Hasta hace unos días, Mariano Campero era prácticamente un desconocido en el Congreso.Tanto es así que en los pasillos lo confundían con empleados o asesores. El diputado tucumano, que lleva 10 meses en la banca, era uno más de entre 257. Esta semana, sin embargo, saltó al centro del foco político y de la opinión pública. En sus cercanías afirman que ya “juega en primera”.
La crónica de lo que pasó parece sencilla: el parlamentario cambió su postura en relación a la movilidad jubilatoria. Pasó de firmar el proyecto impulsado por el bloque radical y de defenderlo en el recinto (a principios de junio) a ser la figura clave del respaldo al veto total que impuso el Presidente, Javier Milei. Pero el escenario es complejo porque en un clima de tirones y de poroteo constante en el Poder Legislativo, esto implica un golpe en el corazón de su partido y el comienzo formal de una cercanía con La Libertad Avanza (LLA). Las internas en la UCR, además, marcan estos tiempos vidriosos en los que parte del partido nacional actúa como oficialista y parte, como oposición.
Mientras, los llamados y mensajes se apretujan en el teléfono celular del tucumano. Las felicitaciones, los reproches y los pedidos de reuniones y de entrevistas abundan.
El salto de protagonismo del ex intendente de Yerba Buena es tal que estuvo en boca de dos de las máximas figuras políticas del país. Milei en sus redes sociales lo trató de héroe y la ex presidenta Cristina Fernández lo denostó y acusó de vender su voto en su última aparición pública en la Universidad Nacional del Oeste.
En el recinto
La imagen del yerbabuenense en su escaño, parado y con los brazos extendidos, graficó en los medios el triunfo del mileísmo. Campero fue el destinatario durante esa sesión de insultos y de gritos. “Panqueque”, “Borocotó” y “traidor” fueron sólo algunos de ellos, que se dieron en los discursos y por lo bajo. También fue aplaudido por el oficialismo nacional y sus aliados. Antes del final, pidió hablar. Damián Arabia y Hernán Lombardi le cedieron la palabra. “¡Para ustedes! ¡Eso! -arengó- Los acostumbrados a los bolsos de (José) López creen que todos somos iguales ¡Eso! ¡Así me gusta! Cristina vetó el 82% y no dijeron nada. Nos dieron un golpe con Alfonsín y uno con De la Rúa. Con Macri, los atrevidos tiraron 14 toneladas de piedra contra el Congreso”, bramó en una escena casi teatral. A metros de él, el presidente de su bancada, Rodrigo de Loredo, se tomaba la cabeza.
Campero, en realidad, ya había adelantado lo que haría. Lo esbozó en una entrevista en LA GACETA Play y lo planteó en una reunión dentro de su propio bloque. No estaba de acuerdo con la manera en la que negociaban. Le pidieron que se ausentara del recinto al momento de la votación, que no levantara la perdiz, que reviera su posición. Algún correligionario filtró la información de su cambio a la prensa nacional. Cuando la novedad llegó a la Casa Rosada, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, lo llamó personalmente. En las conversaciones entró también el titular de Defensa, Luis Petri. Querían saber cuántos eran los radicales que sostenían la misma postura. Esa fue la génesis de la reunión -y de la selfie- con el Presidente.
Desde su desembarco en Buenos Aires, Campero viene trabajando en la conformación de la “Liga”, junto a Pablo Cervi (Neuquén), Martín Arjol (Misiones), Luis Picat (Córdoba) y José Tournier (Corrientes). Completan el “grupo de los cinco” que finalmente selló con una foto el compromiso con LLA. Además de Bullrich y Petri, también estuvieron Karina Milei, el tucumano Lisandro Catalán y Martín Menem.
¿Qué pasó? Campero dice ante quien quiera oír que fue engañado en su buena fe. Dice que durante la madrugada en la que se votó originalmente la movilidad, se cerró un pacto entre Unión por la Patria y la UCR y que ese fue el motivo medular de su conversión. Avisó a sus pares que no votará ni una norma más que apunte a desestabilizar el plan económico ni al Gobierno. Agrega, además, que no está de acuerdo con las medidas económicas pero que hay que dejar gobernar.
