El dato frío, estadístico, es que Franco Colapinto debutó en la F-1 con un 12° puesto. Que estuvo a dos de sumar puntos. Que hizo las 53 vueltas del Gran Premio de Italia en Monza a buen ritmo, ganando confianza y velocidad a medida que pasaban las vueltas. Que fue parte de una acertada estrategia por parte de Williams. Ahora vamos a lo más pasional, con un toque de subjetividad…
¡Qué carrera hiciste Franco!
Se preguntarán el porqué de la exclamación. Motivos hay, y de sobra.
Se sabe que era el primer Gran Premio de Colapinto en la máxima categoría del automovilismo mundial. Esto, traducido, es que el jovencito de 21 años llegó a este día con una mochila de inexperiencia, desconocimiento, falta de ambientación, ansiedad y, por qué no, también nervios. Pero se bancó todo. Hizo lo lógico y lo ilógico. Y superó ampliamente las expectativas que pusieron en él el equipo, su entorno y los fanáticos argentinos.
Largó bien desde el puesto 18, superando sin problemas la primera chicana, un lugar donde pueden terminar hasta los mejores sueños. Después se mantuvo en la pelea, en un día muy caluroso con temperaturas cercanas a los 40°. Y fue progresando en la pista a lomo de su muñeca conductiva, del infortunio de sus rivales y de la confiabilidad de su Williams.
Es cierto, a favor le jugó el hecho de haber conocido el circuito. Ahí ganó con la F-2 hace algunas semanas. Se trata de un trazado que le favorece por su bien conocido rótulo de piloto rápido y que toma riesgos. Un dato: en la última vuelta en Monza fue incluso más rápido que su compañero de equipo, Alex Albon, que terminó 9° sumando puntos para el equipo.
Siendo el piloto más joven de la grilla, Colapinto dio una muestra de carácter. Y le terminó por dar la razón, al menos en esta carrera, a la decisión de Williams de cortar al anodino estadounidense Logan Sargeant para darle un lugar.
Otra cuestión que es cierta es que los próximos grandes premios que le esperan a Franco serán en circuitos que él no conoce. Especial atención a la próxima fecha, en Bakú (Azerbaiyán), el domingo 15 de septiembre. Es una mezcla de circuito ancho, abierto, estrecho y revirado. En él, cualquier error se paga caro, dado su perfil urbanístico y la presencia de muros.
“Estoy digiriendo lo que pasó. Me duele todo el cuerpo, pero estoy muy feliz por la buena carrera, por el ritmo. Es un momento que no se te va olvidar. No había hecho más de ocho vueltas en una carrera, y me ayudaron mucho desde el equipo. Sabía que Monza me iba a ayudar porque lo conozco”, dijo Colapinto cuando la adrenalina de la carrera recién empezaba a bajar.
En las palabras del bonaerense asoma la humildad, la gratitud y una sensación de estar en las nubes, compitiendo en un Mundial. Y miren que hay que tener personalidad para sentirse así y sustraerse del hecho de que hizo historia para el automovilismo argentino.