La misa de hoy: con Jesús

La misa de hoy: con Jesús

Presbítero Marcelo Barrionuevo.

Hace 20 Hs

Jesús les pregunta a sus discípulos (Lucas 9, 18): ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos con sencillez le contestan las diferentes opiniones que oyen. Entonces volvió a preguntarles: Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo? En la vida hay preguntas que si ignoramos su respuesta nada nos sucede, hay otras que sí es importante conocer. Pero existe una pregunta en la que no debemos errar, y es la misma que Jesús les hizo a los Apóstoles: Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo? Entonces y ahora sólo existe una única respuesta verdadera, la que le dieron los Apóstoles en boca de Pedro: Tú eres el Cristo, el Hijo Unigénito de Dios: La Persona de la que depende toda mi vida; mi destino, mi felicidad, mi triunfo o mi desgracia se relacionan íntimamente con el conocimiento que de Ti tenga. Nuestra vida habrá valido la pena si hemos conocido, tratado, servido y amado a Cristo. Todas las dificultades tienen arreglo si estamos con Él, nada vale la pena si no estamos a su lado.

La preocupación primera del cristiano ha de consistir en vivir la vida de Cristo, en incorporarse a Él, como el sarmiento a la vid, que le envía savia vivificante; separado de ella, se seca y es arrojado al fuego (Juan 15, 1-6). La vida del cristiano se reduce a ser por la gracia lo que Jesús es por naturaleza: hijos de Dios. Es la meta fundamental del cristiano: imitar a Jesús, asimilar la actitud de hijo delante de Dios Padre. Jesús vive ahora y nos interpela cada día sobre nuestra fe y nuestra confianza en Él, sobre lo que representa en nuestra vida. Nos busca de mil maneras, ordena los acontecimientos para que el éxito y la desgracia nos lleven a Él.

Jesucristo nos compromete absolutamente. Nos pide que al seguirle, renunciemos a nuestra propia voluntad para identificarnos con Él. Nos dice claramente: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues el que quiera ganar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por Mí y por el Evangelio, la salvará (Marcos 8, 34-35). El Señor habla abiertamente de la Pasión, con la cruz, con nuestro dolor, lo acompañamos en el Calvario y encontramos la verdadera felicidad, que tan cerca está siempre del amor y del sacrificio. Le decimos a Jesús que nos ayude a llevar la cruz de cada día con garbo, unidos a Él.

Textos basados en ideas de Hablar con Dios de F. Fernández Carvajal.

Temas Tucumán
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios