La nueva disposición del sentido de las calles San Lorenzo y Crisóstomo Álvarez viene generando diversas reacciones y consecuencias al movimiento, en el sur de la capital. Por una parte está la nueva circulación y la adaptación de los conductores, vecinos y transeúntes a la modificación y, por otro, el estacionamiento en esas calles y algunas de sus aledañas.
En el primer apartado, ayer pudo verse algo más de orden respecto de lo que había sido el viernes, el día del debut oficial del cambio de sentido. “Lo veo más tranquilo que el viernes y con menos tráfico. Por supuesto, la gente se confunde, pero es hasta que se adapten”, aseguró Fernanda Montero (23 años), una oficial de la Policía apostada en la esquina de Jujuy y Crisóstomo. Lucas Abraham (30), playero de la estación de servicio en esa misma esquina, tampoco tuvo quejas en la mitad de la mañana de ayer. “Por ahora lo veo bien. Las mañanas son más tranquilas y por las tardes tenemos más clientes. Es al revés de lo que venía siendo”, explicó. Ahora, según él, la gente que vuelve a Yerba Buena por ejemplo, carga nafta por la tarde y vuelve a su casa.
“Por mí mejor, está mucho más tranquilo”, aseguró Miguel Horacio Gómez, (64) un vendedor ambulante de la zona, también por Crisóstomo. “Yo veo a la cuadra más tranquila, ya no pasan tantos colectivos”, coincidió Carolina, antes de entrar a un edificio de esa misma calle al 1000. Eso sí: primer tuvo que encontrar la nueva ubicación del container de basura, que cambió su lugar debido a la modificación del sentido de las calles.
“Va a costar hasta que se adapten todos al cambio”, advirtió Benjamín Nieva, secretario de Transporte y Movilidad Urbana.
Estacionar, otra historia
Si bien todo parecía más tranquilo por Crisóstomo, por calle San Lorenzo y Las Piedras todo era un poco más caótico. No solo por los colectivos que ahora sí transitan por la primera, sino por el otro tema central que acarrea esta decisión: la prohibición de estacionar en esas tres calles.
A pesar de esa reciente implementación por parte de la Municipalidad capitalina, muchos conductores continúan desobedeciendo la normativa. No solo eso: la situación se agrava con la falta de controles por parte de las autoridades, lo que también genera caos vehicular y confusión entre los usuarios del transporte público.
En un recorrido realizado ayer, se pudo constatar que muchos conductores estacionan sus vehículos allí a pesar de la prohibición. Uno de los puntos críticos es Las Piedras (no tanto en Crisóstomo donde sí se respetó). Allí se observó una significativa cantidad de vehículos detenidos, algunos con balizas encendidas, mientras sus conductores hacían trámites.
“Veo que está más fluido el tránsito por San Lorenzo y Crisóstomo, pero en Las Piedras aún hay problemas con autos estacionados”, comentó Gustavo, un conductor que esperaba a su hijo.
Otro de los testimonios recogidos fue el de Noelia, una conductora que admitió estar consciente de la prohibición, pero que decidió dejar su auto “por unos minutos” para realizar unas diligencias rápidas. Este comportamiento, se pudo observar, es recurrente entre los automovilistas, quienes justifican su infracción alegando que solo estarán unos minutos, lo que afecta negativamente la fluidez del tránsito, especialmente en horas pico.
La falta de presencia policial o de inspectores de tránsito es otro factor que contribuye a la desobediencia de esta normativa. Durante el recorrido que hizo LA GACETA por Las Piedras al 500, no se observó ningún control por parte de las autoridades, a pesar de la promesa municipal de intensificar la vigilancia y reforzar la campaña de concientización. Sí los había en Crisóstomo al 800. “Estamos controlando y multando a los autos que se estacionan. Tratamos de limpiar esas calles”, señaló Nieva.
Los autos estacionados no solo generan problemas de tráfico, sino también inconvenientes para los usuarios del transporte público, quienes se ven obligados a adivinar las paradas de colectivo o a enfrentarse con ómnibus que deben detenerse en medio de la calle por la obstrucción de los vehículos mal estacionados.