¿Qué pasa cuando se mezcla pegamento y bicarbonato? “Me salvó todo”, ese preparado hizo que Franco Salvatierra pudiera llegar a la meta de “La Batalla de Tucumán”. El biker quizás tenía un deseo de arribar tan adelante como Luciano Gay y José Hernández, ganadores de la distancia más competitiva (ver aparte). Pero a mitad de competencia, una pinchadura cambió el plan: llegar sería el gran triunfo, sin importar el puesto.
Y llegó. A Salvatierra le cabe el “ganador sin podio”. “Ya estaba muy decepcionado porque vengo entrenando hace tres años y no quería abandonar”, comentó el ex piloto de rally. El biker largó, como todos, desde plaza Independencia. Siguió por parte del casco histórico de la ciudad, empezó el ascenso al cerro San Javier. Se adentró en la montaña y ahí se generó el inconveniente que pudo solucionar gracias al apoyo logístico de su hermano Lucas y un grupo de amigos. “En Raco pasando a dos chicos que venían un poquito más lento, en una bajada se rompió la goma trasera, se hizo un tajo muy grande”, relató. Ante la imposibilidad de reparar la cubierta hasta llegar al punto de abastecimiento acordado con su grupo, celular de por medio, Salvatierra avisó que salía de la senda hasta la ruta. “Pasó mucho tiempo, unos 20 minutos”, detalló el campeón de la clase A5s de rally en 2014.
Una vez producido el encuentro, ya más o menos los hermanos y amigos, sabían qué hacer. En un negocio de Raco compraron bicarbonato y el reconocido pegamento que “nada, nada lo despega”. “Es una maña que se aprende en los talleres de auto”, indicó el corredor. El combinado genera una costra, lo suficientemente resistente para que, en este caso, una cubierta de una bicicleta de montaña resista casi 50 kilómetros, lo que le restaba a Salvatierra para llegar hasta El Cadillal donde se cumplían los 100 kilómetros de la competencia.
“No desarmé la rueda. Limpiamos bien la superficie, pusimos el pegamento e hicimos la costra que se forma en el momento con el bicarbonato”, describió el proceso de reparación. Claro que en el rally, la considerada maña sirve para pegar algunas pequeñas partes plásticas, pero quedó demostrado que el “parche químico” puede mucho más.
Nuevamente en carrera, consciente de que no iba a cumplir con el tiempo que se propuso, el hombre de 41 años siguió pedaleando. “La bicicleta seguía igual. La verdad que se portó muy bien ante una carrera que demanda mucho desde lo mecánico porque hay muy mucha tierra y muchos guadales en los que la bici se entierra unos 30 centímetros”, describió algo de lo que debió soportar la máquina tras ser reparada.
Vale destacar que Salvatierra utiliza una bicicleta de aluminio. Un tecnología no tan avanzada como las más comunes de la actualidad que son de fibra de carbono. “Debe pesar unos 15 kilos, de las más pesadas de la competición. Una bici liviana hace mucha diferencia. En un futuro si la voy a cambiar”, aseguró. La máquina de color rojo tiene un valor sentimental especial porque posee varios accesorios que sus amigos del rally le ayudaron a conseguir. Algunos de ellos no le tenían fe cuando vieron que decidió seguir en la competencia después de la pinchadura. “Ellos decían que no iba a llegar. ‘Ya la voy a acomodar’, les dije”, contó el hermano del corredor.
Además de lidiar con la mitad del exigente recorrido que todavía le quedaba por completar. Salvatierra tuvo que detenerse un par de veces para reforzar la reparación. “Desde Raco hasta El Cadillal, paré cuatro veces para ir inflando la rueda”, explicó. Ahí está el motivo del tiempo que hizo. “Fueron aproximadamente seis horas”, calculó. Según los registros Salvatierra completó los 100 kilómetros en 6h13’50”69/1000. Un poco más de cinco horas, era la expectativa del biker si no hubiera tenido el problema. “Pero bueno, llegué y, como la carrera demanda, pude dar batalla”, celebró Salvatierra su rendimiento que lo colocó en el séptimo lugar de su categoría.