Mucho de los conceptos que tocamos necesitan de dos pinzas para volver a tocarlos si es que le sumamos el factor de la pobreza. Pocos ancianos podrán alcanzar ese nivel de alegría, desarrollo social e hiperactividad. “Está claro que alguien pobre va a tener mucha menos capacidad para llegar a la vejez en buena forma. Uno de los fenómenos que protege el cerebro vejez sana es la educación. Para eso necesitamos proteínas y bienes para el ser humano. Los países más pobres tienen viejos de 50 años. La expectativa de vida está muy limitada. Evidentemente la pobreza está totalmente ligada al concepto de la vejez”, avisa la gerontóloga Aurora Rueda.
La socialización, por ejemplo, es uno de los factores más importantes que registra el cerebro. Y dentro de la pobreza las posibilidades de contacto con el otro son muy reducidas. “La pobreza impide desarrollar la vejez en plenitud. Una persona con educación, cultura e independencia económica tiende a socializar mucho más, tiene esa ventaja”, explica.
“En situaciones como las de nuestro país, donde el 67% de los niños son pobres, ¿cuántos ancianos pobres hay? Obviamente muchísimos. En este siglo evaluamos a la vejez como algo potente y con proyección, pero es necesario aclarar que es así para los que pueden”, cierra.