Apremiados a raíz de la falta de espacio, los alemanes se dieron hace más de 20 años una discusión que en la Argentina aún está en pañales: ¿qué hacer con la basura? Las discusiones se impusieron respecto de cuál método era mejor; hubo oposiciones y críticas, pero finalmente, por ley, desde 2005 no existen los vertederos de residuos en ese país del este europeo. Se utiliza el modelo de incineración, sistema que en Tucumán todavía genera un rechazo importante.
En Erfurt, una ciudad de más de 200.000 habitantes, “hermana” de San Miguel de Tucumán y capital del Estado de Turingia, ya no hay desechos municipales que vayan a lo que fue el “vertedero” o relleno sanitario. En promedio, un 40% de la basura se incinera y el 60% se recicla. Para alcanzar esos porcentajes pasaron años de debate, de concientización y de educación ambiental en la sociedad.
La ley alemana exige que los residuos sean tratados en el país y, de ser posible, reciclados. Por orden de prioridades, la legislación y la mentalidad de los alemanes apunta a evitar que se genere basura, a la preparación de los productos para su reutilización, al reciclaje, a la producción de energía y/o relleno con la basura y a la eliminación final. Es tal la conciencia social que los productos deben tener calidad para evitar que se conviertan en residuos a corto plazo, y que puedan ser reparados.
En las casas hay cuatro tachos, cuyo tamaño varía según la cantidad de miembros de la familia. En el amarillo se colocan los “empaques” (electrodomésticos en desuso); en el azul, cartón y papel; en el marrón, orgánicos, y en el negro, el resto. Los tachos son provistos gratis por la firma municipal que se encarga de los servicios públicos.
Se trata de una compañía que actúa bajo una figura de Sociedad Limitada, pero cuyas ganancias vuelven a la ciudad. Mes a mes le presenta facturas al ayuntamiento (municipio) por la cantidad de la basura que se recoge. Tiene hasta un 5% de margen de las ganancias que se generan, y compite con el resto de las empresas del mercado. En la Argentina -y particularmente en San Miguel de Tucumán- toda esta tarea se encuentra concesionada a una empresa privada.
En Erfurt, las firmas de servicios públicos son municipales, y se encargan de la energía, ambiente, movilidad, asilo y cementerio de animales, e incluso del mantenimiento de piscinas públicas. La que tiene a su cargo la cuestión ambiental cuenta bajo su órbita la recolección de la basura domiciliaria, la limpieza de calles y quitar la nieve. Además, cuenta con una tienda de muebles, artefactos, adornos, ropa usada que la gente dona o que pasa a la ciudad por algún motivo y que es puesta en condiciones para su venta.
Es interesante el proceso que sigue la basura en esta ciudad: los vecinos la separan, se hace la recolección y como primera medida se avanza en un reciclaje. Al lado del antiguo vertedero -en donde tras 20 años crece el pasto, las ovejas pastan y hay una colmena de abejas cuya miel se vende- se hace buena parte del tratamiento de los residuos. Ese relleno sanitario funcionó entre 1976 y 2021, aunque desde 2005 sólo recibió minerales en cantidades muy reducidas, según sus autoridades. El ex vertedero está en fase de recultivación: fue cubierto con tierra y una capa impermeabilizante para evitar que el agua de lluvia se filtre. Lo curioso es que el predio de 100 hectáreas se ubica a 3 km de la ciudad. En Tucumán, el sitio de disposición final de la basura está a más de 50 km de la Capital.
En ese espacio, aquí en Erfurt, hay un sector de compostaje de los residuos verdes y orgánicos. Son tratados de manera diferente, porque los primeros al ser reciclados producen tierra de mejor calidad, que luego se vende al vecino por cifras mucho menores que las de un vivero privado. Esa planta de compostaje produce biogás, a partir del cual se genera electricidad que se vuelca a la red pública. En proporción, al año abastece de energía a unas 1.000 casas.
En 2022, en Erfurt se recogieron unas 96.800 toneladas de desechos. El 60% se recicla y un 40% es incinerado en una moderna planta que se revisa anualmente, a un costo de € 1 millón. Este predio, recorrido por la delegación técnica de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán -integrada por la secretaria de Ambiente, Julieta Migliavacca, y por el subdirector, Kiyoshi Fortuna- sorprende por su tecnología y por sus cuidados: según estimaciones, un complejo de esas características podía costar unos € 120 millones. En la Capital tucumana se destinan unos $ 1.000 millones mensuales al Consorcio Metropolitano de los residuos sólidos urbanos.
¿Es peligroso para la salud pública que la basura se queme? “En la República Democrática del Este alemán, cuando se incineraba carbón para calefaccionar hogares, la calidad del aire era mala y tenía más dióxido de azufre que el que que se genera mediante la incineración. Hay normas estrictas de depuración del aire”, precisó Thomas Bertram, responsable de las empresas de servicios públicos de Erfurt. En esta planta aún tiene un paso más de reutilización: de las cenizas se sacan, mediante imanes, metales que son utilizados para la producción de hormigón. En este edificio también se genera electricidad y se calefacciona “a distancia” unas 5.000 viviendas. Si se considera que en Erfurt hay unos 70.000 hogares, contando esta planta y la del ex vertedero, la generación de energía por el manejo de la basura permite abastecer al año a cerca de un 10% de las casas.
En Overo Pozo
En Tucumán, los municipios de Capital, Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas, Tafí Viejo y Yerba Buena, además de comunas y organismos públicos, depositan su basura en Overo Pozo, un relleno sanitario a unos 50 kilómetros al noreste de San Miguel de Tucumán. Allí llegan unas 1.500 toneladas diarias de desechos, que previamente son sometidos a una separación básica en San Felipe. ¿Se genera energía con esos residuos? No. Hay una planta de biogás desde el año pasado, adquirida con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo, que podría generar hasta 150 kva, pero nunca fue inaugurada. Incluso, un incendio de fines de 2023 la dañó.
La actual gestión municipal de la Capital, que encabeza Rossana Chahla, pretende habilitarla antes de fin de año. Se estima que Overo Pozo podría generar dos megavatios anuales.