Campero se para desde ahora en una confrontación directa con Martín Lousteau, que preside el radicalismo. En estas horas, se plantearon pedidos para que sea expulsado de todos lados (del partido, en Buenos Aires y en Tucumán, y del bloque). Lousteau los apoyó. Campero sostiene que el acuerdo kirchnerismo-Lousteau comenzó con la presidencia de la bicameral de Inteligencia y siguió con la no expresión ante la postulación de Ariel Lijo. Acusó que implica un pacto electoral en la provincia de Buenos Aires para lo que viene. En ese distrito -que representa el 37% del padrón nacional- se dará la madre de las batallas en 2025. Además de las bancas del Congreso, en esa provincia se renuevan la mitad de los legisladores y de los concejales. Todo esto en el contexto de una interna entre el peronismo del gobernador Axel Kicillof y La Cámpora.
El tucumano sostiene que el Congreso quiere desestabilizar la gestión y que usan asuntos nobles, como los jubilados, para tener aval social y “ocultar” esa intención. Cree que es una afrenta que Lousteau, a quien califica como un “perdedor kirchnerista”, conduzca un partido que tiene intendentes, gobernadores y parlamentarios que fueron electos por sus pueblos. “Que un ministro de Cristina, el de la 125, hable mal de mi es porque estoy haciendo bien las cosas”, dispara Campero.
¿Se irá del bloque? Aseguran que no lo hará por voluntad propia. De Loredo, en tanto, afirmó que no separará a los cinco díscolos. Las presiones de distintas líneas internas siguen. Fuentes de Evolución Radical consignaron que seguirán de cerca cómo votará Campero ante el eventual veto al financiamiento universitario. El yerbabuenense, en tanto, revisará la presentación del Presupuesto que hará Milei esta noche. En su entorno aseguran que puede haber novedades en relación al dinero para ese segmento del sistema educativo.
En Tucumán
Campero repite una frase. Que tiene cuero para aguantar y flechas para responder. El abogado, representante del radicalismo de derecha, sostiene ante propios y ajenos que llegó hasta donde llegó “a pesar del radicalismo”. Desde que comenzó a competir en procesos electorales, en 2011, ha cosechado tantas adhesiones como rechazos dentro y fuera de su partido. Una certeza es que no pasa inadvertido y que eso parece motivarlo, lo disfruta. En el ambiente local, opositores y oficialistas lo caracterizan como atrevido, “pechador”, impertinente, inquieto y determinado. Los más críticos añaden que es caprichoso y desagradecido.
En sus comienzos, fue presidente de la Junta Departamental de Yerba Buena. Luego, tuvo que participar de una interna para ser candidato y se consagró después concejal. En 2015 ganó su primera intendencia y fue reelecto. En ese tiempo, armó el camperismo o radicalismo yerbabuenense, que tiene continuidad con la gestión de Pablo Macchiarolla. En 2019, planteó una lista alternativa de candidatos a diputados en Juntos por el Cambio y perdió. Dos años después, también sufrió un revés en la postulación para senadores frente al espacio de Germán Alfaro (PJS).
El 2023 electoral fue álgido y sinuoso para Campero: pasó de impulsar y apoyar al también radical Roberto Sánchez (ahora diputado) para la gobernación. Si bien en algún momento pensó en conformar fórmula con Sánchez, fue postulante a legislador provincial.
Campero no oculta desde hace años que su intención es ir por la gobernación en algún momento y quiere armarse para ese fin. Se perfiló como el posible líder de la oposición, pero pasaron dos cosas. Por un lado, JxC implosionó tras la derrota frente a Osvaldo Jaldo y no le quedó un armado disidente para encabezar. Por el otro, está el factor Jaldo. El gobernador se acercó a la Rosada, tiene contacto directo con ministros y funcionarios. Dejó sin discurso, rol de “puente” con la Nación ni protagonismo a los sectores de su oposición local.
Tras la derrota de JxC, Campero recibió un llamado que lo cambiaría todo. Y el ex intendente sorprendió. Bullrich le pidió que encabezara su lista para la Cámara baja en la interna cambiemita. La particularidad es que puso en un brete al radicalismo y al propio Sánchez, que debían apoyar orgánicamente a los candidatos de la fórmula Horacio Rodríguez Larreta-Gerardo Morales (era entonces el presidente radical). Entonces comenzó su acercamiento al mileismo. Con Bullrich fuera de juego, fiscalizó para Milei en el balotaje. Mantuvo desde ese tiempo cierta cercanía con la Nación.
