“Yo tengo que nacer de nuevo para devolverle al fútbol lo que me ha dado. Es que con una sola vida no le puedo devolver nada, y de esta ya me estoy yendo”, las palabras de Hugo Ginel, exjugador de Atlético Tucumán y destacado defensor, conmueven. Él es un testigo privilegiado de la historia del club que hoy está celebrando sus 122 años desde su fundación. En diálogo con LA GACETA, Ginel reflexionó sobre su carrera y el desarrollo del fútbol tucumano, recordando anécdotas y momentos claves que marcaron su trayectoria.
En 1958, Atlético Tucumán alcanzó el campeonato invicto. Aunque Ginel recuerda que muchos de sus compañeros se fueron después del torneo, lo sostiene como uno de los más importantes de su carrera por ser uno de los primeros: “De aquel equipo, solo quedamos dos. Después de ese año, había que armar un equipo nuevo”. A pesar de las adversidades, el club logró formar un nuevo equipo que, sorprendentemente, se consagró campeón nuevamente en 1959. Ginel menciona que el éxito fue posible gracias a la incorporación de nuevos talentos, como los santiagueños Castillo y Ayunta, aunque lamenta que “el santiagueño es diferente, siempre se quiere volver a su pago y se acabó la historia”.
Aunque él era tucumano, tampoco aceptó salir de su provincia de origen. Para explicar el motivo, Hugo recuerda cómo en esos tiempos el fútbol no era un negocio lucrativo. “A valores de hoy, ganar un partido significaba recibir $2.000 o $4.000. Para nosotros, la alegría era estar juntos y vivir el fútbol con pasión; si perdías, un café con leche, con suerte”, dice, reflejando una época en la que el amor por el deporte primaba sobre el dinero.
Su amor por Atlético es evidente cuando comparte recuerdos de sus primeras experiencias con el club, mencionando a Rafael Albrecht, un joven que iba todos los días al club porque su abuela era quien lavaba la indumentaria. De tanto ir, un día lo vieron jugar y así comenzó su carrera como futbolista. “Esas son las raíces que nos formaron como jugadores a los de esa época”, afirmó con una sonrisa, recordando a aquel entrañable defensor que luego fue reconocido a nivel nacional.
No hay dudas de que Ginel es historia viva del club y, por eso, hace unas semanas recibió un merecido homenaje. El concejal Gonzalo Carrillo, también vicepresidente de Atlético, presentó un proyecto a la Municipalidad para renombrar un pasaje en honor a Ginel, como gesto de la importancia de su legado. “¿Quién puede prepararse en la vida para recibir algo así? Nadie”, expresó Ginel, conmovido por el reconocimiento que será inaugurado mañana a las 9. “Es lo más lindo que me han regalado. Nunca me lo imaginé, nunca esperé que algo así pudiera pasar”, agregó.
Cuando se le pregunta si le queda algo pendiente en el fútbol, Ginel responde con honestidad: “Toda mi vida he tratado de mantener el equilibrio. Nunca me entusiasmó nada sobremanera. Lo que hice, ya lo hice, y soy un agradecido de todo. Siempre digo que no me va a alcanzar una vida más para devolver todo lo que me dio el fútbol”.
A lo largo de su carrera, Ginel tuvo muchas oportunidades para emigrar del fútbol tucumano. Racing, San Lorenzo y Boca fueron solo algunos de los clubes que vinieron a buscarlo, pero nadie lo pudo sacar de su querido Empalme, en Ranchillos, donde se siente satisfecho.
Para explicar algo que, en esta época, parece imposible de concebir, trajo a colación una anécdota con Carlos Bilardo. “Él me dijo una vez: ‘Si tu vida en Tucumán es como me contás, no tenés necesidad de ir a Buenos Aires. Quédate y disfrutá, no vale la pena que te vengas para aquí’”, recordó.
En estos meses, en los que la Copa de Campeones que Atlético ganó en 1960 está en boca de todos, Ginel recuerda ese evento como si hubiera sido ayer. “En la final enfrentamos a Quequén. Ellos habían preparado todo para la fiesta porque nosotros veníamos ganando con lo justo y viajando desde hacía una semana. Me acuerdo que antes de la final estábamos por merendar y Roberto (Santillán) nos dice: ‘Muchachos, les voy a pedir que esperen un poco. Tengamos paciencia, que vamos a recibir una visita especial’. Era el gobernador de Tucumán, Celestino Gelsi. Llegó y se sentó con nosotros. Cuando salimos campeones, nos reunió en el vestuario, se sumó a los festejos, se bailó un tango con uno de los jugadores y nos dijo: ‘Vamos a ir a Mar del Plata, tres días, todo pago’. Fue increíble. Ahí varios pudimos conocer esa ciudad. Luego se organizó todo para llegar a Tucumán a las 21 y que toda la gente nos pudiera ir a recibir. Fue algo increíble, toda la provincia nos esperaba”, detalló.
Ese torneo logrado por Atlético derivó en una increíble oportunidad para Ginel. Entre los logros que consiguió el tucumano, haber integrado la selección argentina que participó en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 está un escalón por encima de todo. “Fue lo más representativo de mi carrera. En ese momento, el fútbol no era como ahora. Costaba mucho que alguien del interior integrara la selección; nosotros dependíamos del Consejo Federal y no nos prestaban la misma atención. Pocas veces nos enfrentábamos a los equipos importantes del país”, comentó el primer “olímpico” del fútbol tucumano.
Según recordó Ginel, aquel sueño comenzó a concretarse poco más de un mes antes de aquellos Juegos, el 8 de julio de 1960. “Ese día, la Federación jugó un amistoso contra Racing en el Monumental; y fui “Gardel”: marqué a (Orestes Omar) Corbatta y me salieron todas bien. Al final del partido, el técnico de Racing, José Della Torre, me dijo que hablaría con Ernesto Duchini, el técnico del plantel olímpico, para que me citara. A los pocos días recibí uno de los mejores regalos que me dio la vida: integrar una Selección de mi país”, contó.
Con sus 86 años bien puestos, Ginel es parte importante de la historia de Atlético. Con 16 títulos conseguidos con el “Decano”, es uno de los jugadores más ganadores del club y uno de los ídolos de la hinchada. Con el paso de los años, y con reconocimientos como el que recibirá mañana en la cena por los festejos del aniversario de Atlético, o el pasaje nombrado en su honor, la vida le empezó a devolver un poco de todo lo que le dio al fútbol. Es curioso que, pase lo que pase, tanto desde el fútbol como desde Ginel, ambos se sientan en deuda con la otra parte. Eso solo lo logran los distintos, los cracks, los fuera de serie. Y Ginel lo es, tanto dentro como fuera de la cancha.