Paradojas de un viajero

Paradojas de un viajero

El solitario e itinerante proceso de escritura de un académico.

CONSTITUCIONALISTA. Gargarella cronica sus viajes en medio de paradojas y de vivencias que transforman. CONSTITUCIONALISTA. Gargarella cronica sus viajes en medio de paradojas y de vivencias que transforman.
22 Septiembre 2024

ENSAYO

APUNTES ITALIANOS: Y OTRAS NOTAS DE UN SOCIÓLOGO EN VIAJE

ROBERTO GARGARELLA

(Seix Barral – Buenos Aires)

Roberto Gargarella es un académico argentino con prestigio internacional. Su carrera lo ha llevado a recorrer muchas de las instituciones educativas más importantes del mundo. En el derecho constitucional latinoamericano ha publicado los libros imprescindibles de la disciplina. Pero en la teoría política y jurídica, además, ha debatido, en los foros centrales de muchos continentes, los temas acuciantes de la época como la calidad democrática, la desigualdad institucional y la exclusión social.

Hoy nos llegan sus Apuntes italianos, un tomo que reúne las crónicas que Gargarella escribió durante los viajes que hizo en los últimos 18 años, en su gran mayoría, llevado por sus investigaciones y su trabajo. Reunidos y revisados estos textos personales habitan en un cruce de múltiples paradojas en la vida y obra de su autor, todas ellas literariamente atractivas y fecundas.

La primera de ellas es la pintura que da del revés de la vida académica en el primer nivel mundial, que es una vida apasionante y glamorosa, pero también mundana y agitada; llena de honores y aplausos, pero a su vez distante y solitaria. Gargarella no parece renegar de esa soledad, al contrario, la disfruta. Y esa es la segunda paradoja que él mismo reconoce en el prólogo. En los momentos más potentes, Gargarella es un autor alegre que es capaz de describir con luminosidad la vitalidad de las calles de Cochabamba y que se conecta hasta el alma con una danza alucinatoria en un pub de Nueva Orleans. Un autor que, repentinamente, parece vivir en tensión con el teórico que, en su obra académica, critica con agudeza las instituciones que rigen este mundo y que, a veces, las mira con honesta desilusión.

Apuntes italianos revela también el revés del propio Gargarella, que, además de su perpetua intriga por los intersticios del mundo, deja traslucir su necesidad de mirarlos no sólo desde la soledad viajera, sino acaso desde su timidez personal. Esta tercera paradoja es el centro del libro: Gargarella intenta estar cerca pero siempre se siente un poco lejos y esa distancia le permite ver de verdad. Sus ojos son los ojos afilados y agudos del hombre que se interesa por lo que hay alrededor, pero que, cuando hace arte y no teoría, no interroga las reglas de las cosas, sino que es capaz de apreciar, en la lejanía, su intimidad. Eso es el arte: mostrar la intimidad del mundo, de los demás y de uno mismo, de los deseos y límites propios, de los amores y odios, de las pasiones y la necesidad.

© LA GACETA

MANUEL M NOVILLO

Perfil

Roberto Gargarella es sociólogo, abogado y doctor en Derecho de la UBA. Tiene otro doctorado también en Derecho de la Universidad de Chicago y estudios post-doctorales en Oxford. Es profesor de Teoría Constitucional y Filosofía Política en la Universidad Di Tella y de Derecho Constitucional en la UBA. Ha sido profesor o investigador visitante en las Universidades de Bergen, Oslo, Pompeu Fabra, New York, Columbia y Harvard. Entre sus libros sobre teoría constitucional y filosofía política pueden mencionarse Latin American Constitutionalism (Oxford U.P., 2013); The Legal Foundations of Inequality (Cambridge U.P., 2010), La justicia frente al gobierno; Los fundamentos legales de la desigualdad y El Derecho a protestar: El primer derecho.

Escribiendo un libro en Nueva York, alucinado*

Por Roberto Gargarella

En estos días me encontré escribiendo: en las bibliotecas, la mayor parte del tiempo; en la cama, como ahora; en cafés, (decenas, varios por día); en la sala común de New York University; en el subte (tomo el subte todos los días: trayectos larguísimos, en los que ya no me preocupa, sino que me alegra, que el metro se detenga o se atrase); en un banco al costado del subte, esperándolo (a veces, si estoy entusiasmado, dejo pasar uno o dos formaciones, hasta completar la idea: ¡qué mundo el subterráneo!); en un banco de la plaza-planeta que es Washington Square; en un banco del parque mirando el Hudson; en el Banco (¡¡el Citibank!!), esperando que me atiendan (insoportables); en un sillón interno de la Facultad de Filosofía, también aguardando ser recibido; en el pasto, junto a la cancha de fútbol, un viernes a la mañana (con los pantalones y zapatillas, esperando que lleguen mis compañeros de fútbol de hace varios años, ¡que no llegaron!); en el sillón del dentista, una hora y media, mientras el dentista espera que mi seguro autorice la intervención quirúrgica (¡no la autorizó!).

*Fragmento de Apuntes italianos.

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