Por Bruno Farano
06 Septiembre 2024
EL ARQUITECTO. Scaloni sigue reconstruyendo una selección argentina que ya ganó todo. El equipo no pierde el hambre de gloria.
Campeón del mundo, bicampeón de América, levantó la Finalissima, rompió uno y otro récord. Sin embargo parece no perder la ambición nunca, sigue adelante como si el próximo objetivo estaría ahí enfrente, bien cerca. Lo de la selección argentina de Lionel Scaloni es sencillamente fantástico.
Después de un proceso brillante, el equipo no pierde el hambre de gloria y ese es el punto más destacable. En todos procesos, cuando se comienzan tachar objetivos y se logra llegar a la cima, inevitable (o inconscientemente) la guardia comienza a bajar. Pero esta Selección no. Se consagró hace muy poco en la Copa de Estados Unidos y el Mundial aún le queda lejos en el horizonte. Pero va y va. Destruye rivales, se muestra voraz y agiganta su mito en cada presentación.
Con Scaloni al frente, la Selección tiene tan sólo dos derrotas más que títulos conseguidos. En 78 partidos al mando del equipo, el nacido en Pujato cosechó 56 triunfos, 16 empates y tan sólo seis caídas. En ese lapso, además, sumó cuatro coronas.
Según dicen los que caminan con frecuencia el predio de la AFA, el entrenador y su staff están siempre con la motivación a flor de piel. Y eso se traduce en la cancha.
Pero claro, solamente con el inflador anímico no alcanza. Acá son varias las claves de un proceso que tocó el cielo, pero que parece ir más allá; como queriendo llegar hasta otro planeta.
1- Siempre tiene un paso más para dar: aunque el proceso fue brillante, siempre aparecen nuevos retos por conseguir. Esa es la máxima del cuerpo técnico. "Acá nadie se puede relajar. Hay que mantener lo que venimos haciendo", dijo el DT antes del duelo contra Chile. "El equipo necesita que nadie baje la guardia, que haya un estímulo", agregó post goleada. Así, la nueva meta parece ser asegurar la clasificación al Mundial lo antes posible.
2- Hay cultura de equipo y liderazgo: Argentina tiene una cultura ganadora sólida y un liderazgo efectivo. En el cuerpo técnico y en los referentes el mensaje está claro; mantener el enfoque en la mejora constante. "Los chicos saben que todos son importantes y que deben estar al pie del cañón. Siempre se puede ser mejor y para eso necesitamos de todos". Scaloni resaltó ese punto.
3- La competencia interna está bien alta: El entrenador tiene a su disposición una competencia interna fuerte, en la que todos los jugadores luchan por un lugar. Da igual quien juegue, la estructura no se resiente en absoluto. "Cargamos el combustible a través de la competencia. Es un lema que tenemos y tiene que ser así. Acá hay muy buenos jugadores y todos tienen que competir", lanzó el DT.
4- Reciclaje de jugadores: ya sin Ángel Di María y con Lionel Messi en sus últimos años, el recambio será inevitable. Por eso comienzan a aparecer nuevos nombres en la convocatoria; jóvenes que llegan con hambre de gloria y que pueden amalgamarse bien con los referentes y con el proceso. El equilibrio entre juventud y experiencia es clave. Así, Alejandro Garnacho y Valentín Castellanos tuvieron minutos contra Chile y no desentonaron.
5- Hay mucha ambición personal: lo de Paulo Dybala contra Chile fue una clara muestra de ello. La "Joya" no fue parte del equipo que ganó la última Copa América. Sin embargo volvió con más ganas que nunca. Estuvo inquieto en el banco y mientras el calentamiento previo. Saltó al campo con mucho ímpetu, luchó, colaboró en la marca, metió un par de pases filtrados y cerró la noche con un golazo.
6- Gestión psicológica: El área que trabaja lo mental de este grupo también es clave. La mentalidad de "no conformarse" se cultiva y se refuerza de manera constante. Así, Argentina va por más en cada juego. "Este grupo está muy firme. Sabe lo que quiere y tiene muy en claro que a cada partido hay que jugarlo con todo", firmó Lisandro Martínez.
Así, la Selección luce cada vez más sólida y el horizonte parece despejado. "El fútbol es raro y muchas veces aparece algo que te devuelve a tu sitio. Hoy todo está bien y todo nos sale como queremos. Pero debemos estar preparados para cuando las cosas salgan mal. Ahí vamos a necesitar mostrar lo que somos", sentenció Scaloni, el arquitecto de un equipo que marcó una era y que no sacia su hambre por nada del mundo.
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