En la vorágine en que nos vemos sometidos al salir de casa, una de las situaciones más inquietantes puede ser el momento en que nos preguntamos si echamos llave a la puerta de casa. Así comienza una serie de sensaciones de ansiedad, miedo y una necesidad de desandar el camino a casa para verificar lo que hicimos. Este escenario se presenta con frecuencia pero ¿por qué sucede?
Mientras las grandes experiencias suceden, los detalles a veces pueden pasar desapercibidos. Aquello fragmentos de nuestra vida cotidiana pueden parecer pormenores y sin embargo son con frecuencia fundamentales en nuestra existencia, como es el caso de recordar si cerramos la puerta de casa, que implica a la vez la seguridad de nuestro hogar y de su contenido.
Un estudio buscó resolver por qué nos olvidamos de algunas experiencias y recordamos otras
Y aunque este detalle de nuestra experiencia sea importante, con frecuencia lo olvidamos. Por ello la ciencia ha buscado resolver la razón por la que olvidamos ciertas experiencias que muchas veces resultan de importancia en la posterioridad del tiempo. Un ejemplo fue el estudio elaborado por la Rice University en Houston, Texas.
Los investigadores condujeron un estudio que buscó responder a la inquietud de por qué algunos sucesos permanecen en nuestra memoria mientras que otros se encuentran contenidos por poco tiempo. Entre los descubrimientos se destacó la importancia del panorama más grande o el contexto general por sobre los detalles más menores. De acuerdo con la investigación, las personas somos más propensas a olvidar las más pequeñas y mundanas experiencias, entre ellas, el recordar si cerramos la puerta principal.
¿Qué recuerdos son más memorables en nuestra mente que otros?
Para comprender mejor de qué manera la memoria humana ejerce su labor, la estudiante graduada Fernanda Morales y la profesora asistente Stephania Leal mostraron imágenes a 38 participantes del estudio. Se trató de una prueba de memoria donde algunas imágenes se repitieron mientras que otras eran completamente nuevas.
Algunas de las imágenes eran muy similares, mientras que otras eran más difíciles de distinguir entre sí. Las imágenes similares tenían como objetivo interferir con la memoria imitando el tipo de experiencias cotidianas y mundanas que tenemos, como cerrar una puerta con llave.
Los investigadores descubrieron que las imágenes más memorables eran las que los participantes tenían más probabilidades de recordar. En el estudio, destacan que las imágenes que son coloridas, muestran personas o están despejadas son más memorables. Aunque pronto las olvidaron, al cabo de 24 horas. Esto fue especialmente cierto al recordar experiencias positivas, lo que sugiere que estas experiencias son memorables al principio, pero más propensas a ser olvidadas.
El tiempo, la emocionalidad y la percepción influyen en nuestros rceuerdos
Sin embargo, otro aspecto fundamental en la capacidad de recordar es el tiempo que influye en la permanencia de las experiencias en nuestra memoria que muchas veces retiene los aspectos centrales de una experiencia, en lugar de los detalles adicionales. El paso del tiempo tiende a exagerar este efecto, según los investigadores.
Por ejemplo, cuando intentamos recordar lo que hicimos el año pasado, es posible que recordemos haber hecho muchas cosas diferentes. Sin embargo, es probable que solo un puñado de estos recuerdos se destaquen con gran detalle. Es posible que recordemos haber ido de vacaciones, pero es posible que no recordemos las actividades de cada día.
Los resultados del estudio encontraron además que el contenido emocional, el tiempo transcurrido desde la experiencia y las características perceptivas de la memoria juegan un papel clave en si recordamos los detalles de un evento. Así es que todos estos aspectos influyen en el momento en que por lo general, olvidamos nuestra llave, situación que muchas veces no forma parte de la centralidad de la experiencia.