Cartas de lectores: lugares y conmemoraciones que faltan por la Batalla de Tucumán

Cartas de lectores: lugares y conmemoraciones que faltan por la Batalla de Tucumán

Cartas de lectores: lugares y conmemoraciones que faltan por la Batalla de Tucumán
13 Septiembre 2024

Fue en tiempos en que el vicepresidente Castillo ejercía el Poder Ejecutivo cuando por decreto nacional, el 26 de septiembre de 1941, se declaró monumento nacional a la Casa Histórica y lugar histórico al campo donde tuvo lugar la Batalla de Tucumán.

Pero de la Casa Histórica sólo quedaba en pie el salón donde se declaró la independencia; y con el fin de no quedarse en palabras sino de pasar a lo hechos, se decidió restaurarla, y se le confió esta delicada misión al arquitecto Buschiazzo, quien previa investigación y estudio, en 1942 comenzó la construcción de la Casa Histórica, para luego, una vez que se la terminara e inaugurara, y en cumplimiento del espíritu que inspirara ese escrito, la siguiente obra debía ser la construcción del templo conmemorativo en reconocimiento y gratitud a Nuestra Señora de las Mercedes, que, según la idea de Belgrano, debía estar situado en el Campo de las Carreras y en el lugar donde el Ejército Chico se desplegó en orden de batalla.

En el año 1944, Norteamérica le decía al mundo “sólo las estrellas son neutrales”, presionaba con este dicho a la Naciín Argentina; pero la Argentina decidida todo por conservar su libertad y soberanía, era neutral, y afianzaba su economía e industria con hechos positivos, y además era acreedora de una enorme fortuna a cobrar al extranjero. Eso fue hasta el 4 de junio, en que Castillo era derrocado por la sedición militar.

En septiembre el pueblo de Tucumán soñaba con un gran momento en el campo de la batalla y así lo decía una conferencia Lizondo Borda: “-pero diremos para terminar que a pesar de todo eso la Batalla de Tucumán no tiene todavía el recuerdo que merece: un gran monumento nacional en el campo que fue de las Carreras, a cuyo alrededor todos los años se congreguen del brazo los dos triunfadores: el ejército y el pueblo”.

El 24 de septiembre de 1944 fue inaugurada la reconstruida Casa Histórica, y hecho esto, era hora de ocuparse de construir el templo conmemorativo dedicado a Nuestra Señora de las Mercedes y Generala del Ejército Argentino, según el deseo manifiesto por Belgrano; pero la dictadura militar que se vea encaramado en el poder estaba en otra cosa y en los hechos nunca más volvieron hablar de esto; para ni siquiera reservar un solar para hacerlo en el futuro.

Y a lo largo de este “ochentanario” de la decadencia, el pobre Tucumán sigue soñando ver algún día el templo conmemorativo delicado a Nuestra Señora de la Merced, según el deseo de Belgrano.

Tucumán tiene además otros lugares históricos olvidados; uno de ellos el sitio donde estuvo el antiguo Templo de la merced, que vivió la gloria de los estandartes, en presencia de imagen de la Virgen Generala, y donde a sus pies Belgrano dejó encomendada la bandera de sus amores. Templo que fue destruido, profanando su solar y ocupando ese lugar podía construir un edificio que hoy ocupa la Universidad Nacional de Tucumán.

Despues de la Batalla del año 1812 al Campo de las Carreras y Tabladas los llamaron Campos de la Gloria y el Honor.

En enero de 1813, desde el Atrio del antiguo Templo de la Merced, el Ejército, por cuerpos, partió rumbo al Norte y Belgrano llevaba la Bandera creada por él, la de dos franjas, blanca la de arriba, celeste la de abajo, y al llegar al río del Pasaje la espada de Belgrano y el asta de la Bandera formaron la Cruz del Juramento. En la batalla de Salta la Bandera tremoló triunfal; luego el Ejército se fue al Alto Perú y después de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma el Ejército Auxiliar del Perú volvió a Tucumán y el 29 de enero de 1814 Belgrano le entregó el mando y la bandera a San Martín.

El 8 de febrero San Martín llamó Campo de la Victoria al Campo de las Carreras y Tablada; y allí en ese Campo del Honor mandó construir un retrincheramiento con sus baluartes, golas, cortinas y foso, que después llamaron La Ciudadela.

Dentro de La Ciudadela en 1817 Belgrano habilitó una capilla y fuera de La Ciudadela, en 1818, mandó levantar la Pirámide de Maipú, como en memoria del triunfo de San Martín en Chile. Y aunque no hay un monumento, letrero ni nada y que lo indique, el recinto de ese lugar histórico está aproximadamente delimitado por la avenida Roca y calles Alberdi, Bolívar y Jujuy.

Por desgracia, cuando a un lugar histórico, por codicia o ingratitud lo venden, fatalmente con el correr de los años su insigne grandeza se va haciendo cada vez más borrosa en la memoria y hundiendo en el olvido.

Y eso ocurrió con dos lugares históricos, el campo donde tuvo lugar la Batalla de Tucumán y La Ciudadela de San Martín, cuando el 20 de octubre de 1855, sin reservar un solar para el templo conmemorativo dedicado a Nuestra Señora de las Mercedes, el gobierno, en pública subasta, a precio vil, remató La Ciudadela de San Martín y el Campo de La Victoria y fue así que a La Ciudadela de San Martín la terminaron llamando “La quinta de Anabia”, y después, la nada, sin nombre.

Dentro del “Plan olvidar” hay otro caso. Hace una década la Municipalidad y el Concejo Deliberante, a la avenida que atraviesa de naciente a poniente el lugar histórico y campo donde tuvo lugar la Batalla de Tucumán, le ha puesto un hombre que no tiene que ver con el valor, la admiración y la devoción mariana de los beneméritos que con heroísmo lucharon allí, por la libertad y la soberanía de la Patria.

Juan Carlos Rosario Medina 

Lucas A. Córdoba 285 - S. M. De Tucumán

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