Los problemas cardíacos suponen un riesgo para este complejo sistema como para también las demás estructuras de nuestro organismo. Así es que, de acuerdo a una reciente investigación, una afección en el corazón puede aumentar los riesgos de padecer trastornos a nivel cerebral, como es el caso de la demencia.
La demencia implica un deterioro grave de la capacidad mental. Esta afección no solo deprime funciones como la memoria sino que también implica la disminución de la posibilidad de pensar, razonar y recordar. Esta es provocada por la muerte de las células nerviosas que tiene sus orígenes en diversos factores de riesgo.
La afección cardíaca que aumenta en un 42% el riesgo de padecer demencia
Entre aquellos disparadores del Alzheimer y la demencia se encuentra una amplia lista en la que se detallan la pérdida de audición sin tratamiento o factores externos como el humo, ya sea de tabaco o incluso proveniente de incendios. Mientras que los síntomas son amplios y abarcan la pérdida de la memoria, la confusión y la dificultad para resolver problemas.
Sin embargo, entre los factores que aumentan los riesgos, también se relacionan afecciones propias de otros sistemas del organismo, de acuerdo a una reciente investigación. Este es un padecimiento cardíaco presente en el 50% de hombres de la población y el 44% de mujeres, ese es el caso de la hipertensión.
Los niveles de presión sanguínea elevados han demostrado ser factores con una amplia incidencia en el desarrollo de trastornos a nivel cerebral, de acuerdo a un estudio realizado en 2024 y publicado en la revista médica Neurology. En este estudio se analizaron 31,250 participantes de todo el mundo, de una edad promedio de 72, donde los resultados fueron categóricos.
¿Por qué la hipertensión aumenta el riesgo de padecer demencia?
Este estudio demostró que las personas que padecían de presión alta sin haber recibido un tratamiento manifestaban un 36% de riesgo mayor de sufrir mal de Alzheimer que aquellos que no experimentaban esta condición, así como un riesgo 42% mayor que aquellos con presión alta que recibían tratamiento.
Los fundamentos sobre esta conexión resuelta en las investigaciones entre la hipertensión y la demencia no son claros, sin embargo los estudiosos han revelado algunas conjeturas. La teoría más aceptada detalla que la presión en niveles elevados puede dañar los vasos sanguíneos del cerebro, lo que a su vez puede afectar las habilidades a nivel cognitivo como pensar y recordar.