Los electrodomésticos cumplen un rol fundamental en los hogares. Todos los días los usamos: prendemos lámparas y ni hablar de la heladera que está enchufada todo el tiempo. Sin embargo, hay un artefacto en particular que siempre debemos desenchufar después de usarlo.
Este pequeño aparato que parece inofensivo se encuentra en la mayoría de las cocinas de los argentinos y debe desenchufarse inmediatamente después de utilizarlo: la tostadora. Este electrodoméstico puede convertirse en un peligro si no se toman las precauciones necesarias.
La tostadora requiere una atención especial después de cada uso. Su diseño para soportar altas temperaturas, indispensable para tostar el pan, puede llevar a una falsa sensación de seguridad. Sin embargo, es precisamente esta capacidad para generar calor lo que la convierte en un riesgo potencial de incendio.
¿Cuál es el peligro de no desenchufar la tostadora después de usarla?
El principal peligro se encuentra en la acumulación de migas y restos de pan en la bandeja de la base de la tostadora. Si no se eliminan después de cada uso, pueden prenderse fuego debido al calor generado. Este riesgo aumenta si la tostadora permanece enchufada, ya que un encendido accidental o un fallo en el sistema eléctrico podría provocar un siniestro mayor.
Además, es común que las migas que quedan atrapadas en el interior del aparato larguen un olor a quemado, si esto pasa: no está funcionando bien. Ignorar esto y no realizar una limpieza de forma regular puede ser peligroso.
Para evitar los inconvenientes que pueda generar, expertos recomiendan desconectar la tostadora después de cada uso. Además, una limpieza regular es clave para evitar la acumulación de migas que puedan prenderse fuego.
¿Cuánta energía consume una tostadora?
Según las estimaciones de empresas de energía, una tostadora suele tener una potencia que oscila sobre los 1.000 W y emplea unos 3 minutos en tostar el pan.