Para el abanderado de Exactas de la UNT, sacarse un 10 no es una meta, sino el fruto de indagar al máximo

Para el abanderado de Exactas de la UNT, sacarse un 10 no es una meta, sino el fruto de indagar al máximo

Santiago Ferraro afirma que la curiosidad es el camino que lleva al conocimiento. Con un promedio de 8,79, está a un trabajo final de recibirse de ingeniero químico.

MEJOR ESTUDIANTE. Ferraro es alumno de quinto año de la carrera de Ingeniería Química y apasionado del pádel. / JOSÉ NUNO, LA GACETA. MEJOR ESTUDIANTE. Ferraro es alumno de quinto año de la carrera de Ingeniería Química y apasionado del pádel. / JOSÉ NUNO, LA GACETA.

Con 25 años, Santiago Ferraro está a un trabajo final de convertirse en ingeniero químico, y ya es reconocido como el mejor estudiante de los últimos años de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología (FACET) de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Con un promedio de 8.79, es abanderado. Además, se desempeña como ayudante de cátedra. Fuera del aula desarrolla otras pasiones: la investigación ambiental, el pádel y los videojuegos.

En una entrevista presencial con LA GACETA motivada por la conmemoración del Día del Estudiante, Ferraro compartió su camino académico, además de sus planes, entre ellos estudiar un posgrado en Alemania para lo que ya se está preparando con el estudio del idioma. El estudiante habló del impacto de los 10 en su salud mental y del burnout; dio recomendaciones para sus pares, y contó cómo el deporte y los hobbies le permitieron desconectar y recargar energías para continuar con su carrera.

APASIONADO DE LA INVESTIGACIÓN. Santi tiene un promedio de 8.79, el mejor de la FACET UNT. / JOSÉ NUNO, LA GACETA. APASIONADO DE LA INVESTIGACIÓN. Santi tiene un promedio de 8.79, el mejor de la FACET UNT. / JOSÉ NUNO, LA GACETA.

-¿Por qué estudiar para un diez si se aprueba con menos? ¿De dónde viene tu compromiso académico?

-No era mi objetivo principal sacar un 10, sino que es mi forma de hacer las cosas: busco indagar todo lo posible. Creo que la curiosidad me motivó a aprender al máximo y es verdad que también tengo la capacidad de retener bastante información. Siempre dudé, incluso de lo que me decían los profesores, y eso me impulsaba a buscar más información hasta entenderlo a mi manera. Confío mucho en mi criterio, por eso suelo buscar varias formas de ver las cosas.

-¿Cómo decidiste estudiar Ingeniería Química?

-Me costó un poco decidirme porque no sabía exactamente qué quería hacer al salir de la secundaria. Como estudié en la Escuela de Agricultura y Sacarotecnia de la UNT, tenía una orientación hacia la ingeniería. Además, mi papá y mi hermano son ingenieros químicos, lo que influyó bastante. Aunque no estaba 100% convencido al principio, seguí ese camino y terminé disfrutando la carrera.

-¿Consideraste otras opciones de carreras?

-Sí, pensé en Ingeniería Biomédica o Biotecnología, pero analicé las oportunidades laborales en la Argentina. La biotecnología no está tan avanzada acá y la biomédica implica mucho de Medicina, lo cual no me atraía tanto. Así que elegí Ingeniería Química, que ofrece muchas opciones en procesos industriales y de petroquímica, y para la fabricación de alimentos, entre otras.

-¿Cómo es tu rutina de estudio? ¿Cuál es tu método para concentrarte?

-Mi rutina de estudio varió a lo largo de la carrera. Siempre analizaba a fondo el material que nos daban, y recurría a los libros o consultaba a mis compañeros. Al ser materias teóricas y prácticas, el trabajo en grupo me ayudó mucho. Para estudiar me concentraba en bloques de dos horas seguidas con descansos de media hora. Una vez estudié desde las 10 de la mañana hasta las 4 de la madrugada, o sea 18 horas casi sin descanso: me saqué un buena nota, pero no me sentí bien.

-¿Cuáles son tus planes para el futuro?

-Me gustaría hacer un posgrado en Alemania: ya estoy aprendiendo el idioma en un curso de la Facultad de Filosofía y Letras. Quisiera poder especializarme y seguir aprendiendo, porque siento que la curiosidad es lo que me llevó hasta acá. Creo que la clave es nunca dejar de cuestionar y aprender de todo lo que me rodea.

