Manuel Antín se ubicó siempre entre la letra y la imagen. El director, productor, guionista, docente falleció a los 98 años. Esa relación que él mismo admitió estuvo muy presente en su vínculo con el escritor Julio Cortázar (anoche la Televisión Pública proyectó el documental “Cortázar y Antín: Cartas iluminadas”, de Cinthia Rajschmir), todo un homenaje. En una entrevista con Infobae dijo: “El cine es literatura y la literatura es cine”.
Con su desaparición, el cine argentino pierde a un gran maestro de directores y apasionado cineasta. Fue hasta director del Incaa y fundador de la Universidad del Cine.
En su trayectoria, Antín dirigió y produjo múltiples largometrajes, entre los cuales se destacan “Don Segundo Sombra” (1969) y una trilogía de adaptaciones cinematográficas de la obra de Julio Cortázar: “La cifra impar” (1962), basada en el cuento “Cartas de mamá”; “Circe” (1964), a partir de la obra homónima; y el largometraje “Intimidad de los parques” (1965), que retoma “Continuidad de los parques” y “El ídolo de las cícladas”.
El gran director nacido en Las Palmas, Chaco, en 1926, deja tras de sí una producción notable -12 películas, dos novelas y cinco obras de teatro-, además de una labor incansable como docente, promotor y preservador del cine argentino. Así definía Antin su trabajo como realizador, en la presentación del ciclo homenaje realizado este año: “Algo de lo que he intentado mostrar en mi cine (...) es la posibilidad del espíritu humano de indagar sobre sí, sobre el otro y sobre ese desconcierto que es el mundo”. Su obra literaria, al igual que sus películas, abarcó diversas temáticas y estilos.
A lo largo de su vida, Antín fue aclamado por su capacidad para gestionar instituciones culturales y promover el talento joven.
Cuando se hizo cargo del Instituto Nacional de Cine, Antín (cuando asumió Raúl Alfonsín), lo primer que hizo fue disolver el Ente de Calificación Cinematográfica que, desde 1969, tenía el poder de censura del cine.