Ruptura y transgresión en una historia atrapante y perturbadora

Ruptura y transgresión en una historia atrapante y perturbadora

Personajes que merodean la marginalidad, la locura y el terror.

Reina Roffé.
08 Septiembre 2024

NOVELA

LA ROMPIENTE

REINA ROFFÉ

(Equidistancias - Buenos Aires)

“Las olas se acercan a la costa y, finalmente, rompen, a veces en forma espectacular”. Así define “la rompiente” el diccionario y así es esta novela de Reina Roffé, escrita en 1987 y felizmente reeditada en estos días por Equidistancias Ediciones.

Todo en la historia, en la estructura y la escritura es disruptivo , dramático y abismal. Todo es ruptura, transgresión.

La protagonista espera siempre en vano a la persona anhelada, deambula por los paisajes insondables de la soledad y del exilio, frecuenta mundos marginales, como el del juego. Vive con “un crítico” una intensa, ardiente y zigzagueante historia de amor, donde ambos terminan transitando la locura y el terror: les toca de cerca la “desaparición” de un amigo cercano ( “el profesor”) y la lógica paranoia va creciendo.

Casi siempre la protagonista rompe con todo, se va, se aleja, regresa y se vuelve a ir, recorre “los pasadizos de los laberintos”. El quiebre comienza en realidad consigo misma, con su propia identidad. “Cómo cansa ser uno mismo”, cita nuestra antiheroína.

La que no la espera en el aeropuerto, cuando ella viaja al exterior, y a la que ella llama reiteradas veces “esa vieja amistad o ese amor postergado” le había diagnosticado “anhedonia”. La autora nos aclara el término. “Enfermedad cuyos síntomas son infelicidad y no encontrar placer alguno en las cosas con las que otros disfrutan”.

De ese modo, varios de los personajes no tienen nombre -empezando por la protagonista- o son identificados como “el profesor”, “esa vieja amistad”, “el alumno”; tampoco la ciudad de su exilio (aunque Nueva York nos resulte inconfundible). “No había llegado a una ciudad, sino a un estado mental”, confiesa ella.

Lo real y lo imaginario

El libro despliega varias voces, está narrado en primera y segunda persona (usa el “usted”, como si fuese un alter ego u otro/a narrador/a), con constantes cambios de tiempos y de escenarios. Es así como construye un verdadero rompecabezas. Con las piezas que se van uniendo en la mente del lector, junto a las ambigüedades, enigmas e incertidumbres, va creando un suspenso y un “crescendo” que necesita ser desentrañado y que hace que el libro atrape y perturbe.

Reina Roffé, en su auto-ficción logra una prodigiosa amalgama de lo real, lo imaginario, el delirio de la fantasía, aunado con pedazos de su propia existencia.

Los cuestionamientos de la protagonista, su melancolía, su disconformidad en un mundo que no la entiende ni ella entiende me recordaron aquellos versos de Alejandra Pizarnik: “El horror de habitarme, de ser / -qué extraño- mi huésped, /mi pasajera, mi lugar de exilio”.

El personaje central de La Rompiente es una muchacha libre e independiente, con una suerte de coraje contrafóbico, que avanza en la conquista del instante, de intensidades, de experiencias, de la sensualidad, de la aventura, del peligro y de todo lo anticonvencional. Es, para los años ’70, época en que sucede la acción, toda una osadía.

Por eso la literatura de Roffé es una literatura de protesta que parte de la propia disconformidad con al mundo que la rodea, y con las dificultades de comprenderse a sí misma, (¿anhedonia?) de aceptar su propia personalidad y de buscar lo desconocido y lo lúbrico.

Las rompientes de la vida

La Rompiente es un libro moderno que parece haber sido escrito hoy, no hace 40 años. Habla de los cuestionamientos juveniles, de los años más trágicos de la historia del país (la dictadura militar), de algunos de los intelectuales que los de mi generación pueden reconocer, de las rompientes de la vida.

Hay un párrafo en la novela que, en verdad, sería la más sintética descripción de La Rompiente y que es la misma autora la que lo manifiesta: “Por aquí, la increíble historia de un grupo de marginados. Por allá, la aventura del lenguaje con sus flores y rasos. Acertó: la combinación (injerto) de recursos (engendros) redunda en la llamada literatura lúdica”.

Yo diría que el estilo literario de Reina Roffé, va más allá del juego experimental con el tiempo, el espacio y los cambios de voces. Hablo de la belleza de su escritura que -creo haberlo dicho ya- tiene como un carozo espiritual donde se esconde (al menos para mí) la más elevada forma de la literatura: la Poesía.

© LA GACETA

ALINA DIACONÚ

Perfil

Narradora y ensayista, Reina Roffé nació en Buenos Aires y vive en Madrid. Ganó las becas Fulbright y Antorchas, el máximo galardón en el concurso Pondal Ríos (por su primera novela, Llamado al Puf) y el Premio Internacional de Novela Corta de la Municipalidad de San Francisco por La rompiente (1987). Sus cuentos han sido recopilados en numerosas antologías europeas y estadounidenses. Parte de su obra fue traducida al alemán, italiano, francés e inglés. Entre sus ensayos, destaca la biografía Juan Rulfo. Las mañas del zorro, Conversaciones americanas y Voces íntimas.

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