Sexualmente hablando: creatividad sexual

Con frecuencia las personas que llevan años de pareja estable sienten que su vida sexual ya no es la de antes. Antes… ¿cuándo? Como en los primeros tiempos, cuando el deseo era una constante y surgía espontáneamente: el sexo estaba lejos de ser un deber y nadie se sentía demasiado cansado u ocupado como para desaprovechar la posibilidad de un encuentro. ¡Estar juntos siempre era un buen plan!

Pero la rutina, las demandas laborales y familiares, el estrés, el cansancio, la habituación a ese cuerpo conocido y hasta el error de dar a la otra persona por sentada, suelen conducir a una suerte de letargo sexual, que lleva a actuar de manera predecible y automática. Y sí: es todo un desafío recrear la pasión a lo largo del tiempo.

Algunos tips

La carismática sexóloga portorriqueña Alessandra Rampolla brinda una serie de consejos orientados a romper la monotonía y avivar las llamas.

En primer lugar, sugiere regalarse mutuamente un “masaje sensual”. Es decir: “un masaje extenso, lánguido y erótico, que incluya desnudez y caricias íntimas, no el tipo de masaje utilizado para deshacernos de tensiones y dolores corporales”. Califica esta práctica como una de las más hermosas formas de comunicar el amor y relacionar los cuerpos.

Incorporar la comida como parte de la seducción es otra idea. No por nada muchos alimentos son considerados afrodisíacos. Darse de comer con movimientos suaves y roces sensuales puede convertirse en algo divertido y excitante (y con que sea divertido, ya vale mucho). Parte del juego previo puede ser preparar juntos la comida.

Otro tip es darse una “escapadita” de fin de semana. Pero no es necesario que se trate de un gran viaje: basta pasar el día en un lugar diferente o tomarse cada tanto un par de horitas en medio de la jornada laboral para generar efectos favorables en la atracción. El asunto es hacer algo distinto, salirse de la rutina diaria. “Es el antídoto perfecto para aquellas parejas con hijos que no tienen mucho tiempo para compartir solas”.

Un poco más osada es la sugerencia de hacer el amor al aire libre. Pero claro, para esto “se necesita un cierto nivel de espontaneidad y, sobre todo, atrevimiento ¡y no es para todo el mundo!”

Atreverse a experimentar

¿Quién se atreve a hacer un striptease? “No es necesario saber bailar ni hay que tener una figura escultural”. A muchos esto puede parecerles algo tonto o ridículo y no se imaginan haciendo algo así. ¡Qué bueno sería no descartar tan rápido esta idea! (muchas veces este rechazo tiene más que ver con la vergüenza sexual que con otra cosa). Lo cierto es que mirar al otro desvestirse lenta y provocativamente puede ser una experiencia excitante para ambos. Es cuestión de atreverse a experimentar.

Explorar las fantasías: algo a lo que no muchas parejas se atreven. “Tal vez hayan fantaseado con incorporar algún juguete sexual en sus relaciones, aventurarse en los placeres anales, o conquistar una nueva posición sexual”. Todos tenemos fantasías y tal vez queremos hacer realidad alguna. Solo es cuestión de comunicarlo, discutirlo y, si hay acuerdo… ¡lanzarse!

¿Y el amor?

Rampolla pondera las bondades de bañarse juntos cada tanto. Una forma de mimarse, además de ser “una excelente excusa para mirar un cuerpo mojado y resbaloso bien rico”. Propone incorporar elementos especiales, como pétalos de rosas, fragancias, esponjas suaves, mucha espuma.

Por último, escribir una nota o mensaje de amor es una manera -tan clásica como efectiva- de buscar seducir y enamorar al otro: sentirse deseado/a es uno de los mayores afrodisíacos que existen.

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