En la provincia, Campero había sido noticia recientemente por dar un portazo a la UCR. Sin desafiliarse del partido, su línea se mudó hacia el propio llamado “Cambia Tucumán”. En el contexto de las idas y vueltas por la elección de autoridades del radicalismo, Campero repudió el cambio de fecha de los comicios y retiró su intención de presentar postulante propio (Sebastián Salazar). Desde su grupo, trataron a otros referentes de perdedores y de dinosaurios. Por eso ahora hay quienes hacen fila para criticarlo, aunque la mayoría lo hace en off.
Gran parte del radicalismo sintió indignación y enojo por su actitud en el Congreso. Sus detractores opinan que sobreactúa y que atacó injustificadamente a sus propios compañeros. Incluido Sanchez. También rechazaron sus gestos: mostrarse con el presidente y sonreír en esa circunstancias y su respuesta en el recinto.
Arriesgan que es probable que en 2027 encuentre a Campero y al resto del radicalismo en frentes distintos.
Tanto entre sus oponentes como en el justicialismo, corre una versión de que habría mantenido conversaciones con Jaldo para cambiar su voto. Este runrún fue desacreditado tanto desde la Casa de Gobierno como desde el entorno camperista.
“Milei manipula la casta, la casta que repudia, para lograr sus objetivos. Campero es casta, como todos nosotros”, reflexionó un justicialista de experiencia. También se mencionó en Buenos Aires que Campero podría ser funcionario del Ejecutivo Nacional. En los alrededores del diputado aseguran que es una mentira.
En el oficialismo provincial, consideran que es “puro bla bla”, pero les agradan las internas cuando no son propias. Consideran que su protagonismo será efímero y que terminará como uno más dentro de la UCR local o como aliado de Jaldo.
¿Qué tiene Campero en la cabeza? El diputado está en su salsa y cree que llegó su momento. Pretende ser una de las voces resonantes de un Congreso en el que abundan referentes. De acuerdo con sus cercanos, cree que llegó el momento de comenzar una construcción nacional para luego cimentar la propia en la provincia.Cuando menciona que llegó “pese a la UCR” da una pista sobre cuánto tiene en cuenta la opinión de los radicales locales y de sus disidentes. Campero cree que llegó el momento de dar el salto.
Manzur y Cristina
El ex gobernador Juan Manzur reapareció en la provincia en un evento público después de meses de ausencia. El senador estuvo en la Fiesta de la Empanada, en Famaillá, un territorio que le es amigable porque la anfitriona es su compañera de bancada de Unión por la Patria, Sandra Mendoza. En la fotografía que circuló, Manzur está en compañía de su esposa Sandra Mattar Sabio, de la senadora Mendoza y del legislador José Orellana. Manzur, que suele venir a Tucumán al menos una vez al mes, había evitado hasta el momento tomarse una foto con dirigentes locales en Tucumán. Si bien comparte cenas y algunos encuentros pequeños, afirman quienes hablan con él que no quiere molestar a Jaldo ni abonar internas en el PJ. Pese a que no se expresa públicamente, Manzur se mantiene al tanto de todo cuanto pasa aquí: desde la reyertas en el justicialismo por la posible reforma de la Constitución y la reunión del Consejo del PJ provincial hasta la puja Jaldo-Rossana Chahla por el transporte público. Mientras, mantiene su propia agenda. Estuvo en algunos países vecinos acompañando en una gira al ex Gran Rabino de Israel, su amigo David Lau.
Cuentan en el Municipio famaillense que también estaba invitado Jaldo, pero que no confirmó asistencia. Sí contaron fuentes de la organización que apenas apareció Manzur, los dirigentes que habían concurrido desaparecieron para no aparecer en las fotos.
Manzur viene votando bajo el mandato de UxP y en eso se diferencia de Jaldo. En la sesión de esta semana, lo hizo en contra de la boleta única y los fondos para la Side y a favor de la ley de financiamiento de universidades nacionales.
“Manzur está en otra”, comentan los que mantienen diálogo con el vicepresidente del movimiento nacional y presidente del local. Esa otra es la interna en el PJ nacional por la conducción. Manzur sostiene ante los suyos que no es tiempo de llamar la atención, porque cree que la situación del país ubicará al peronismo nuevamente en el centro. Aseguran que está muy preocupado por la situación económica y social y que no avizora mejoras. Entre chanzas, reconoce que recibe llamados de todos los sectores del justicialismo por la rosca previa a las internas de noviembre. La propia Cristina Fernández lo habría llamado y tendría prevista una reunión con ella pronto por este asunto.