Psicólogos del sueño explican por qué nunca debemos posponer la alarma

Psicólogos del sueño explican por qué nunca debemos posponer la alarma

Reanudar el ciclo de sueño luego del primer aviso de la alarma puede ser perjudicial para nuestra salud.

¿Por qué no deberíamos posponer la alarma? ¿Por qué no deberíamos posponer la alarma?
04 Septiembre 2024

Esos maravillosos cinco o 10 minutos adicionales de sueño son aquellos que nos obligan cada mañana a apretar el botón de “posponer” luego de que suena la alarma. Y aunque esta rutina parezca inofensiva, los especialistas recomiendan disminuir su regularidad. 

Puede que una de las rutinas más extendidas de la mañana sea la de reclamarle al reloj unos minutos más de sueño. Y aunque parezca inofensivo, posponer la alarma puede resultar sumamente perjudicial para nuestra salud, tanto a nivel físico como psicológico. No solo la privación del sueño supone un perjuicio para nuestro bienestar, si no que el descanso interrumpido también puede, a largo plazo, aumentra la predisposición a enfermedades cardíacas, obesidad, trastornos neurodegenerativos e incluso depresión, mientras nuestra atención, juicio y emociones pueden verse afectadas en el tiempo más inmediato.

“Durante esos cinco u ocho minutos entre apretar el botón de posponer y el volver a sonar de la alarma, nuestro cerebro entra en un nuevo ciclo de sueño, lo que comúnmente es un sueño ligero”, destaca Azizi Seixas, profesora asociada de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Escuela Miller de Medicina de la Universidad de Miami. “No obstante, este momento fragmentado de sueño puede resultar problemático porque interrumpe con el ciclo natural de sueño, que lleva a la inercia del mismo, que es la sensación de desorientación que se experimenta luego de un descanso profundo”, expresa la especialista.

¿Por qué no deberíamos posponer la alarma según los especialistas?

Esta reanudación del sueño que ya ha sido interrumpido lleva a confundir a nuestro reloj biológico, lo que pronto supone consecuencias negativas para nuestro bienestar. Este proceso tiene efectos en nuestro cerebro, haciendo que sea más dificultoso estar alerta y despierto luego de que la alarma se encienda nuevamente, a la vez que puede impactar en nuestro desempeño cognitivo y nuestro estado de ánimo. 

“Para cuando la alarma suena la primera vez, nuestro cuerpo habrá entrado en la última parte del ciclo de sueño, que es cuando comenzamos a sentirnos más rejuvenecidos. Sin embargo, la interrupción repentina lleva a un mecanismo de ‘luchar o huir’, elevando la presión arterial y el ritmo cardíaco”, destaca Katherine Hall, psicóloga del sueño, sobre la rutina de continuar el ciclo de sueño luego de que este es interrumpido.

¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando posponemos la alarma? ¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando posponemos la alarma?

“Si las alarmas se repiten, esto provocará que nuestro cuerpo crea que es una amenaza real, llevando a nuestro cuerpo a elevar los niveles de cortisol, conocido como la hormona del estrés”, explica la especialista. Esta experiencia de tensión repetida en el tiempo puede llevar a consecuencias mayores debido a la constante disrupción del sueño. Así, de acuerdo a Hall, la acumulación de esta experiencia puede llevar a la sensación de fatiga, a una productividad reducida y el aumento en el riesgo de enfermedades crónicas como hipertensión y niveles altos de glucosa en sangre.  

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