos siendo colombiana, pero no veía ninguna representación de quién era yo en los sitios donde me informaba", recordó. "La televisión, los diarios, ninguno reflejaba mi identidad. A medida de que crecía y de que mi sentido de la identidad comenzaba a formarse, sentí una desconexión profunda. No me veía reflejada en mi familia, y tampoco me veía afuera", apuntó.

Esta falta de representación hizo que Stephanie se sintiera aislada y confundida durante gran parte de su juventud. No fue hasta más tarde en su vida, cuando ya era docente, que descubrió la alfabetización mediática en un taller de desarrollo profesional. "Recuerdo haber asistido a este taller dirigido por un periodista que nos hacía preguntas críticas sobre los medios de comunicación: '¿qué falta?' '¿qué se dice y qué no se dice?' Ese taller me abrió los ojos. Me hizo darme cuenta de que no solo faltaba mi representación, sino que yo tenía el poder de hacer esas mismas preguntas sobre todo lo que consumía", dijo.

La experta afirmó que, una vez que aprendió a cuestionar los mensajes emitidos en el espacio público, no pudo ignorar el tema: "supe que era algo a lo que tenía que dedicar mi vida. Quería enseñar a los estudiantes cómo ser consumidores críticos e informados de los medios, y no sólo receptores pasivos".

¿Por qué es importante esta disciplina?

Según Flores-Koulish, las consecuencias de una sociedad sin alfabetización mediática son graves: "sin una comprensión crítica de las plataformas, las personas pueden ser fácilmente manipuladas. No es sólo una habilidad, sino una salvaguarda para la democracia".

En un mundo saturado de información, distinguir lo confiable de lo engañoso es cada vez más complicado. "Vivimos en una época con acceso a más información que nunca, pero también es más difícil que nunca filtrarla", afirmó. Para ella, la educación mediática fomenta el escepticismo, no el cinismo: "el escepticismo implica cuestionar y buscar la verdad mientras que el cinismo, cerrarse a todo". La especialista también enfatizó que, para ejercer adecuadamente los derechos y obligaciones inherentes a la ciudadanía, es esencial disponer de información veraz y de calidad.

Más allá del factchecking

Si bien la verificación de hechos o factchecking es clave para distinguir la verdad de la falsedad, Stephanie cree que es sólo el comienzo. "El contexto importa. Todos interpretamos la información desde nuestra perspectiva", explicó.

Para ilustrarlo, utilizó un ejemplo simple: "un cartel publicitario puede ser visto de manera diferente por vos, por tu madre o por tu hermano menor. Todos tenemos contextos únicos que influyen en cómo interpretamos la información".

Sus reflexiones sobre las redes sociales

"Existe la suposición de que las redes sociales son completamente negativas, pero no creo que eso sea justo", afirmó. "Claro, hay mucha desinformación, pero también hay muchísimo bien que proviene de las redes sociales. La gente está haciendo cosas increíbles y compartiéndolas con el mundo", opinó.

Sin embargo, Flores-Koulish también cree en la importancia de la moderación: "está bien hacer una dieta de lo digital de vez en cuando. Tómense descansos. Cenen con amigos y dejen los teléfonos a un lado por un rato. Se trata de lograr un equilibrio".

Pensamientos sobre la inteligencia artificial

En cuanto a la inteligencia artificial (IA), Stephanie enfatizó la necesidad de que tomarla con cierta precaución.

"La IA tiene un potencial increíble, pero debemos ser cuidadosos. Los desarrolladores están avanzando más rápido de lo que el resto de nosotros puede seguir el ritmo", advirtió. "Tenemos que hacernos preguntas éticas. El hecho de que podamos crear algo no significa que debamos hacerlo. Hay una responsabilidad que viene con la innovación".

Flores-Koulish abogó por incorporar más ética en el desarrollo tecnológico, especialmente en campos como la ingeniería. "La ética debería estar a la vanguardia de cada avance tecnológico. No es suficiente preguntarnos '¿podemos hacer esto?' También tenemos que preguntar: '¿deberíamos hacerlo?'", matizó.

Consejos para los jóvenes: “no se olviden de la vida real”

A los jóvenes hiperconectados y con dificultades, por ejemplo, para desconectarse, Stephanie dio algunos consejos directos:

"Desaceleren. Hagan una pausa. Sí, hay mucho que pueden aprender y experimentar a través de las plataformas, pero no se olviden de la vida real. Están en una edad en la que pueden experimentar el mundo de maneras más ricas y significativas que cualquier cosa que encuentren online", expresó. 

La experta recomendó: “viajen, huelan las flores de sus jardines, abracen a sus familias y amigos, experimenten todo a flor de piel”. Y agregó: "la pandemia forzó a su generación a las pantallas de una manera que mi generación nunca tuvo que experimentar. Lo entiendo. Pero los aliento a que se alejen cuando puedan: toquen el mundo que los rodea".

Y agregó: "La pandemia forzó a su generación a las pantallas de una manera que mi generación nunca tuvo que experimentar. Lo entiendo. Pero los aliento a que se alejen cuando puedan: toquen el mundo que los rodea. Hay tanto ahí afuera que es hermoso y vale la pena experimentar".

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