Los cardiólogos intervencionistas vienen hablando de este problema hace varios meses. Le llaman la “tormenta perfecta” a la crisis que atraviesa el sector por el aumento exponencial de los costos de los insumos, los honorarios bajos que cobran y la fuga de médicos especialistas. Esta semana, en protesta por la falta de respuestas, durante 48 horas suspendieron la colocación de stents y las angioplastias programadas en el sector privado. Y la situación podría agravarse en el futuro, según advierten.
El miércoles y el jueves pasado, los médicos de todo el país, reunidos en el Colegio Argentino de Cardiólogos Intervencionistas (CACI), solo atendieron las guardias de urgencias para salvar a los pacientes graves. No se realizaron prácticas programadas en reclamo por la situación económica que atraviesan.
De acuerdo con información del Registro Nacional de Procedimientos, que administra el CACI, se estima que en la Argentina se hacen cerca de 250.000 prácticas por cateterismo cada año. El 50% de esos procedimientos son intervenciones de diagnóstico coronario (angiografías), mientras que el 30% son angioplastias e implantes valvulares para tratar los problemas coronarios. El 20% restante son prácticas en los miembros inferiores para resolver obstrucciones arteriales y venosas, junto con procedimientos para eliminar oclusiones de las arterias carótidas, hepáticas y renales.
Ese registro también expone que se realizan entre 70.000 y 75.000 angioplastias, que demandan, en promedio, el uso de entre 1,4 y 1,6 stents por intervención. A partir de estos datos, es que el CACI estima que por año se colocan cerca de 110.000 stents coronarios en el país.
¿Por qué estas prácticas, que salvan miles de vidas cada año, están en riesgo? La “tormenta perfecta” de la que hablan los cardiólogos es producto principalmente del deterioro inflacionario y el impacto que esto tuvo en el aumento exponencial de los costos para realizar las prácticas médicas, explica Arturo Fernández Murga, cardioangiólogo intervencionista.
Se trata de un inconveniente económico y también administrativo: “las instituciones cobramos lo que se denomina ‘módulo’ por estas prácticas; el módulo incluye internación, descartables, los insumos que se usan para el cateterismo (hay obras sociales y prepagas que sí cubren el stent, y otras que no) y los honorarios”. “Los insumos que se usan para la especialidad son muy costosos; subieron muchísimo con la devaluación y quedaron desfasados en relación a lo que hoy pagan obras sociales y prepagas”, detalló.
Para tener una idea, calculó que los insumos subieron alrededor del 600% o el 700% en el último año. Y como los módulos no aumentaron a ese mismo ritmo, se terminaron resintiendo principalmente los honorarios de los médicos. Ya casi ningún profesional puede cobrar lo que realmente debería. En algunos casos, incluso los honorarios son inexistentes. La situación está provocando que cada vez más médicos especialistas opten por irse del país. “Se van a Chile, Uruguay o Brasil, donde ganan hasta cuatro veces más que acá”, señaló, y aclaró que un médico que se dedica a la hemodinamia llega a dedicar hasta 20 años de si vida en su preparación.
El médico Luis Aguinaga, ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología, señaló: “los honorarios médicos han quedado muy atrasados respecto a la inflación y la suba de precios de insumos”. Según dijo, la Argentina es uno de los lugares donde menos se les paga a los médicos por cardiología intervencionista. Es casi un tercio o un cuarto en comparación con otros países de Latinoamérica.
Más problemas
Fernández Murga -quien fue presidente de CACI y de la Sociedad de Cardiología de Tucumán- remarcó que otro inconveniente: la crisis provocó que tanto las obras sociales y prepagas dilaten cada vez más la entrega de los materiales e insumos requeridos por los profesionales, lo que somete a los pacientes a un riesgo mayor por la dilación temporal de su tratamiento o los obliga a estar internados durante mucho tiempo.
Asimismo, la especialidad requiere una constante inversión en mantenimiento y compra de equipos llamados angiógrafos, los cuales son muy costosos.
Hasta el momento, las obras sociales y los sectores involucrados no dieron respuesta a los pedidos de los cardiólogos, según remarcaron. Tampoco el Gobierno quiso intervenir con el argumento de que se trata de un problema que debe resolverse entre privados, detallaron.
En el comunicado que difundieron los cardiólogos intervencionistas advierten que de no haber una respuesta a los reclamos, la medida de fuerza se incrementará, e incluso adelantaron que se llegará a un punto en que la actividad podría desaparecer, algo más que preocupante en un país donde los males cardiológicos son la principal causa de muerte.
Fernández Murga puntualizó cuáles son los planteos que se hicieron: se pidió que los honorarios de los médicos se actualicen y se paguen por fuera del módulo, y que los descartables sean provistos por la obra social o prepaga. “Hay cada vez más malestar y médicos que deciden irse. Está en riesgo la especialidad”, concluyó.