Carlos Duguech
Analista internacional
El día 10 de mayo, en la Asamblea General de Emergencia (AGE) de la ONU -convocada para tratar la incorporación de Palestina como miembro pleno- se lograron 143 votos favorables, nueve negativos y 25 abstenciones.
Esta elección -con tan significativa mayoría a favor del “Estado Palestino”- difiere absolutamente de aquella emblemática que gestó la Resolución 181 (II) del 29 de noviembre de 1947, de la “Partición”, ya que ubica a nuestro país en una posición ambivalente.
Las razones que en 1947 la Argentina expuso para su abstención a la hora de votar sobre la “Partición de Palestina” (la del mandato Británico) hallaban fundamento en que en nuestro país habitaban importantes inmigrantes de origen árabe y judío. Coherentemente con su posición de los orígenes (1947) la Argentina podía esta vez abstenerse pivotando en similares argumentos, como en aquel año fundacional, pero eligió el voto negativo.
La resolución producida en esta AGE está ligada a un proyecto que fuera patrocinado por más cuarenta países, entre ellos Chile, Brasil, Colombia, Perú, Sudáfrica, Kuwait, Arabia Saudita y China.
Veto anterior de EEUU
Estados Unidos había vetado en el Consejo de Seguridad (CS) el 18 de abril último el ingreso de Palestina como “Estado de Pleno Derecho”. Fue una propuesta de la Argelia, que por ese entonces ocupaba un puesto en el grupo rotativo de los 10 miembros no permanentes del CS.
“Es hora de que Palestina asuma su lugar legítimo, en el sitio que merecen en la comunidad”, tal el breve texto que se propuso a consideración del cuerpo. Pretendía que se modificara la situación de Palestina que aparece en los registros de la ONU como “mero observador” (al igual que lo es el Estado Vaticano).
¿Qué perseguía este proyecto?, vale preguntarse, ante las numerosas críticas desde fuentes israelíes que desconfían aseverando escenarios y situaciones improbables, a la luz de la razón y del derecho internacional. Finalmente, en el CS la propuesta en favor de Palestina como miembro pleno obtuvo muy valiosos 12 votos positivos y las abstenciones de Suiza y Gran Bretaña. Pero el voto en contra de los EEUU. En el CS un voto en contra de un miembro permanente (EEUU lo es) es suficiente para demoler cualquier resolución. Es el clásico “veto”, un arma demoledora que sólo se les ha asignado a los cinco miembros permanentes del CS de la ONU. ¿Desde cuándo? Desde que nació la organización internacional es un sistema antidemocrático, invariable, previsto desde hace 79 años en la Carta de la ONU, en su artículo 27 sobre “votación”.
La intervención en el debate en el CS del representante de Israel tuvo expresiones fuertes referidas al cuerpo en el que debatía al punto de afirmar que “El derecho internacional y la Carta de la ONU sólo es importante si se puede utilizar en contra de Israel”. El representante israelí se mostraba verdaderamente preocupado por la posibilidad de que en el CS se aprobara la propuesta de Argelia sobre la membresía plena de Palestina. Tan fuerte era su intervención hilvanando sus conceptos que los iba definiendo siempre como el “terrorismo palestino”. Sin discriminar entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y la fracción de Hamas que rige en Gaza. Llegó a pronosticar: “La ONU en su forma actual no tiene futuro. ¿A quién va a reconocer este Consejo si la ANP no tiene autoridad?
Casi naturalmente fluye como valor a entender -y propiciar- en el supuesto que se aprobara la membresía plena de Palestina que ésta se aplicaría a la ANP Hamas, un acrónimo en árabe que significa “Movimiento de Resistencia Islámica” gobierna la Franja de Gaza desde el 14 de junio de 2007.
A partir de esa conformación política el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmoud Abbas declaró el “estado de emergencia”. Y, consecuentemente, disolvió el Gobierno de concentración (incluía los territorios de Cisjordania y Franja de Gaza) y conformó un nuevo Gobierno excluyendo la participación de Hamas. Esto debería llevar tranquilidad a Israel. Marcaría, en esta singular situación de guerra, la de un estado en contra de una conformación- Hamas- devenida terrorista. Distintos, muy distintos objetivos de uno y otro. Los palestinos de Hamas persiguen “la desaparición de Israel”. Así, como suena y significa. Y construir en el territorio de la Palestina del mandato un estado islámico. Teocrático. Como el Irán de la revolución islámica.
La Palestina de los “dos estados, con Israel” y mediando fronteras reconocidas internacionalmente es la que detesta Netanyahu y la que propone el ex primer ministro y ex ministro de relaciones exteriores de Israel, Yair Lapid.
“Arafat”, otra vez
Muy recientemente el ex primer ministro Ehud Olmert (2006-2009) sorprendió a Israel (y al mundo) con un acuerdo suscrito con un sobrino del legendario Yasser Arafat (1929-2004) Nasser al-Qudwa el 17 de julio último. Se propusieron “trabajar juntos para promover el logro de la paz en Medio Oriente”. Mencionan “los dos estados” y establecen como fronteras las de 1967, como una base (la de antes de la “Guerra de los seis días” que Israel lanzó sorpresivamente el 5 de junio de ese año). Ya fue esta solución esbozada y propuesta a Mahmoud Abbas en 2008 (Olmert era primer ministro). Una idea que ya hace un tiempo formó parte de los fracasados intentos de acuerdo en Ginebra por prominentes personalidades no gubernamentales de Israel y Palestina. Este acuerdo Ehud Olmert-Nasser al Qudwa fue difundido por The Jerusalén Post. En una próxima columna se profundizará el análisis de esta significativa y sorprendente propuesta.
Y muy recientemente el ex primer ministro Ehud Olmert (2006-2009) en una entrevista en “France 24” expuso que los seis rehenes asesinados por sus captores en los últimos días son una responsabilidad de Netanyahu por su obsesión de continuar la guerra a todo costo, con una visión política y personal.
Mañana Asamblea 79
Naciones Unidas, próxima a cumplir 80 años, celebrará mañana martes la Asamblea General (AG) en su espléndido salón del complejo edilicio en Nueva York. Los presidentes, jefes de estado y dignatarios de los 193 países miembros tendrán la oportunidad de expresarse ante una asamblea de alta calificación y el lugar de mayor trascendencia internacional.
Cabe traer las palabras del Secretario General Antonio Gutérrez en ocasión de la apertura de las sesiones de la AG del 5 de setiembre de 2023.
Incursionó entonces en lo que ya es recurrente en los análisis que se hacen desde esta columna: “No hay más que ver el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el sistema de Bretton Woods. Reflejan las realidades políticas y económicas de 1945, cuando muchos países de esta Asamblea todavía estaban bajo dominación colonial. El mundo ha cambiado. Nuestras instituciones, no”.