La psicología detrás de tocarse la cara siempre: ¿por qué hay personas que no pueden parar de hacerlo?

La psicología detrás de tocarse la cara siempre: ¿por qué hay personas que no pueden parar de hacerlo?

Ya sea por una picazón en la nariz, un toque de labio, el reflexionar con la mano en la barbilla. Nos tocamos la cara continuamente pero ¿por qué sucede esto?

¿Por qué nos tocamos la cara constantemente? ¿Por qué nos tocamos la cara constantemente?
07 Septiembre 2024

Existen personas que constantemente se tocan la cara al dirigirse a otras, y aunque esto pueda pasar desapercibido, muchas veces puede inclusive resultar molesto. No se trata de un gesto accidental, ya que existen razones psicológicas por las cuales esa persona no puede sacarse las manos de la cara y, aunque no lo notemos, nosotros mismos también podemos ser víctimas de este constante accionar. 

Aunque parezca que el tocarse la cara solo podemos notarlo en las personas ajenas a nosotros mismos, resulta que este acto es repetido en una gran mayoría de la población y esto se debe a una necesidad del cerebro. Autotocarnos es una rutina que surge desde que somos muy pequeños, incluso desde que estamos en el vientre. El dedo en la boca cuando somos bebés, un abrazo a un oso de peluche y cuando estamos más grandes, entrelazar las manos es otra de las excusas que encontramos para mantener nuestras manos siempre cerca de nuestro cuerpo.

Las manos, una parte del cuerpo que nunca se queda quieta 

Las manos parecieran no poder librarse de las tareas continuas ya que estamos constantemente utilizándolas. Cuando estamos nerviosos, nuestras manos se vuelven el canal para expulsar la tensión, entrelazándose y desenvolviéndose constantemente. Cuando estamos aburridos, puede que estas tomen un objeto externo para aliviar el sentimiento. Así estas no paran de moverse y por lo general llevan la atención siempre al mismo lugar, nuestro rostro.

Puede que no nos hayamos dado cuenta y probablemente nuestra cabeza esté reposando en una mano, nos toquemos la barbilla para reflexionar sobre algo o golpeteemos nuestros cachetes en la espera de algún resultado. Nuestra cara es objeto de una constante atención por parte de nuestras manos, mientras que los fundamentos de este fenómeno se encuentran en una inesperada eficiencia económica.

El nervio facial envía señales mucho más rápidas a nuestro cerebro. El nervio facial envía señales mucho más rápidas a nuestro cerebro.

¿Por qué nos tocamos la cara constantemente? la respuesta de la psicología

El cuerpo tiene muchas terminaciones nerviosas que son útiles para autocalmarse, incluidas las que están en la punta de los dedos y que pueden sentirse con delicadeza y precisión. Pero, cuando se trata de pacificar el cerebro inmediatamente, cualquier nervio viejo o grupo de nervios simplemente no servirá. 

Por conveniencia y economía, incluso cuando se está ligeramente estresado, y para obtener el alivio más rápido, los nervios que estimulamos deben ser extremadamente sensibles y cercanos al cerebro para que las señales lleguen rápida y efectivamente. Afortunadamente, nuestras caras están ampliamente inervadas con nervios que pueden hacer precisamente eso.

Cuando tocamos nuestra cara, las señales llegan mucho más rápido al cerebro que en cualquier otra parte del cuerpo. Esto se debe al recorrido que hace el quinto trigémino y el séptimo nervio craneal, o nervio facial, que se disponen en todo nuestro rostro para ser unos de los lugares más sensibles al tacto de nuestro cuerpo, y que al instante pueden volvernos a un estado de equilibrio, con solo tocarnos la punta de la nariz o acariciarnos un poco las mejillas. 

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