-¿Cómo lidiás con el teléfono?

-Vivo con el celular en la mano ya sea para jugar, para las redes sociales o para ver videos: lo uso constantemente. Sin embargo, a la hora de estudiar, no me distrae. No lo apago, pero lo dejo ahí y soy consciente de que está presente, aunque también soy consciente de que tengo que estudiar. Otras cosas me distraen más, como el cansancio o el estrés. En esos momentos, si noto que no estoy rindiendo, soy honesto conmigo mismo y decido parar.

-¿Cómo enfrentás las expectativas ajenas? ¿Alguna vez los estudios afectaron tu salud mental?

-Es complicado: a veces sentí presiones por tener buenas notas, sobre todo porque en la primaria mis notas eran perfectas y porque en la secundaria me fue bien, fui escolta. Creo que se esperaba lo mismo en la universidad, pero al principio no le di tanta importancia. Sin embargo, luego comencé a rendir mejor y me sorprendió ver que estaba en el cuadro de honor, y más aún saber que era el mejor promedio: eso me motivó a seguir esforzándome.

En cuanto a la salud mental, sí me afectó, especialmente en este último año. Siento el cansancio acumulado de toda la carrera. La exigencia continua me agotó. Hubo momentos en los que rendí varios finales seguidos y quedé destruido. Es real que estudiar sin pausas lleva al agotamiento mental.

-¿Qué pasaría si desaprobaras un examen?

-Estuve cerca de desaprobar finales escritos, pero en las pruebas orales suelo rendir mejor. Me siento más cómodo en ese formato y, aunque tuve dudas en algunos exámenes escritos, siempre logré pasar.

ABANDERADO. Está en el cuadro de honor de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT. / GENTILEZA DE SANTIAGO FERRARO ABANDERADO. Está en el cuadro de honor de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNT. / GENTILEZA DE SANTIAGO FERRARO

-¿Qué haces aparte de estudiar?

-Soy ayudante de cátedra y me dedico a la investigación. El año pasado empecé a investigar en una cátedra sobre temas ambientales, como la huella de carbono. Presenté un trabajo en un congreso en Tucumán y, recientemente, participé en otro en Catamarca. Ambas presentaciones están vinculadas a lo que va a ser mi trabajo final. También me involucré en la Asociación Tucumana de Estudiantes de Ingeniería Química como secretario de visitas: organizo recorridos en ingenios y empresas.

En cuanto a hobbies, me gusta mucho el deporte. Juego al pádel y al tenis, además de seguir torneos de pádel a nivel mundial. Otro de mis grandes intereses son los videojuegos.

-¿Dónde te ves en cinco años?

-Me veo dedicándome a la investigación y al desarrollo de productos científicos probablemente en el extranjero. Estoy abierto a vivir en otro país, quizá en Europa, aunque no descarto otras posibilidades. Junto con mi pareja nos gustaría probar suerte en el exterior. También pienso en hacer un posgrado o un doctorado en los próximos años, ya que eso se alinea mucho con la vida de un investigador. Me interesa más la ciencia que trabajar en una industria.

-¿Qué te gustaría aportar a Tucumán?

-Me gustaría que se pueda aplicar más la investigación y el desarrollo en las industrias locales. Conozco bien los ingenios y las industrias agrícolas, y creo que hay mucho potencial para aplicar avances tecnológicos y mejorar los procesos de producción en la provincia.

-¿Qué consejos darías a los estudiantes universitarios?

-Mi principal consejo es que, si bien está muy bueno tener metas como estar en el cuadro de honor o sacar buenas calificaciones, no hay que dejar que eso se convierta en una presión. Es importante que te motives, pero, también, que no te castigues si las cosas no salen como esperabas.

Es fundamental que cada uno valore su esfuerzo independientemente de las notas. Sacar un 4 o un 6 requiere dedicación, y no cualquiera logra pasar una materia. Hay que reconocer el valor de ese trabajo, sin importar si comenzaste tarde la carrera o si cambiaste de disciplina. Aprobar tiene que significar que entendiste y que aplicaste los conocimientos, que es lo que los profesores buscan.

Mi consejo es que valores todo lo que haces y te valores a vos mismo. Eso te va a ayudar a que los demás también te valoren. Siempre es clave quererse y reconocer el esfuerzo propio tanto en la dimensión académica como en el resto de la vida.

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