UNIONDALE, Estados Unidos.- Donald Trump redobló esta semana sus ataques contra la migración y se comprometió a visitar la ciudad de Ohio en la que acusó falsamente a residentes haitianos de comer mascotas, mientras Kamala Harris cortejaba a votantes latinos aupada por una encuesta favorable en tres estados clave para las elecciones de noviembre.
El ex presidente republicano, cuya dura retórica antinmigración se ha convertido en una pieza central de su campaña, dijo en un mitin en Long Island, Nueva York, que irá a Springfield “en las próximas dos semanas”.
Trump y su compañero de fórmula, J.D. Vance, han afirmado falsamente que personas procedentes de Haití se están comiendo a los perros y gatos de los residentes de esa pequeña ciudad, donde escuelas y edificios oficiales han sufrido amenazas de bomba tras sus comentarios.
“Un precio infernal”
En duras declaraciones, el magnate describió a los migrantes como “animales” y miembros de bandas que están destruyendo el modo de vida de los estadounidenses. “Vamos a agarrar a esa gente violenta y la vamos a enviar de vuelta a su país, y si vuelven a entrar, van a pagar un precio infernal”, advirtió.
“Reformar y proteger”
En contraste, la candidata demócrata Harris intentó ganarse a los latinos diciendo más temprano en la conferencia del Instituto del Caucus Hispano del Congreso (CHCI) en Washington que “Donald Trump y sus aliados extremistas” siguen tratando de hacer “retroceder al país”.
“Todos recordamos lo que hicieron para separar a las familias”, soltó la vicepresidenta ante una audiencia que la interrumpió varias veces con aplausos.
Bajo la política de “tolerancia cero” aplicada de 2017 a enero de 2021 bajo el gobierno de Trump, miles de niños fueron separados de sus familias para desalentar la masiva llegada de migrantes, en aquel entonces procedentes sobre todo de Centroamérica. Muchos de ellos ya fueron reunidos durante su mandato y otros durante el de su sucesor demócrata Joe Biden.
“Ahora han prometido llevar a cabo la deportación más grande, una deportación masiva en la historia estadounidense”, advirtió Harris. “¿Redadas masivas?, ¿campos de detención masivos? ¿De qué están hablando?”, preguntó.
También dijo que Estados Unidos debe “reformar” su “sistema de inmigración roto y proteger” a los “Soñadores”, cerca de medio millón de jóvenes inmigrantes indocumentados, muchos de ellos hispanos, actualmente protegidos por la ley. “Entiendan que podemos hacer ambas cosas”, prometió.
En Nueva York, Trump atacó a Harris, diciendo que no logró frenar la migración ilegal. “Kamala será conocida como presidenta de la invasión”, dijo.
Faltan siete semanas para los comicios, y Harris intenta movilizar al electorado sobre todo en siete estados bisagra que deciden los resultados electorales en un país donde el presidente es elegido por sufragio indirecto.
De cal y de arena
El miércoles, la vicepresidenta recibió algunas novedades buenas y otras malas.
La buena noticia llegó de la mano de una encuesta realizada por la Universidad de Quinnipiac, en la que aventaja a Trump en tres de estos estados: por al menos cinco puntos en Pensilvania y Michigan, y por muy poco en Wisconsin.
El candidato que falle en estos tres Estados perdería prácticamente la posibilidad de ser elegido a nivel nacional. Trump lo consiguió en 2016 y Biden en 2020.
Otro pequeño espaldarazo pareció llegar luego de que la Reserva Federal (Fed, banco central) anunciara que recortó sus tasas de interés medio punto porcentual, la primera reducción desde el inicio de la pandemia de covid-19.
La medida, que reduce drásticamente los costos de los préstamos para los estadounidenses, fue bien recibida por Harris, que ha intentado destacar su historial económico y el del Biden en su carrera contra Trump, que acusó a la Fed de estar politizada.
La mala noticia para Harris, sin embargo, se la aportó el poderoso sindicato de camioneros, conocido como los “Teamsters” (“compañeros” que, rompiendo con un cuarto de siglo de apoyo a los demócratas, evitó darle su apoyo a ella o a Trump.
Dos encuestas publicadas por el sindicato muestran que la base es favorable al conservador.
Más de 36 millones de latinos podrán votar en noviembre, es decir casi el 15% del electorado, según un estudio del Pew Research Center, pero únicamente la mitad suele acudir a las urnas.
Son muy influyentes en otros dos estados bisagra: Arizona, donde constituyen el 25% del padrón electoral y Nevada (22%).
Durante los últimos días la demócrata ha multiplicado sus mensajes para la comunidad latina, con entrevistas y actos enfocados a los jóvenes.
La mayoría de los latinos vota por los demócratas en las elecciones presidenciales pero los republicanos han ganado terreno.