La misa de hoy: Palabra de Vida Eterna

La misa de hoy: Palabra de Vida Eterna

Presbítero Marcelo Barrionuevo.

Hace 8 Hs

En este domingo, último de agosto, finalizamos la lectura del capítulo 6 del Evangelio según san Juan. Jesús aprovechó el milagro de la multiplicación de los panes y los peces para dar de comer a una multitud de personas que lo seguían, y expuso el contenido del misterio eucarístico. Aclaró que él era el verdadero pan bajado del cielo para dar vida a la humanidad, necesitada de redención. En la Última Cena dará a comer su cuerpo sacramentado como pan de vida y a beber su sangre que se derramará en la cruz como bebida de salvación. La Eucaristía es fuente de vida eterna.

En el día de hoy se comprueba lo duro que resultó el mensaje del Señor, al que estaban dispuestos a levantar a lo más alto. Sin embargo, su predicación desilusionó a la multitud que lo buscaba por tierra y mar y hasta muchos de los que se consideraban sus discípulos se echaron atrás.

Pero Jesús siguió adelante: el Hijo de Dios, hecho verdaderamente hombre, subirá adonde estaba antes. Mientras tanto, se les invitaba a recibir sus palabras que contienen espíritu y vida. La crudeza del mensaje alejó de él a muchos, sin descontar a discípulos hasta entonces. Tanto fue así, que Jesús dirigió una pregunta a los Doce: “¿También vosotros queréis marcharos?”. Quien hasta entonces se veía rodeado de multitudes le quedaban ante sí unos pocos.

No resulta difícil imaginar la escena y hasta el tono con que el Señor formuló su pregunta. Es el interrogante de Jesús que se repite a lo largo de la civilización cristiana, todavía en la actualidad. Se ha de aceptar que son millones los cristianos a quienes les resulta dura la plena enseñanza del Maestro. Pero él jamás la rebajó. Mostró, por el contrario, que es la única que lleva a la gloria de la resurrección.

Simón Pedro mostró cuál ha de ser nuestra respuesta: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.

Las palabras de vida eterna se resumen en el amor, en reciprocidad al que Dios nos tiene y en el que tenemos por modelo a Jesucristo. San Pablo lo aplica en el fragmento de la carta a los Efesios a los esposos entre sí y elige modelo el amor que Cristo profesa a su Iglesia.

Fuente: P Vito Gómez

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