“En todas las zonas núcleo del país existen escuelas fumigadas. Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, sur de Córdoba, pero también en Chaco, Corrientes y Misiones. En todos los lugares donde hay monocultivos basados en paquetes tecnológicos con transgénicos, sufren las escuelas. Incluso en Tucumán, hace poco denunciaban fumigaciones en las citrícolas cerca de escuelas en Santa Lucía”, le cuenta a LA GACETA el director de “Escuelas Rigurosamente Fumigadas”, Juan Alaimes.
Y adelanta que tiene varios proyectos en posproducción. “Sobre el agua y las pasteras en Uruguay (sin título aún) y otro documental sobre la calidad del agua en el Impenetrable Chaqueño (‘Las evidencias del Agua’). Ambos sobre agua, ciencia y comunidades”, precisa.
El cineasta presentó su documental el domingo en el Museo de la UNT (San Martín 1.545), ante un público interesado en la defensa del medio ambiente, especialmente cuando se tratan de niños afectados, ecologistas.
La película expone el primer caso ganado en la Justicia de Entre Ríos por contaminación con agrotóxicos, y releva el peligro de la contaminación.
En la sinopsis de la película se indica que se trata del viaje de un equipo de científicos a escuelas rurales. “El Departamento de Uruguay, en Entre Ríos, es el territorio de la investigación en el que las fumigaciones afectan a gran parte de las escuelas que están dentro de las zonas de cultivos agroindustriales. El monocultivo de soja pulveriza grandes cantidades de agrotóxicos. La comunidad se moviliza y emprende una campaña, las docentes rurales luchan para que se frene el daño. La ciencia y la justicia son sus herramientas”. En la realización participaron Mariela Leiva, Damián Marino, Sofía Barbieri, Santiago Vittori, Elbi Esteve, Jorge Bevacqua y Martín Toni. La productora Tramalatierra, que integra el director, ha realizado documentales como “24 Nora”, “Guaminí”, “Roja Tierra Nuestra” y “El monte que marcha”.
- Además del equipo de científicos, imagino que ustedes participan con su proyecto...
- El primer contacto fue con la Asamblea de Concepción del Uruguay, que lleva adelante una campaña que se llama “Paren de fumigar las escuelas” que se vincula con el sindicato docente Agmer. Ellos cartografían socialmente la zona de ese departamento. Allí dan cuenta de escuelas rurales rodeadas de campos donde cultivan soja. Cuáles eran los problemas de las fumigaciones cercanas y cómo las docentes fueron tomando conciencia de la situación de químicos que envenenan la tierra, el agua, el aire.
- Creás conciencia con estos documentales...
- La idea detrás del trabajo es dar cuenta de esta guerra química contra la población escolar. Con niños y niñas en las escuelas y docentes que encaran una lucha con un final en el que hay un poco de justicia. El objetivo es tener un debate posterior para dar cuenta de la situación en cada provincia donde tenemos la oportunidad de proyectarla.
- Hoy el Incaa está paralizado, ¿tenés otros proyectos ?
- Este documental no cuenta con financiación del Incaa. Lo que no implica que deba renunciar a recibir apoyo económico para alguno de los tramos necesarios para concretar una película. El Instituto está paralizado y con casi 300 despedidos; han cerrado programas o dejan de financiarlos. Muchas producciones en curso están en un limbo. El ejecutivo a cargo no entiende gestión cultural o de cine. Es un liquidador y se jacta de ello. Muchos colegas se van quedando sin trabajo y la situación es muy crítica. Necesitamos que vuelvan las políticas de apoyo estatales a las producciones medias y el impulso decisivo a la distribución.
- ¿Cómo te fue en el MUNT?
- Fue una proyección y luego un debate hermoso. La convocatoria fue de las organizaciones socioambientales locales. Lo que ocurre en zonas fumigadas de Tucumán se parece a las otras regiones y el daño a la salud es el mismo. El aumento de la cantidad de biocidas se expande en casi todos lados, y llega hasta la mesa de las ciudades.