El día que Puerto Madryn albergó la maratón más importante de la Patagonia, San Martín de Tucumán metió un sprint importante para escaparse de su adversario y acercarse a la línea de meta; es decir, a la final por el primer ascenso.
Los protagonistas de la agónica victoria sobre Guillermo Brown no podían sino coincidir en el alto dividendo de tres puntos que le otorgan al conjunto de Diego Flores una luz de ventaja de cinco unidades por sobre su par sanjuanino, cuando quedan apenas 21 unidades en disputa.
“El triunfo vale muchísimo porque San Martín nunca había ganado en esta cancha y nosotros teníamos la idea de plantarnos y llevarnos los tres puntos a Tucumán para estirar la ventaja, aprovechando que había empatado San Juan”, reconoció Lucas Diarte ante la consulta de LA_GACETA en la improvisada zona mixta del estadio “Raúl Conti”.
Darío Sand coincidió. “¿Cuánto vale la victoria? Muchísimo, porque vinimos a una cancha difícil y otra vez el equipo fue serio. Y ni hablar de la importancia de ampliar la ventaja en la punta. Obviamente que todavía falta, pero todos los puntitos que nos podamos alejar bienvenidos sean, aunque no haya que relajarse”.
Y Gonzalo Rodríguez destacó, con la mirada puesta en el objetivo: “Siempre sirve mucho sumar de a tres. Sabemos que todavía quedan bastantes partidos, pero tenemos que aprovechar y seguir sacando ventaja”.
Pegarle un vistazo a las posiciones de la Primera Nacional impresiona: no sólo porque el “Santo” tucumanp se alejó aún más de su homónimo de San Juan, sino porque le lleva 17 unidades al tercero de la zona A, Gimnasia y Esgrima de Jujuy. Y por si fuera poco, suma 10 más que el actual líder de la Zona B, Nueva Chicago.
Los números atestiguan una superioridad que no es demasiado común en la fase regular de un certamen habitualmente reñido. Tal contundencia en las cifras da cuenta, además, de que la gran campaña de San Martín, lejos de ser una casualidad, echa sus raíces en una serie de causalidades, de las que el conjunto de “Traductor” volvió a sacar provecho, esta vez para imponerse a la “Banda”.
¿Cuáles son esas razones que posibilitaron un inédito primer triunfo “santo” en la casa de Guillermo Brown? A continuación, algunas de ellas:
1- La solidez defensiva. “No trabajé mucho”, admitió el capitán Sand. Es verdad, en particular en el segundo tiempo el equipo de Arnaldo Sialle apenas si cruzó la mitad de la cancha. Igualmente, como viene sucediendo desde inicio de torneo, por momentos la retaguardia, con el arquero como principal figura, parece inexpugnable. Catorce goles encajados en 31 partidos: todo equipo con pretensiones empieza a hacerse fuerte de atrás hacia adelante.
2- El equilibrio en la mitad. En Madryn volvió a la titularidad Matías Ignacio García. Y fue un acierto de Flores, porque si bien con su inclusión pierde algo de explosión en ataque, el tándem que conforma con Gustavo Abregú resultó fundamental para copar la parada a un Guillermo Brown que había arrancado el partido con mucho ahínco. García se ubicó más cerca de los centrales y se destacó por su ubicuidad. Abregú, en tanto, aportó un trajinar incansable en la medular, unos metros por delante de su compañero.
3- Voracidad ofensiva. En vista a los puntos que había dejado en el camino el “Verdinegro” el sábado, un empate en el sur argentino tampoco habría estado mal. Sin embargo, el “Santo” salió a jugar el complemento con el “cuchillo entre los dientes”, decidido a imponer su jerarquía y su resto físico ante un rival molesto pero a su vez modesto. “Tuvimos más la pelota y pudimos atacar, no con la claridad que queremos, pero igualmente logramos el gol”, explicó Sand. Es cierto que para que la victoria se concretase en tiempo añadido, la contribución del defensor Elías Martínez fue decisiva. Tanto como que su mano penal aconteció por el ímpetu con el que la visita buscó los tres puntos hasta el último instante.
4- San Martín tiene banca. O mejor dicho, banco. Otra vez entraron bien los reemplazos, y dos de ellos tuvieron participación decisiva en el triunfo: Nicolás Moreno y Gonzalo Klusener. “Los que están entrando están ayudando mucho. ‘Chuny’ fue protagonista el partido pasado y nuevamente esta vez en la jugada del penal”, reconoció “Turbo” Rodríguez, justamente uno que tuvo que salir. Constreñido a tener pocos minutos en cancha, el veterano Klusener fue clave al ejecutar con solvencia un penal que a esa altura era un “fierro caliente”.
5- La cohesión grupal. El propio “Turbo” puso en palabras (“el grupo está fuerte”) aquello perceptible todo el tiempo en el hotel donde se alojó el plantel en Madryn. La camaradería está a la orden del día y no parece autoimpuesta, sino genuina. El sábado a la noche hubo festejo con torta de cumpleaños (especial, avalada por el nutricionista) para Gonzalo Bettini, y también televisión compartida en el lobby, mientras Boca y Talleres jugaban por la Copa Argentina. El domingo, atención paciente a hinchas que llegaron al hotel buscando un autógrafo o una foto (una niña de cinco años, Sasha, fue la más consentida), y cantos y golpes en el ómnibus camino a la cancha. Está claro que los resultados ayudan, pero el buen ambiente parece precederlos. Además, el regreso de Diarte y “Caco” García, dos futbolistas que ya saben lo que es vestir la camiseta “santa”, también sumó en ese sentido.
¿Cuál es el mensaje para los hinchas de cara a lo que viene? El presidente Rubén Moisello lo dejó en claro luego del tan festejado como merecido 1-0. “Le copio la frase a ‘Mostaza’ Merlo, vamos ‘paso a paso’. Apuntamos a terminar primeros; ese es nuestro primer objetivo. Y si eso se da quedará una final que hay que jugarla y ganarla”.
La cinta sobre la línea de llegada todavía está lejos, pero a la vista.